domingo, 29 de noviembre de 2009

Nuestros documentos


La toma de la posición de Santa Quiteria
Informe urgente al Comisario General de Guerra

Es de absoluta necesidad tomar medidas rápidamente después de lo ocurrido ayer en la toma de Santa Quiteria (Sector de Tardienta), gravísimo a juicio de este Comisario, por lo que lógica y necesariamente ha de reflejarse en la moral de nuestras fuerzas.

En operación admirable, se había iniciado la toma de Santa Quiteria, fortificada y artillada extraordinariamente por los facciosos, que percatados del gran valor estratégico de esta posición y en el espacio de varios meses, se dedicaron a hacerla casi inexpugnable.

Se desarrollaba la operación victoriosamente, hasta el punto de haber caído en nuestro poder la famosa ermita que da nombre al cerro, así como abundante material de guerra (cañones, ametralladoras, fusiles y prisioneros).

Ya casi finalizada la operación, dispuestos nuestros hombres a consolidar y fortificar nuestras nuevas líneas, la aviación facciosa hizo su aparición. Un reducido número de aparatos, cazas casi todos ellos, se colocó encima de nuestras fuerzas, a las que ametralló terriblemente por espacio de más de TRES HORAS. Bajas y más bajas, hasta sobrepasar con mucho el millar.

A las llamadas apremiantes de las fuerzas leales en acción no se respondió con el envío de nuestros aparatos. Impunemente la aviación enemiga deshizo nuestro núcleo atacante que, sin defensa, cayó bajo el fuego de las ametralladoras de los cazas enemigos, sin dejarnos un solo hombre.

Entre el millar muy corrido de víctimas han muerto dos de los mejores hombres de la División “Luis Jubert”, Manuel Martínez y Antonio Izquierdo, Comisario Político el primero y Teniente de Artillería el segundo, que mandaban las fuerzas que de esta División había desplazado a ese Sector en refuerzo de las que operaban por la parte de Tardienta-Huesca, precisamente para la operación sobre “Santa Quiteria”, que se realizó brillantísimamente con inigualable arrojo y con el final trágico que tengo el gran dolor de dar cuenta a ese Comisariado General.

Más de un millar de bajas, más la pérdida de las posiciones tan difícil y magníficamente conquistadas, debido a la impunidad con que pudo desenvolverse la aviación enemiga.

Ni un solo aparato leal se le opuso. Fueron inútiles todas las apelaciones hechas para que acudiesen nuestros cazas, que a las cinco de la tarde, hora en que la aviación facciosa nos hacía esa horrorosa carnicería, evolucionaban sobre nuestra retaguardia, mientras por espacio de más de tres horas eran ametrallados nuestros hombres, deshechas materialmente nuestras columnas.

Preveo consecuencias gravísimas, que entiendo tengo obligación de advertir al Comisariado General. Lo sucedido ha indignado justamente hasta el máximo a las Divisiones “Luis Jubert”, “Durruti” y “Ascaso”, que sospechan en esto maniobras de tipo político contra ellas. Y además, la desmoralización de nuestras fuerzas ante el golpe durísimo recibido y ante el abandono por parte de nuestra aviación.

He estado en contacto con los jefes de la División “Luis Jubert” y están francamente indignados y consternados a la vez, y me temo la adopción por su parte de medidas extremas que redundarían en consecuencias graves.

Entiendo es apremiante la toma de disposiciones, en relación con nuestra aviación, de manera urgente, para salir del paso de la gravedad que las reseñadas circunstancias han producido y pueden seguir produciendo.

Esta noche se reunen los jefes de las Divisiones “Luis Jubert”, “Durruti” y “Ascaso”. Sospecho que de esta reunión pueda derivarse consecuencias graves en perjuicio de los frentes de guerra.

Siempre atento a cuanto pueda suceder, seguiré informando al respecto.


Caspe, 14 de Abril de 1937.
El Comisario Inspector de Guerra.
R. García Melero. (Rubricado).