El nuevo presidente de Seat se presenta como la nueva avanzadilla antisocial. Ha conseguido con el beneplácito de los "sindicatos" colaboracionistas en Seat, una nueva modalidad de despido: el despido por bajo rendimiento, despido a la carta, patada en el culo, garrote vil de los despidos.
Tras las nefastas declaraciones de J.Muir nada más llegar a Seat de que “echaré a los que no remen” al final ha cumplido su amenaza. 290 trabajadores y trabajadoras de Seat han sido despedidos sin ton ni son. Una lista elaborada desde finales del pasado año, y donde la gran mayoría de afectados son trabajadores de convenio indirectos y de producción.
Mientras, los "sindicatos" UGT,CCOO y el "anarco" CGT, que habiendo sido informados a finales del pasado año, no se pusieron manos a la obra para movilizar a los trabajadores frente al despido en masa. Sin embargo, una ola de solidaridad en las factorías de Zona Franca y El Prat (Gearbox) desbordó a las "direcciones sindicales" dormidas.
Barricadas, cortes de carretera, piquetes en las entradas de la fabrica, paro total de la producción en las tres fábricas, solidaridad con los despedidos, fue la tónica general de una semana donde los trabajadores de Seat volvieron a ocupar la fábrica como antiguamente bajo la dictadura.
Los tres "sindicatos" con presencia en el Comité de empresa intercentros, se pusieron a la cabeza pero no para extender la movilización hacia todos los sectores de la plantilla, ni con el objetivo de conquistar la readmisión de todos y todas, independientemente de que hubieran bajo coacción firmado o no la carta de despido, ni con el objetivo de rechazar el despido a la carta por rendimiento, ni con el objetivo de repartir el empleo, en estos momentos de crisis.
Al final, el acuerdo negociado por los tres "sindicatos" rescata el “acuerdo” de despidos del 2005, reingresos hipotéticos a un año vistas con indemnización. Con una nueva aberración adicional: los reingresos deberán pasar un cursillo realizado por una empresa exterior y validado por Seat, quien debe emitir “certificado de competencia”. Es decir, que quien no pase el cursillo puede quedarse en la calle. Para este viaje no hacia falta alforjas.
Tras la lucha de los trabajadores, las declaraciones de la empresa de que los tres "sindicatos" estaban informados de antemano, y de J. Muir (nuevo presidente mercenario de Seat) de que si los trabajadores no hubieran parado no se hubieran visto forzados a negociar y de que éstos le han aceptado el bajo rendimiento, lo cual ha sido incluso manifestado por los tres "sindicatos" en un comunicado conjunto: “El Sistema de evaluación del rendimiento que surgirá de este acuerdo, es un reconocimiento del déficit que existe en Seat en este terreno” (2-02-2010). No dejan de ser declaraciones que a más de un trabajador nos pone los pelos de punta. Cuenta de ello es que los trabajadores que no firmaron el despido y que van a ser readmitidos deben someterse a un proceso de evaluación del rendimiento.
Es inadmisible que ante la crisis, con 4,5 millones de parados, se permita sin ton ni son que se despidan a trabajadores para contratar a otros con salarios más bajos y que además se quiera implantar un nuevo sistema de “evaluación” del rendimiento, de despido ilegal encubierto. Ya lo manifiesta la empresa en un comunicado “acuerdo histórico de renovación de plantillas”, lo histórico no lo dice por las movilizaciones, sino por la aceptación ipso facto del bajo rendimiento como “nueva” filosofía para el despido.
UGT y CCOO, a los que en esta ocasión han sido acompañados otra vez por el "libertario" CGT, a pesar de las luchas de los trabajadores se han entregado una vez más a Seat y a la multinacional Volkswagen. Es necesario recordar de que en tiempos de crisis no son buenos los acuerdos de este tipo, y que las movilizaciones y la solidaridad de los trabajadores debe de servir para conquistar reivindicaciones básicas como la readmisión de todos los despedidos sin distinción, sin tener que pasar por la humillación de un cursillo o una prueba de rendimiento, repartir el trabajo con la jubilación anticipada digna y voluntaria, además de reducir la jornada hacia las 35 o 30 horas semanales. Eso es sindicalismo, lo demás solo es entrega total y absoluta a los intereses del capital.
Frase para la posterioridad:"…creo que podemos mejorar la metodología y el proceso para evaluar el rendimiento de todos los empleados. Y ése es el principio que hemos acordado con los "sindicatos" (CC OO, UGT y CGT)…" (Entrevista a J. Muir en El Pais, 31/01/2010).
Tras las nefastas declaraciones de J.Muir nada más llegar a Seat de que “echaré a los que no remen” al final ha cumplido su amenaza. 290 trabajadores y trabajadoras de Seat han sido despedidos sin ton ni son. Una lista elaborada desde finales del pasado año, y donde la gran mayoría de afectados son trabajadores de convenio indirectos y de producción.
Mientras, los "sindicatos" UGT,CCOO y el "anarco" CGT, que habiendo sido informados a finales del pasado año, no se pusieron manos a la obra para movilizar a los trabajadores frente al despido en masa. Sin embargo, una ola de solidaridad en las factorías de Zona Franca y El Prat (Gearbox) desbordó a las "direcciones sindicales" dormidas.
Barricadas, cortes de carretera, piquetes en las entradas de la fabrica, paro total de la producción en las tres fábricas, solidaridad con los despedidos, fue la tónica general de una semana donde los trabajadores de Seat volvieron a ocupar la fábrica como antiguamente bajo la dictadura.
Los tres "sindicatos" con presencia en el Comité de empresa intercentros, se pusieron a la cabeza pero no para extender la movilización hacia todos los sectores de la plantilla, ni con el objetivo de conquistar la readmisión de todos y todas, independientemente de que hubieran bajo coacción firmado o no la carta de despido, ni con el objetivo de rechazar el despido a la carta por rendimiento, ni con el objetivo de repartir el empleo, en estos momentos de crisis.
Al final, el acuerdo negociado por los tres "sindicatos" rescata el “acuerdo” de despidos del 2005, reingresos hipotéticos a un año vistas con indemnización. Con una nueva aberración adicional: los reingresos deberán pasar un cursillo realizado por una empresa exterior y validado por Seat, quien debe emitir “certificado de competencia”. Es decir, que quien no pase el cursillo puede quedarse en la calle. Para este viaje no hacia falta alforjas.
Tras la lucha de los trabajadores, las declaraciones de la empresa de que los tres "sindicatos" estaban informados de antemano, y de J. Muir (nuevo presidente mercenario de Seat) de que si los trabajadores no hubieran parado no se hubieran visto forzados a negociar y de que éstos le han aceptado el bajo rendimiento, lo cual ha sido incluso manifestado por los tres "sindicatos" en un comunicado conjunto: “El Sistema de evaluación del rendimiento que surgirá de este acuerdo, es un reconocimiento del déficit que existe en Seat en este terreno” (2-02-2010). No dejan de ser declaraciones que a más de un trabajador nos pone los pelos de punta. Cuenta de ello es que los trabajadores que no firmaron el despido y que van a ser readmitidos deben someterse a un proceso de evaluación del rendimiento.
Es inadmisible que ante la crisis, con 4,5 millones de parados, se permita sin ton ni son que se despidan a trabajadores para contratar a otros con salarios más bajos y que además se quiera implantar un nuevo sistema de “evaluación” del rendimiento, de despido ilegal encubierto. Ya lo manifiesta la empresa en un comunicado “acuerdo histórico de renovación de plantillas”, lo histórico no lo dice por las movilizaciones, sino por la aceptación ipso facto del bajo rendimiento como “nueva” filosofía para el despido.
UGT y CCOO, a los que en esta ocasión han sido acompañados otra vez por el "libertario" CGT, a pesar de las luchas de los trabajadores se han entregado una vez más a Seat y a la multinacional Volkswagen. Es necesario recordar de que en tiempos de crisis no son buenos los acuerdos de este tipo, y que las movilizaciones y la solidaridad de los trabajadores debe de servir para conquistar reivindicaciones básicas como la readmisión de todos los despedidos sin distinción, sin tener que pasar por la humillación de un cursillo o una prueba de rendimiento, repartir el trabajo con la jubilación anticipada digna y voluntaria, además de reducir la jornada hacia las 35 o 30 horas semanales. Eso es sindicalismo, lo demás solo es entrega total y absoluta a los intereses del capital.
Frase para la posterioridad:"…creo que podemos mejorar la metodología y el proceso para evaluar el rendimiento de todos los empleados. Y ése es el principio que hemos acordado con los "sindicatos" (CC OO, UGT y CGT)…" (Entrevista a J. Muir en El Pais, 31/01/2010).