El juicio se celebró durante dos sesiones los días 25 y 31 de mayo, y las acusaciones eran de delitos de daños y desórdenes públicos para uno de los imputados (al que le pedían 2 años y media de cárcel) y otro de daños con incendio y desórdenes públicos para el otro (al que la fiscal pedía 5 años de prisión), además de 8.500 (6.400 euros + intereses) en concepto de responsabilidad civil por los daños causados al Corte Inglés durante la las movilizaciones unitarias de la tarde del 29 de marzo de 2012.
El primer día del juicio empezó con las cuestiones previas de las partes, pidiendo el ministerio fiscal que los agentes de la Brigada de Información de los Mossos d’esquadra declararan en un biombo para preservar su anonimato, a lo que la defensa letrada de los compañeros se opuso alegando que eso iba en contra de las garantias que establece el derecho a la tutela judicial efectiva y a los principios de publicidad y contradicción. El juez finalmente acepta la petición del ministerio fiscal, alegando que dichos principios se garantizan ya que la defensa podrá ver las reacciones de los testigos, que únicamente estarán protegidos de la vista de los acusados y del numero público asistente. La medida se toma por el tipo de labor que desempeña dicha Brigada, que requiere de anonimato y sería un contrasentido que a cada juicio que debieran testificar tendría que renovarse las unidades de dicho cuerpo. La defensa formula protesta ya que dicha medida deja ver un claro prejuicio del magistrado, no ya sobre los acusados, sino sobre el mismo público asistente. Para sorpresa de los presentes, los miembros de la Brigada de Información entran en la sala por una puerta accesoria y recorren unos metros hasta el biombo a la vista de parte de los presentes (menos uno de ellos, que entro a la sala tapándose la cara con una gorra). La defensa impugna, como cuestión previa, una fotografía que es usada para la identificación de uno de los imputados, a lo que el juez establece que se valorará en Sentencia. La sesión empieza con la declaración de los dos compañeros, que se niegan a declarar tanto a preguntas del fiscal como de la propia defensa. Seguidamente entran uno tras otro 5 Mossos d’esquadra de la Brigada de Información que prestan testimonio de los hechos. Tres de ellos lo hacen para inculpar al compañero de ALLS y la CNT, mientras que los otros dos son específicos del compañero de la campaña de #1+del29M. Todas las testificales caen en contradicciones de base en la identificación de los imputados: desde el número de personas que había en los alrededores hasta la incapacidad de reconocer la autoría de algunas de las fotos usadas para dicha identificación, que los Mossos dicen que fue hecha por un agente de su cuerpo pero no pueden especificar quien la hizo, ni en qué circunstancias ni lugar. En el caso del incendio de El Corte Inglés, el Mosso que reconoció al compañero de la CNT (única prueba concluyente de todo el procedimiento) acabó reconociendo (al principio lo negaba) que perdió de vista al autor del incendio durante un lapso de tiempo considerable, ya que los hechos fueron vistos y documentados desde un segundo piso del edificio que está enfrente, y una vez producidos los mismos, uno de los agentes bajó para tratar de proceder a la identificación, perdiendo de vista al autor de los hechos. En su testimonio el Mosso d’esquadra dice que volvió a tener contacto visual con la persona porque llevaba una capucha blanca que era singular (luego se demostró que había bastante gente con capucha blanca en la zona) y que vio como el sujeto se quitaba la misma. El proceso de reconocimiento también ha quedado en entre dicho, ya que la Brigada de Información, con el fin de evitar acusaciones de persecución política, ha declarado que no conocía al compañero y que lo identificó posteriormente en una rueda de reconocimiento fotográfico. Teniendo en cuenta que, tal y como reconocieron los Mossos, vieron la cara de un desconocido durante un segundo en un momento de cargas policiales, con un aglomeramiento de miles de personas, resulta poco creíble que más de 20 días después pudiera reconocerlo con garantías en unas fotografías de archivo policial, un reconocimiento que firma otro Mosso d’esquadra que ni tan siquiera pudo ver los hechos (y así lo reconoce en acto de juicio).
La segunda sesión empieza con las testificales de los guardias de seguridad de El Corte Ingles, encargados del cierre y evacuación del edificio por orden de los Mossos d’esquadra al aproximarse la manifestación anticapitalista de la tarde. Poco han aportado sus testimonios ya que ellos estaban dentro del establecimiento con las persianas bajadas y sólo pudieron oir golpes y ver algún conato de incendio que tuvieron que sofocar. La fiscal ha intentado darle dramatismo a su vivencia, haciendo constantes preguntas sobre la integridad de los que se encontraban en el interior del centro comercial, las escenas de pánico y las amenazas de los manifestantes. La mayoría de testigos han dicho que no recordaban o que no oyeron nada a ese respecto. Posteriormente, ha entrado el Legal representante de El Corte Inglés, que ha reclamado civilmente por los daños sufridos. Igualmente, la defensa ha puesto en evidencia que los daños declamados no estaban individualizados, ya que la petición correspondía a una franquicia que tuvo que aportar la empresa a la aseguradora por todos los daños sufridos durante ese día (cerca de 140.000 euros) y no exclusivamente por los hechos que se imputan. Por último ha declarado un périto de los Mossos d’esquadra para reafirmarse en la pericial que ha servido para identificar al compañero de la campaña #1+del29M, pericial que la defensa ha puesto en evidencia al no contar con las garantías científicas exigidas, ya que los canones de eficacia de las técnicas utilizadas estaban contrastadas con el resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y no con la comunidad científica. Ya en la última parte del juicio, acusación y defensa han hecho sus conclusiones y han valorado la prueba practicada. Por último, el último turno de palabra ha sido usado por el compañero de Acció Llibertaria de Sants y militante de la CNT para expresar lo siguiente:
“Espero que ya que el Ministerio fiscal me pide 5 años de cárcel y han pasado 4 años desde los hechos que se enjuician, me concedan ustedes 5 minutos para exponer los factores que contextualizan los hechos y la vivencia personal que he tenido de los mismos. La única prueba que ha presentado la fiscalía es la declaración de un miembro de la Brigada de Información de los Mossos d’Esquadra. Un reconocimiento hecho sin ningún tipo de garantías, pues ¿que garantías puede dar una Brigada hecha para el control y la represión de las militantes de los movimientos sociales y políticos de este país? Nosotros sabemos muy bien que es eso de las listas negras y la persecución ideológica: la Brigada de información de los Mossos d’Esquadra la lleva practicando durante años con el amparo del poder político y la impunidad que le otorgan jueces y tribunales a todas sus actuaciones. El corporativismo policial se siente tan blindado que ya no cuidan ni las formas: no hace falta irse a escandalosos casos como los de Esther Quintana o Benítez. Los militantes políticos de esta ciudad conocemos las formas autoritarias de los Mossos d’esquadra que no hacen más que mostrar su verdadera naturaleza como garantes del poder y del privilegio. Persecución política es cuando la Brigada de información presionó a un detenido para que me identificara en una rueda de reconocimiento fotográfico tras la manifestación del primero de mayo de 2014 (Pueden ver las Previas 2587/14 del Juzgado Instrucción 31, dónde se ve claramente este hecho en la última pregunta del interrogatorio policial). Por supuesto el juez archivó la causa. No buscaban justicia cuando en otoño de 2011 me detuvieron por un robo con fuerza porque encontraron mis huellas dactilares en mi propia casa. Me pusieron en busca y captura y la jueza de guardia se disculpó antes de archivar el caso. Por desprecio a mis ideas la Brigada de información va a hablar con todos los empresarios que me contratan cuando consigo un trabajo para explicarles mi ideología y mis antecedentes. Una cosa tenemos que tener clara: estoy aquí por mi militancia política y mi afiliación sindical a la CNT. Estoy aquí por ser anarquista y porque mi dignidad no me permite ser otra cosa. Con esta condición me presento al tribunal, con la garantía de saber que el movimiento libertario jamás será detenido con un veredicto judicial. La persecución jamás podrá detener el avance de una idea justa.
A pesar de que no asumo individualmente los hechos que se me imputan, no quiero que mi manifestación se mal interprete, ya que no pretendo con ello deslegitimar la acción política que se desarrolló durante esas y muchas otras movilizaciones sociales. Entiéndanme, como anarquista que soy, no voy a hacer una apología desalmada del crimen, pero sí una defensa legítima de unos intereses sociales determinados. Estamos aquí para juzgar unos hechos que ocurrieron durante las jornadas de lucha del 29 de marzo de 2012, para frenar una reforma laboral que las trabajadoras hemos sufrido desde el primer día. El escenario legal de esa reforma, con la coyuntura de un marco socio económico como el actual, hace que cada día se vivan auténticos dramas en los puestos de trabajo, dramas alentados por la actual posición de predominancia del empresario y el chantaje constante de un contexto que le es propicio. No hablo de cosas abstractas. (aquí el juez interrumpe al compañero y le dice que se centre solo en cuestiones de mi defensa. Yo le contesto que estoy ahí en calidad de imputado y no de abogado defensor y como la motivación última es política, entiendo que es pertinente. El juez le contesta que no tienen cabida valoraciones ni analisis sociales, a lo que el compañero le responde que para él está relacionado, por lo que seguirá hablando y si tiene a bien interrumpirle que lo haga) Hablo de que tan solo en el 2014 (y según las últimas estadísticas oficiales) se han registrado cerca de 4.000 accidentes de trabajo con la consideración de graves, de los cuales 580 han supuesto la muerte del trabajador. 2 trabajadores al día mueren en este Estado en sus puestos de trabajo. (Aquí le interrumpe y he quita la palabra, por lo que el resto no ha podido leerlo). Hablo de las 13.567.000 personas que en este estado viven bajo el umbral de la pobreza. Hablo del más del 30% de niños en situación de pobreza infantil. Hablo de la agonía y la desesperanza de llevar un sueldo a casa, del chantaje patronal que nos quiere hacer creer que “no hay dinero” para justificar reestructuraciones sociales que sólo responden a la avaricia de unos pocos. Un clima de absoluto terror creado por la Patronal y el Estado. Nada de esto es nuevo: las mismas lagrimas, la misma desdicha,los mismos lamentos entre los pobres y el mismo desprecio a la vida humana entre los poderosos.
La violencia que se vivió esos días en las calles, la violencia de las explotadas de esta tierra nace y se nutre día tras día de la violencia del privilegio. Somos gente pacífica, aunque no pacifista, y jamás condenaremos a aquellos que reaccionan contra la violencia social que se ejerce contra ellos de forma perpetua, arbitraria y mecanizada.
Si decido hoy acudir a esta sala, no es por legitimar este orden de cosas, sino para dar una salida digna al chantaje que nos imponen los aparatos represivos del Estado. Más de 200 sindicalistas hemos sido imputados por ejercer nuestro derecho a huelga durante esa jornada. El uso y la dureza del sistema penal para el control del enemigo interno es proporcional a la concentración de la riqueza que se da en este territorio. Una ley que no tiene otro origen que inmovilizar las costumbres que los dominadores han impuesto para su beneficio. La justicia formal de una sociedad asentada sobre la desigualdad no puede ser sino injusta. Ustedes están aquí para hacer cumplir las leyes positivas, que no son más que meros instrumentos de los intereses de los poderosos. Yo únicamente respondo ante mi conciencia, ligada íntimamente a los intereses de los pobres y las oprimidas. Nosotros actuamos por necesidad. Ustedes para perpetuar esta sociedad que produce el crimen.
Todo ello amparado por un sistema democrático y la fábula de las elecciones y la libertad política. No existe libertad política cuando no se tiene para comer. No existe libertad política cuando se sufre el chantaje del paro. No podemos decidir libremente cuando nuestras vidas, nuestra supervivencia, depende de aquellos que defienden unos intereses contrarios a los nuestros. No hay libertad política sin emancipación económica. Y eso sólo se consigue en la calle. Por eso secundamos esa huelga general y la alejamos del control de los sindicatos pactistas. Porque nuestra intención no es legitimar a los autoproclamados actores sociales para que negocien impunemente nuestra miseria. Nuestro fin es llenar de contenido ese derecho a huelga, conquistado con mucho esfuerzo y edulcorado con muy poco. Ustedes persiguen a huelguistas porque consideran la huelga como una herramienta suscrita a la mejora y consecución de condiciones laborales. Pero el derecho a huelga no es una mera herramienta de tensión contractual, sino que va ligado a los intereses emancipatorios y de transformación social de las trabajadoras. ¿Para que sirve un derecho político? ¿Qué aporta un derecho a los esclavos si jamás servirá para emanciparlos? No tenemos más derechos que los conquistados, ni más libertades que aquellas que podamos defender con la gente en la calle. Queremos una huelga que haga que el capitalismo tiemble.
Quique, militante de ALLS y de la CNT-AIT de Barcelona
31 de marzo de 2016