Ni Fidel y Cuba, ni Chávez y Venezuela, ni los huracanes ni siquiera Obama han acaparado los titulares de todos los medios de comunicación de Miami sin importar el género ni la forma de transmisión.
Los pecados de la carne del sacerdote Alberto Cutié no han dejado indiferente a nadie en esta parte de los Estados Unidos. Pero tampoco al resto de Latinoamérica . Al bueno del padre Alberto le han pillado unos 'desaprensivos' fotógrafos de la revista TV Notas retozando en la playa con una hermosa hembra latina. El sacerdote pardillo tiene doble pecado porque es un clérigo que se mueve en los medios de comunicación con una gran soltura. En las fotos se le ve metiendo la mano de su acompañante en la parte de debajo de su biquini en una concurrida playa de Miami. Minutos antes o después puede que hubiera escrito con los mismos dedos juguetones su columna del Miami Herald o que hubiera señalado inquisitorialmente a los telespectadores de algunos de los programas de televisión en que participa. Porque su atractiva imagen al más puro estilo Richard Chamberlain en El Pájaro Espino esconde -para más INRI- el pensamiento de un cura conservador. Sus pensamientos no estaban precisamente en sintonía con la Teología de la Liberación o de otras tendencias modernas en los aspectos sociales de la Iglesia Católica. El bello padre Alberto se presentaba como un cura de los de toda la vida aunque en alguna ocasión se había quejado de la dureza del celibato. Ahora ya hemos descubierto el porqué.