Julio de 1936. El ejército se subleva en Marruecos levantándose en armas. Varios generales como Sanjurjo, Emilio Mola o Francisco Franco entre otros, tras haberlo planeado todo, se ponen a la cabeza del golpe.
En Cádiz, el apoyo de José López Pinto Berizo y Enrique Varela Iglesias es crucial. En poco tiempo el levantamiento triunfa y aunque el Gobierno de Casares Quiroga desmintiera lo ocurrido, lo cierto es que Queipo de Llano, jefe de la división militar en Sevilla, ya anuncia la rendición de esta ciudad por la radio. Esa misma tarde se declaraba el Estado de Guerra en Cádiz y en toda la provincia.
El General Varela, que como medida de seguridad fue confinado por parte de la Gobernación civil ante los rumores del levantamiento del ejército en Marruecos, tras ser liberado marcha con tropas de infantería hacia el edificio de la Gobernación para pedir al Gobernador que se adhiriera a la causa, pero ante la negativa de éste, ordena a la soldadesca disparar contra la fachada del edificio. Este asedio, dura hasta altas horas de la madrugada. El caos está servido y comienzan los asaltos a las diferentes tiendas y comercios de la ciudad. Tiros y más tiros desde las azoteas de las casas donde se escondían los francotiradores, sobre todo en los barrios obreros de La Viña y Santa María, lo que origina numerosos registros domiciliarios y detenciones. La gente aterrada se encierran y se ocultan en sus casas. El ambiente es de inseguridad y miedo a salir a la calle. Pronto son reemplazados de sus cargos los funcionarios y demás trabajadores que habían sido nombrados de forma legal siendo sustituidos por personas escogidas "a dedo" afines al alzamiento.
El General Varela, que como medida de seguridad fue confinado por parte de la Gobernación civil ante los rumores del levantamiento del ejército en Marruecos, tras ser liberado marcha con tropas de infantería hacia el edificio de la Gobernación para pedir al Gobernador que se adhiriera a la causa, pero ante la negativa de éste, ordena a la soldadesca disparar contra la fachada del edificio. Este asedio, dura hasta altas horas de la madrugada. El caos está servido y comienzan los asaltos a las diferentes tiendas y comercios de la ciudad. Tiros y más tiros desde las azoteas de las casas donde se escondían los francotiradores, sobre todo en los barrios obreros de La Viña y Santa María, lo que origina numerosos registros domiciliarios y detenciones. La gente aterrada se encierran y se ocultan en sus casas. El ambiente es de inseguridad y miedo a salir a la calle. Pronto son reemplazados de sus cargos los funcionarios y demás trabajadores que habían sido nombrados de forma legal siendo sustituidos por personas escogidas "a dedo" afines al alzamiento.
El día 19, se produce el desembarco del destructor Churruca incrementándose de esta manera los efectivos y forzando la rendición del Gobierno Civil. Al igual que tantos otros, los dirigentes gubernamentales como el Gobernador Mariano Zapico, Francisco Cossi Ochoa o el Alcalde de Cádiz, Manuel de la Pinta Leal, son fusilados siendo luego enterrados en el cementerio de San José. Ramón de Carranza, se hace con la Alcaldía y con la Gobernación civil de la ciudad. El Casino Gaditano es tomado por los sublevados y usado como centro logístico. Se prohibe el Carnaval mediante un bando, se organiza a los falangistas y a los voluntarios partidarios del golpe, se reponen los crucifijos en las escuelas, se cambian nombres de calles y plazas siendo rebautizadas como "Plaza del General Varela" o "Avenida López Pinto" y se vuelve a colocar la bandera bicolor. Miembros y trabajadores de organizaciones sindicales así como los sospechosos de tener ideas contrarias a los sublevados son inmediatamente identificados y detenidos.
En Chiclana, la represión es idéntica a la capital de la provincia. Lejos de los frentes de batalla, al día siguiente, el 20 de julio , entran en la ciudad y sin resistencia, las tropas fascistas. Muchos hijos de este pueblo, son perseguidos, encarcelados, torturados, despojados de sus derechos y de sus bienes, y al igual que sus familiares represaliados, y cuando no, fusilados y hechos desaparecer y aún permanecen enterrados en fosas anónimas. Así habrá de confirmarse, lo que en un futuro no tendrían reparos en ocultar:
La instrucción reservada nº 1, firmada en Madrid el 25 de mayo de 1936, dirigida a los futuros jefes del pronunciamiento decía: “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no adictos al Movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas”. Una vez iniciada la revuelta en Pamplona, Mola insiste: es necesario propagar una atmósfera de terror.
La instrucción reservada nº 1, firmada en Madrid el 25 de mayo de 1936, dirigida a los futuros jefes del pronunciamiento decía: “Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no adictos al Movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas”. Una vez iniciada la revuelta en Pamplona, Mola insiste: es necesario propagar una atmósfera de terror.
La Confederación Nacional del Trabajo, quiere rendir homenaje a la memoria de nuestros compañeros y a quiénes, independientemente de sus ideas en tan trágicos momentos les acompañaron, sufriendo igual suerte. Hombres y mujeres que por defender la libertad y un mundo nuevo fueron ejecutados, quedando abandonados durante décadas en un rincón olvidado de la historia, por imposición de sus verdugos. Es por ello, que desde EL MILICIANO, les rendimos nuestro más sentido homenaje, recordándolos y luchando por lo que ellos murieron.
Salud compañeros. Que la tierra os sea leve.
Anarcosindicalismo y revolución social.
Viva la CNT-AIT
Anarcosindicalismo y revolución social.
Viva la CNT-AIT