sábado, 21 de mayo de 2022

El Comunismo Libertario en la Sierra de Baza. Fran Andújar






El propósito del presente trabajo es mostrar la relación de determinadas formas de vida locales con el ideario del anarquismo. Como apuntó David Graeber1, el anarquismo no se debe tanto al pensamiento de un teórico, como -asegura- que ocurre en el marxismo, sino a unas prácticas o definiciones, susceptibles a renovarse o mejorarse, que se deben a los hechos o propuestas que propugnan, y no a autorías. 

Ciertamente, teóricos del anarquismo como Bakunin o Kropotkin jamás entendieron crear un pensamiento o una teoría social nueva, sino que observaron ciertas prácticas pre-existentes y defendieron sus bases fundamentales -sus principios- en diversos congresos de la Internacional y en varias publicaciones como el ideal deseable en el conjunto de la sociedad humana. Así lo vemos en La conquista del pan:

«En efecto, junto con esa corriente individualista vemos en toda la historia moderna, por una parte, la tendencia a conservar todo lo que resta del comunismo parcial de la antigüedad, y por otra a restablecer el principio comunista en las mil y una manifestaciones de la vida.

En cuanto los municipios de los siglos X, XII y XII consiguieron emanciparse del señor laico o religioso, dieron inmediatamente gran extensión al trabajo en común, al consumo en común. (…)

Todo eso ha desaparecido. Pero el municipio rural aún lucha por mantener los últimos vestigios de ese comunismo, y lo consigue mientras el Estado no introduce su abrumadora espada en la balanza.

Al mismo tiempo surgen, bajo mil diversos aspectos, nuevasorganizaciones basadas en el mismo principio de a cada unosegún sus necesidades, porque sin cierta dosis de comunismono podrían subsistir las sociedades actuales.«2

Existen ejemplos de relacionar muchos casos históricos y actuales con el anarquismo. Tal es el caso de Prehistoria del anarquismo de Angel J. Cappelletti3, África Rebelde de Sam Mbah e Igariwey4, Utopías y Anarquismo de Víctor García (pseudónimo de Germinal Gracia)5 o Formas de vida en común sin Estado ni autoridad, de Émile Armand6. En nuestro trabajo, vamos a mostrar otro ejemplo de este tipo de relaciones con un caso concreto: ciertas localidades de la Sierra de Baza, y en concreto, por mencionarse en la prensa libertaria, la localidad de Los Rodeos.

Al respecto, y como hicieron los autores anteriormente citados, nos apoyaremos en una distinción que realiza Carlos Taibo entre las denominaciones «anarquista» y «libertario», entendiendo lo primero como lo referente al movimiento social activo, revolucionario y militante, con una condición más doctrinal y política; y lo segundo en cuanto a los valores y compromisos en la vida cotidiana7. Si bien se debe reconocer que anarquista y libertario son sinónimos exactos, es verdad que una tiene una connotación más militante y doctrinal, mientras que la otra se remite más a actitudes y emociones. Una y otra tienen todos estos componentes, pero en distintos grados. En cualquier caso, sí compartimos la diferencia entre individuos y grupos más activos que otros más pasivos, pero, se definan o no como anarquistas, siguen sus principios en la práctica cotidiana de sus vidas, en distintos grados, pues, al corresponderse a sociedades formadas al margen del anarquismo, es natural los matices y contradicciones que, pese a ello, despertaron el interés de muchos militantes ácratas. Consideramos que existió un ejemplo de todo esto en la Sierra de Baza, en la provincia de Granada.

Para mostrar todo esto, en este trabajo vamos a utilizar la siguiente metodología: relatar, primero, lo que es la Sierra de Baza, su idiosincrasia geográfica y social, utilizando algunas referencias bibliográficas, para dar a conocer este lugar al lector no familiarizado. Posteriormente, haremos otro uso bibliográfico para explicar lo que es el concepto de comunismo libertario para los anarquistas españoles, y, utilizando archivos y hemerotecas, relatar cómo se aplicó en la retaguardia granadina durante el conflicto conocido popularmente como la Guerra Civil, y cómo fue en el caso concreto de Los Rodeos y, presumimos, por compartir la mayoría de las características que vamos a relatar, buena parte de la Sierra de Baza. En este sentido, usaremos algunas referencias en medios digitales para mostrar cómo era antiguamente la vida cotidiana en este territorio, que explica la identificación que hubo, sin necesidad de una verdadera introducción teórica, para aplicar los conceptos libertarios.

La Sierra de Baza: marginalidad geográfica y ruralidad periférica

La Sierra de Baza se localiza al este de la provincia de Granada, en la parte sur de la localidad de Baza, y al norte de Sierra Nevada. Dentro de su espacio geográfico encontramos, en la actualidad, cinco municipios: Baza, Caniles, Gor, Dólar y Valle del Zalabí. Charches, que en las últimas décadas es el pueblo de la Sierra de Baza con mayor población, se encuentra en este último municipio, fruto de la unión, relativamente reciente, de tres localidades cuya capitalidad reside en Alcudia de Guadix. El Altiplano granadino es una zona alta y generalmente árida, pero con algunas vegas y valles de gran riqueza. Dentro de este contexto seco, la Sierra de Baza es una región húmeda y bastante más forestada que su entorno, pero de acceso remoto y difícil8. Su economía se fundamenta, tradicionalmente, en la ganadería, en una agricultura de subsistencia, cierta actividad de caza, recolección de distintos productos (hierbas medicinales, setas, frutos, leña…), una incipiente apicultura, y, finalmente, una esperanza, por el momento sin éxito, de turismo rural9. Desde siempre ha sido una economía de subsistencia, alejada de la dinámica de la economía nacional e internacional. A duras penas se puede apreciar una conexión a nivel provincial, si bien en este caso sí se puede hablar de una pequeña actividad. El capitalismo, que domina la economía internacional, apenas supone nada en esta zona. Y siendo más hegemónico el capitalismo, y más marginal la Sierra de Baza, el proceso natural en los dos últimos siglos ha sido el aumento del abandono y de la despoblación.

En la historiografía se ha hablado con frecuencia de la diversidad existente dentro de la sociedad rural española: labradores, colonos, caciques, propietarios (presentes o distantes), campesinos…, asimismo se ha distinguido aquellas zonas empobrecidas de las más afortunadas, y las tierras de secano de las de regadío. Sabemos que la Ley de Términos Municipales de la II República creó serios conflictos y polémicas, porque impedía que los vecinos de municipios de tierras pobres pudieran ir a trabajar en los municipios con tierras más ricas y variadas, lo cual muestra que existen profundas desigualdades geográfica-econçomicas. Sin embargo, pese a mencionarse la diferencia de los lugares de montaña de los llanos (que nos recuerda al memorable trabajo de Fernand Braudel sobre el Mediterráneo), la historiografía se ha centrado en el potencial y riqueza de las tierras bajas frente a la pobreza de la alta montaña, mencionando solo de pasada (si es que se menciona) otros condicionantes importantes, como es la distancia y lo que todo ello supone, que no se limita tan solo al transporte, sino también a toda la vida cotidiana: comunicaciones, comercio, servicios, vecindad… A todo esto queremos denominar «ruralidad periférica». Su alejamiento y dificultades lo mantienen en una marginalidad incluso dentro del mundo rural. La vega de Granada, de gran nivel productivo, está muy cerca de una ciudad llena de infraestructuras y medios para comercializar y usar dicha producción. 






La Sierra de Baza tiene numerosas zonas que no se quedan atrás en la fertilidad y tamaño de tierras, así como una minería notable, pero la distancia, no ya con grandes ciudades, sino con pueblos bien comunicados, es tan enorme que su economía y vida cotidiana tiene que ser de subsistencia. La propia forma montañosa hace casi imposible crear vías de comunicación eficientes y rápidas. En toda la Sierra de Baza solo hay una sola iglesia como tal: la de Rejano; hubo otra en Los Moros, creada en el siglo XIX y ya abandonada; en tiempos más remotos hubo otros templos en Los Mellizos y Las Balsillas, pero desaparecieron; hay una ermita en Bastidas; en El Tesorero hubo una escuela pero ningún templo, seguramente porque esto segundo requería un esfuerzo institucional «exterior». La «ruralidad periférica» sufre el proceso histórico general del abandono rural que se ha dado en el siglo XX, marcado por la poca variedad laboral, la falta de servicios (o precariedad de otros), las dificultades del transporte y de las comunicaciones, y también cierta monotonía, pero en la «periferia rural» todos estos factores se agravan, ya que cada aldea no dispone del conjunto de elementos que suele ser habitual en los pueblos, sino, acaso, de uno o dos en concreto, siendo necesario el uso en conjunto de toda la zona más cercana para compartirlo: hornos, parroquias, escuelas… Naturalmente, las compras se hacían en zonas y ferias, nunca en establecimientos, y el dinero rara vez se usaba. Las fiestas eran casi siempre bailes y carnavales, usándose siempre alguna casa particular, pues no existían edificios públicos. Acaso, la calle.

En el pasado, la Sierra de Baza contó con presencia humana, que se remonta, al menos, desde el Neolítico. Pero en la actualidad, es una enorme zona altamente despoblada, con multitud de antiguos y pequeños pueblos abandonados. Por 1970 aún vivían en la Sierra unas 5.000 personas, con cuatro cementerios en Los Mellizos, Las Balsillas, El Moro y Rejano. Todo esto en 53.649 hectáreas.

Las aldeas que en total existieron (ponemos entre paréntesis si tiene población actual, indicando también si está en estado de abandono) son, según la interesante página web de la revista digital Proyecto Parque de Sierra de Baza: Bailén (parcialmente habitada con una docena de casas), Las Balsillas (localidad abandonada, se conserva una casa grande para cazadores y visitantes, y el cementerio sigue siendo visitado y cuidado), Bastidas (abandona, hubo intentos recientes de rehabilitación como albergue rural, sin éxito), Benacebada (unas 300 personas en las temporadas altas, es la población más alta dentro del municipio de Baza), Cañada del Gitano (abandonada, en verano usan sus edificaciones algunos pastores), Casas de Don Diego (abandonada pese a su rehabilitación moderna, algún uso de pastores de paso), Casas de Santaolalla (abandonada pese a ser antiguamente una población importante en la sierra, hoy solo se utiliza un cortijo por los pastores), El Cerrón (con cuatro casas, solo una está en uso), Los Corrales (20 vecinos), Los Cortijillos (una pequeña población actual), Don Martín (que tenía dos núcleos de población, uno el de Don Martín como tal, y otro El Zambombo, los dos abandonados hoy, contaba con una mina de hierro ya agotada), Las Juntas (107, pertenecen a Gor), Los Mellizos (abandonada); El Moro (abandonada, cuenta con un cementerio y una ermita en proyecto de rehabilitación); Los Olmos (una vivienda habitada todo el año, y resurgir de otras casas como segunda vivienda); Pocopán (abandonada); La Rambla del Agua (tras sufrir abandono absoluto, ha sido repoblada con éxito por vecinos, de edad avanzada); El Raposo (solo el gran cortijo principal es usado, fundamentalmente por cazadores, mientras que el resto de la aldea, con casas mineras con estilo colonial alemán, está en ruinas y abandono); El Rejano (100 familias aproximadamente); Los Rodeos (dos familias permanentes, y ocupación estacional bastante mayor, parece que llegando a los antiguos niveles de 50 familias); Royo del Serval (30 personas aproximadamente); Tablas (abandonada y en ruinas, salvo por algún uso de pastores); La Tejera (abandonada); El Tesorero (enorme y bellísimo pueblo minero, totalmente abandonado). En la página web no se señala a Charches ni otras poblaciones como Balax (107 habitantes), muy cerca de El Rejano. Con todo, nosotros podemos afirmar que estos datos pueden resultar algo optimistas, quizás debido a que ya tiene unos años, pues hoy existen algunas noticias con informaciones bastantes más pesimistas. Pese a su extraordinaria exhaustividad, es difícil rastrear la totalidad de este territorio tan complejo como marginado10.

Tenemos, pues, un desolador ejemplo de lo que el propio Carlos Taibo ha denominado la «Iberia vaciada», que supuso una publicación propia por su parte11. Se trata del problema del despoblamiento de la España rural, víctima del abandono institucional y de la incompatibilidad de la forma de vida de la sierra con el capitalismo. Hemos contado once zonas pobladas (sin contar Charches), de las cuales apenas tres llegan a superar el centenar de la población; otras seis están abandonadas pero cuentan con algún uso de visitantes (pastores, cazadores y refugios forestales); y siete están en total abandono, y en general también en ruinas. En algunos de estos casos son poblaciones que antiguamente superaban los doscientos habitantes de largo. El éxodo, según las descripciones que leemos en la citada página web, se dio principalmente durante el franquismo, con la población rural marchando hacia la ciudad: el fenómeno se desarrolla en un contexto de urbanización pero, sobre todo, de inserción en el modo de vida capitalista, frente a formas tradicionales de subsistencia, que supuso territorios como la Sierra de Baza.

El concepto del comunismo libertario entre los anarquistas españoles

A nivel «oficial» la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), sindicato anarquista que protagonizó buena parte de la vida española en la primera mitad del siglo XX, detalló el concepto de Comunismo Libertario en su Congreso de Mayo de 1936 en Zaragoza, que ya se aceptaba, de facto, desde su fundación en 1910, pero de una manera generalmente vaga en lo que son referencias a la «emancipación obrera» y su carácter «libertario». Entonces, se remitían a los numerosos libros y folletos que ya existían y del que entendían que solo cabe dar la mayor difusión posible. Pero, ante el sentimiento de acercarse un estallido revolucionario en 1936, los cenetistas sintieron la necesidad de describir no solo el concepto de Comunismo Libertario, sino de detallarlo y hasta señalar los pasos a dar en el proceso revolucionario. En el presente trabajo solo vamos a rescatar las partes esenciales de aquel importante Dictamen que afecta de alguna manera a lo que ocurrió en la Sierra de Baza durante la Guerra Civil.


En lo que nos interesa en el presente trabajo, lo esencial que define la idea del Comunismo Libertario es el libre acceso a los recursos: «dar a cada ser humano lo que exijan susnecesidades, sin que en lasatisfacción de las mismas tenga otras limitaciones que las impuestas por las necesidades de lanueva economía creada«. Lo cual supone, en contrapartida, que se debe solicitar a «cada ser humano la aportación máxima de sus esfuerzos a tenor de las necesidades dela sociedad, teniendo en cuenta las condiciones físicas y morales de cada individuo«12. En este marco, sobresalen tres conceptos: el Individuo, la Comuna y la Federación. Las competencias sociales entre estos tres grados se aclaran de la siguiente forma:

«Los habitantes de una Comuna discutirán entre sí sus problemas internos: producción, consumo, instrucción, higiene y cuanto sea necesario para el desenvolvimiento moral y económico de la misma. Cuando se trate de problemas que afecten a toda una comarca o provincia, han de ser las Federaciones quienes deliberen, y en las reuniones y asambleas que éstas celebren estarán representadas todas las comunas, cuyos delegados aportarán los puntos de vista previamente aprobados en ellas.«13

El individuo tiene plena autonomía en cuanto todo aquello que no lo relaciona con los demás. Y, de hecho, el concepto de Comunismo Libertario es «incompatible con todo régimen de corrección, hecho que implica ladesaparición del actual sistema de justicia correccional, y por lo tanto, los instrumentos de castigo (cárceles, presidios, etc.)«14. De manera semejante se trata la cuestión religiosa: «La religión, manifestación puramente subjetiva del ser humano, será reconocida en cuanto permanezca relegada al sagrario de la conciencia individual, pero en ningún caso podrá ser considerada como forma de ostentación pública ni de coacción moral ni intelectual. Los individuos serán libres para concebir cuantas ideas morales tengan por conveniente, desapareciendo todos los ritos«15. Ciertamente, el modelo de estatutos de constitución de colectividad durante la revolución desatada tras el golpe militar reconocía ciertos derechos del individuo frente a la colectividad, pese a la decidida intención de abolir la propiedad privada, lo que supuso posicionarse de la siguiente manera:

«La Colectividad tiende a la abolición absoluta del sistema del salario y de todolo que represente esclavitud, por lo que abogará contra el derecho de propiedadindividual, y también trabajará por la incautación y expropiación de las tierras, sobretodo de aquellas que no sean cultivadas por sus mismos dueños o familiares de éstos,que vivan en comunidad de intereses, sin hombres a sueldo. Igualmente procurarágarantizar el trabajo individual muy especialmente en Colonos y pequeñospropietarios, aunque estará siempre contra la creación de nuevos propietarios,cooperando constantemente en todo lo que tienda a la abolición total del sistema inicuode la propiedad privada.«16

Entre otros autores de la ponencia del Congreso de Mayo de 1936, destacaron Federica Montseny e Isaac Puente. Este último es autor de un importante folleto teórico, titulado El Comunismo Libertario, en cuyas páginas definió el concepto que dio título a su tratado como «la organización de la sociedad sin Estado y sin propiedad particular. Para esto no hay necesidad de inventar nada ni de crear ningún organismo nuevo. Los núcleos de organización, alrededor de los cuales se organizará la vida económica futura, están ya presentes en la sociedad actual: son el sindicato y el municipio libres«. Y concreta por qué valen: «El sindicato, donde hoy se agrupan espontáneamente los obreros de las fábricas y de todas las explotaciones colectivistas. Y el municipio libre, asamblea de antiguo abolengo, en el que espontáneamente también, se agrupan los vecinos de los pueblos y aldeas, y que ofrece cauce a la solución de todos los problemas de convivencia en el campo«.

El único añadido sería el de la libre federación: «Ambos organismos, con normas federativas y democráticas, serán soberanos en sus decisiones, sin estar tutelados por ningún organismo superior, sino solamente obligados a confederarse entre sí, por coacción económica de los organismos de relación y de comunicación, constituidos en Federaciones de Industria«17.

Estas fueron las ideas del Comunismo Libertario que concibieron los anarquistas españoles y que ciertamente llegaron a grandes masas de trabajadores en los años treinta, gracias a los potentes medios de difusión que suponían no solo la prensa libertaria, sino los propios grupos ácratas, los sindicatos y sus militantes, con todas las formas de socialización habituales.

La ruralidad en el anarquismo español y granadino

La historiografía, no solo las conversaciones coloquiales, ha seguido interpretaciones más bien superficiales de las teorías marxistas y anarquistas respecto a la cuestión campesina. De esta manera se dice que el marxismo, con Marx a la cabeza, consideraba a los campesinos como elementos reaccionarios18, mientras que el anarquismo, con Bakunin en primera línea, entendía que podían ser tan revolucionarios como los trabajadores mismos19. En consecuencia los movimientos marxistas, sus historiadores e intelectuales, y con ellos la influencia posterior de sus teorías, han visto al anarquismo como un movimiento campesino, y a menudo como atrasado20. En consecuencia, se considera que la importancia del anarquismo en España se debe a que este país ha sido fundamentalmente agrario en los siglos XIX y XX y que los ácratas españoles se ha nutrido fundamentalmente de campesinos. Todo esto contrasta con todas las investigaciones históricas realizadas con fuentes, datos y hechos: el anarquismo en España (y también en otras partes del mundo) predominó en entornos urbanos e industriales, y aún en los lugares con una fuerza mayor en el campo, fue desde la ciudad donde se desarrollaba principalmente el movimiento y sus organizaciones. El anarquismo español tuvo buena parte de sus fuerzas en la Cataluña industrial, en el Levante obrero o en el Madrid urbano. Pero incluso en Andalucía, pese a las masas campesinas existentes en Sevilla, Cádiz o Málaga, el movimiento siempre fue protagonizado por las capitales urbanas. El caso de Granada es un ejemplo muy claro.

Este predominio urbano, a veces, fue desequilibrado en aquellos lugares donde el movimiento anarquista campesino era predominante. Así lo dice Antonio Rosado en un Congreso de campesinos cenetistas andaluces, celebrado ya durante la guerra:

«Quizás no me equivoque al decir que el setenta por ciento del proletariado andaluz es auténticamente campesino, que la mayor fuerza de nuestra Organización Confederal en Andalucía estuvo siempre en el campo y que, a pesar de esto, no pondré en mis palabras nada de más si afirmo aquí que en nuestra región predominó siempre la Organización Industrial sobre la Campesina, en eso de regir el desenvolvimiento de la misma, marchando siempre los organismos de campesinos a pesar de la superioridad de sus fuerzas del brazo de los organismos industriales, como hermanos menores.«21

En Granada esta superioridad campesina no se dio. De hecho, la necesidad de extenderse en el campo y por toda la provincia quizás explique la oposición de la Federación Local de Granada a la mayoría del Pleno Regional que abolió las federaciones provinciales22. Sin estas federaciones, los sindicatos contactaban directamente al Comité de la Federación Regional de Andalucía, sin pasar por una Federación Provincial. Esto preocupaba a Granada capital porque era frecuente que muchos sindicatos de la provincia de Granada tuvieran contacto con la Regional de Andalucía y no con ellos. Esto era fácil de solucionar con aquellos pueblos cerca de Granada capital, pero no con los más lejanos. Se dependía de la asistencia de estos sindicatos a los plenos regionales, o de que el comité regional informase expresamente, o que se publicara alguna nota en la prensa libertaria, lo cual no siempre ocurría. Si es que se constituía, ya que mientras la Federación Local de Granada se mostraba eficaz para constituir sindicatos por la provincia, por poder asistir directamente y ofrecer todo tipo de apoyos, el Comité Regional se encontraba distante y a menudo desbordado. Lo que producía dificultades obvias para extender la organización confederal a zonas donde no existiese y no llegase la propaganda escrita con facilidad, o militantes nuevos. Estas eran, por lo general, las zonas rurales.

No en vano, la actitud de algunos militantes importantes en la Federación Local de Granada era la de un entusiasta apoyo y atención a los sindicatos rurales de la provincia. Así lo vemos en Antonio Morales Guzmán, malagueño afincado en Granada, que de joven sí fue peón agrario. Escribió a principios de 1936 sobre la vida del campesino que él bien conocía, en sus aspectos más tenebrosos por el caciquismo, el paro forzoso y los presidios23. Más adelante será el cronista de la importante gira que la CNT granadina realizó sobre diversos pueblos de su provincia en 1936 (que ya intentó por 1931, con relativo éxito, pero el esfuerzo fue parcial por la vertiginosa actividad desplegada por la capital), con la participación de oradores de gran prestigio nacional, como Mauro Bajatierra24

En esta ocasión se tuvo una actitud más calculadora y pausada, y se estaba llegando a más localidades que antes. La irrupción de la guerra frenó esta expansión. Se entendía que sin el campo cualquier intento de transformación económica revolucionaria era inviable. Asimismo, el predominio socialista en el agro granadino era fácil de cambiar, ya que a menudo se sustentaba en el simple desconocimiento de la organización confederal y de los ideales libertarios, lo que conllevaba que no existiese un movimiento ácrata en un pueblo. En cuanto aparecía públicamente una organización libertaria, era fácil el establecimiento de un sindicato, biblioteca o centro cultural, grupo de Juventudes Libertarias, y hasta de la Federación Anarquista Ibérica: el conjunto de todo esto, con sus diversas comisiones vecinales y de apoyo a presos, suponía un «movimiento». La CNT predominaba y servía de principal nexo público de acercamiento, pero las preocupaciones laborales jamás fueron las únicas, y por ello proliferaban iniciativas con todo tipo de funciones. La existencia de un movimiento sindical socialista que no conocía otra alternativa aconsejaba un acercamiento de forma laboral y la experiencia de los anarquistas granadinos era que los trabajadores afiliados a la UGT se pasaban en masa a la Confederación tan pronto como se celebraba un mitin o acto de propaganda, tal como se vio en localidades como Motril o Albolote25.

Lo cierto es que, teóricamente, el anarquismo en general, y el granadino en particular defendía la figura del campesino y el interés de su lucha. El semanario Hombres Libres, la publicación ácrata más duradera en Granada, que se editó durante la guerra, se esforzó en la cuestión agraria y opinaba sobre las razones de la rebeldía andaluza26. Y en otra parte, se declaraba que en «los pueblos de Granada existen muchos campesinos que sin saberlo viven en anarquía, en plena libertad de trabajo y reparten sus alimentos con aquellos que no pueden producirlos.«27 Lo que suponía, para los ácratas granadinos, una identificación de ciertas formas del mundo rural con el anarquismo. Así ocurría antes de la guerra, cuando manifiestan, tras un viaje al pueblo de La Peza, que los cenetistas y la CNT son percibidos en el campo como sus iguales: «Ya viene la C.N.T. a hablar de lo nuestro, estos no traen anillos en la mano.» Y nuevamente hacen referencia a la coincidencia en las aspiraciones, donde casa bien el ideal moral de la sencillez y humildad de ambas visiones del mundo: «Nosotros queremos justicia, comer todos los días y que no haya alcalde ni juez«28. Lo que no supone una vuelta a tiempos pasados: el futuro debe reformularse, pero bajo unos principios, anárquicos y populares, que en parte beben de resistencias y modos de vivir propios del pasado y del presente. Esto nos recuerda a lo dicho por Taibo cuando se refiere a «libertario» y «anarquista».

El anarquismo en la Sierra de Baza

Como hemos mencionado, en la provincia de Granada el anarquismo fue predominante y mayoritario en las zonas urbanas e industriales, y algunos núcleos rurales. Si bien tuvo una hegemonía general en el siglo XIX, la introducción de la UGT en instituciones estatales como los Jurados Mixtos, Comités Paritarios o Bolsas de Trabajo de los Ayuntamientos, así como la tolerancia y hasta participación en la Dictadura de Primo de Rivera, produjo que el socialismo recuperara varios sectores laborales, en especial el agrario, donde se dio una conjunción Ayuntamiento-Sindicato-Bolsa de Trabajo29.

En los años treinta, el anarquismo dominaba lugares como Granada capital, Maracena, Pinos Genil, Pinos Puente, Lanjarón, Motril (tras el paso en bloque en 1932) y algunas otras localidades, especialmente por la vega o cercanas a la capital. En otros lugares, contaba con sindicatos fuertes pero no hegemónicos y en inferioridad respecto a la UGT, como por ejemplo en Alhama de Granada, Guadix (a partir del Bienio Negro), Iznalloz y otras localidades de la vega30.

Conocemos la existencia de un sindicato de la CNT en la Sierra de Baza poco antes de la Guerra Civil, en marzo de 1936, gracias a una carta de quien presuponemos que es un militante de esa entidad, la de Campesinos de Benacebada, Amador Martínez. Es probable que existieran más, pero documentalmente solo hemos conocido este caso. En la mencionada carta, de Septiembre de 1936, se relata la realidad de Benacebada, para solicitar apoyo con el que expandir las ideas libertarias. Citamos la mención de la constitución del sindicato antes del golpe militar:

«Nuestra Confederación alcanza potencia y se extiende por doquier. Lo prueba, quehasta hatomado arraigo en lo mas alto de la tierra de Baza (Granada), donde desde el mes de marzo esta constituido un Sindicato de Campesinos.

Es menester que los camaradas de esta Regional se tomen interés por nosotros, ya quevivimos aislados. La correspondencia nos llega muy de tarde en tarde; apenas haymedios de comunicación ni tenemos asistencia médica. En suma, que vivimos rodeadosde incomodidades.

Es de desear que los compañeros de la provincia que les sea posible hacerlo nosayudenfacilitándonos también propaganda para que también por estos lugaresapartados de las grandes vías de comunicación, pueda crearse conciencialibertaria.«31

Es una muestra clara de lo que hemos mencionado de «ruralidad periférica». En el mundo rural no es lo mismo una localidad cercana a la capital, a otra conectada a modernas vías de comunicación, a otras sin estas vías, y no digamos ya las remotas o que se encuentran en alta montaña. Como es el caso de la Sierra de Baza: lejana y serrana.

Pero ciertamente es durante la guerra cuando los anarquistas comienzan una verdadera expansión por el Altiplano, apoyándose en los pocos sindicatos que ya existían, pero también con la llegada de los evadidos granadinos y de los milicianos venidos desde el Levante. Es así como el pequeño núcleo existente en Baza, casi clandestino en los años de la II República32, tiene ahora cuatro sindicatos: Madera, Campesinos, Artes Blancas y Espartería, con dos secciones en Aguja y Textil. Con orgullo de su nuevo potencial, presumen que el Sindicato Campesino ha llenado 500 vagones llenos de trigo, cebada y patatas, triplicando lo producido el año anterior (Enero de 1936). Se ha recogido la aceituna y se ha repartido equitativamente entre las familias. En el sector textil se trabaja sin jefes en las fábricas. Asimismo, en la Comarca de Baza se han organizado sindicatos de la CNT en Caniles, Benamaurel, Cortes de Baza, Cuevas del Campo, Cucharetas, Campo Cámara, La Teja, Cuevas del Mosco, Carramaiza, Los Alejos y Rambla de Valcabra. Y menciona algunos de la Sierra de Baza: Benacebada, Los Rodeos, Barriada del Tesorero, Rejano, Las Balsillas, Las Juntas, Los Olmos y Sierra de Baza (en general)33. Lo que supone una proporción enorme que muestra el buen arraigo del anarquismo y de la CNT en la zona, si bien hay que señalar que se trata de una zona con poca presencia humana, y que estos sindicatos deben ser pequeños.

En las memorias del congreso de la constitución de la Federación Regional de Campesinos de Andalucía se relata los sindicatos de la CNT presentes en el comicio, y existen varios de la Sierra de Baza, si bien están divididos en distintas comarcales. En la Comarcal de Guadix vemos tan solo a Charches. En la Comarcal de Baza están Rodeos de Baza con 47 afiliados y con J. López Martínez como delegado; Benacebada con 130 miembros y como representante a J. Gómez Miranda (uno de los más activos del congreso); El Tesorero con 50 cotizantes; Los Olmos con 1634. Algunos de estos sindicatos aparecen tarde y en el propio congreso se menciona que, por estar en labores del campo, no han podido acudir ni todos los delegados ni todos los sindicatos organizados.

Durante este Congreso se publica una nota de prensa relatando las bases de socialización de la industria y de la agricultura. Cada pueblo expone sus necesidades y la conveniencia de intercambiar productos por medio de comisiones. La ponencia aprobada respecto las posiciones a seguir en el proceso revolucionario cita a Los Rodeos, en la Sierra de Baza:

«Este pueblo tiene sin haberse dirigido por ninguna norma, la vida del mayor avance renovador de los pueblos. Vive en pleno comunismo libertario. Su número pequeño y con el establecimiento de comunas, es el complemento de una solidaridad que prueba hasta donde llega la perfección de lo que predecimos son notas más que halagüeñas para no ceder un ápice de nuestra gloriosa revolución.«35

Durante la Guerra Civil, pese a las dificultades propias de la prensa libertaria provincial y del carácter marginal del territorio, tenemos otras noticias de la Sierra de Baza, tanto en periódicos como en testimonios. En una entrevista conservada en una grabación, Cecilio Hernández, que luchó en la Columna Maroto y que fue uno de los Niños de la Noche, relata que fueron a la Sierra de Baza junto a un miembro del Comité Regional de la CNT de Andalucía y con el alcalde de Baza, para frenar un duro enfrentamiento entre dos pueblos de la Sierra. Uno de ellos es Benacebada, y el otro no recuerda el nombre. Pudieron comprobar que habían fascistas infiltrados, por lo que se tuvo que dar algunas órdenes de detenciones. Según el entrevistado, un supuesto compañero anarquista de confianza resultó ser el fascista más importante del lugar36. Por otra parte, conocemos un ingreso económico del sindicato de Los Rodeos para el sostenimiento de Hombres Libres, con 5,35 pesetas en los meses de Octubre y Noviembre37. No hemos registrado más noticias, pero esto no quiere decir que no existiesen más actividades y hechos revelantes en su momento. Pero bien sabemos que no todas las actividades se registraban y los retos historiográficos que suponen las poblaciones menos privilegiadas. En general, el mundo rural periférico no necesitaba estos registros, y de hecho, la forma de vida requería poco uso de la escritura. Es por ello que podemos estar seguro que queda mucho conocer de los hechos históricos ocurridos en la zona.

En cualquier caso, por las noticias que tenemos de los congresos campesinos andaluces, sabemos que existió una notable presencia libertaria en la Sierra de Baza que, por lo menos en Los Rodeos, realizó una notable profundización revolucionaria. Y ahora veremos por qué esto fue tan sencillo y «espontáneo» en esta localidad.

Los Rodeos en el franquismo

Según la página web Proyecto Parque Sierra de Baza38, Los Rodeos tuvo unas setenta casas activas en los años treinta, lo que supondría una población de unos 300 habitantes. Antes hemos visto mencionado en el Congreso Campesino de Baza unos 47 afiliados, lo que supondría una sexta parte del total de la población, incluyendo mujeres y niños, durante la guerra. Es una cifra muy alta que lleva a suponer que la CNT era la organización hegemónica en la localidad durante el período «revolucionario» o de la «Guerra Civil».

En la citada entrada digital, se hace mención que la fragua y la herrería de Los Rodeos eran las referencias de toda la zona, y existían, también, talleres artesanales de telares y madera. Por entonces se tomaba gran estima hacia algunos productos de Los Rodeos, tales como manteles, mantas, jarapas, telas para el pan y costales para la harina. En los meses de Octubre y Noviembre, cuando escaseaba el trabajo, se juntaban los vecinos para arreglar en común los caminos, acequias y balsas. En Invierno se hacían sogas, aparejos para los animales y útiles de madera para las casas y el campo. Los vecinos, en el siglo XIX, desviaron el curso de un río perforando una roca, ganando así un terreno que pasó a manos comunales. A partir de ahí se construyó un salto de agua, utilizando el artificial cauce. Estos logros colectivos produjeron un hondo sentimiento de humanidad, hospitalidad y solidaridad. No es de extrañar, de este modo, la conjunción de ciertos sentimientos colectivos y comunales, con los ideales anárquicos que propugnaban los libertarios españoles.

En la mencionada página web relatan que sus habitantes «vivían en una economía de casi auto subsistencia, vivían de lo que producían sus tierras: fundamentalmente lentejas, trigo de diferentes calidades, cebada para los animales y patatas, lo que se complementaba con una importante cabaña ganadera de ovejas y cabras, que pastaban en toda la zona«. Pero también se divertían con unos carnavales propios, que como bien sabemos por el conocido trabajo de Bajtin39, en tiempos remotos eran unas fiestas completamente irreverentes y desafiantes con la mentalidad oficial y el orden establecido. En Los Rodeos, en estos tiempos, consistían básicamente en celebrar bailes con disfraces por las casas. Si bien en el siglo XX estas fiestas ya no eran tan desafiantes como describieron varios autores, es cierto que su espíritu rebelde persistía en diversos modos, lo que llevó a la Dictadura franquista a prohibirlas en general, y en el caso de Los Rodeos, concretamente con las máscaras. La población desafiaba con frecuencia estas prohibiciones franquistas.

Con todo lo que hemos relatado, cabe pensar en las referidas viejas propuestas historiográficas, generalmente de carácter marxista y no exentas de hostilidad y prejuicios políticos, que señalaban al anarquismo como consecuencia del mundo rural existente en el Antiguo Régimen, inviable en la sociedad moderna. El famoso historiador Eric Hobsbawm es solo uno de los más conocidos exponentes de estas propuestas, con su famoso Rebeldes primitivos40, pero solo es la punta de un iceberg inmenso. Pero, como se sabe, los constantes estudios del anarquismo español han mostrado el carácter moderno de su ideología y movimiento, y la naturaleza urbana e industrial de sus masas activistas41. En el texto de Assumpta Castillo, se señala la aceptación de la conquista de las máquinas y no su destrucción, una cultura civilizadora, un ambiente sincrético y fraccionario, y una concepción del individuo como base esencial dentro de la comunidad.

Quisiéramos insistir que este trabajo, que resalta la presencia del anarquismo en un área rural -especialmente marginada- como es la Sierra de Baza, no puede suponer un apoyo a ciertas versiones historiográficas ya superadas del anarquismo como un fenómeno «atrasado» o «campesino». Ni siquiera aunque tenga una connotación positiva. Bueno o malo, el movimiento libertario, pese a su reivindicación anticapitalista de lo rural, se desarrolló en entornos urbanos y bebió de importantes fuentes ideológicas como la versión más humanista de la Ilustración, cuyo carácter rural es dudoso. Solo un contexto de asociacionismo en sociedades modernas que no tienen nada que ver con asambleas comunales rurales o antiguos gremios; la democratización y popularización de las manifestaciones políticas individuales y asociativas; la proliferación de la prensa escrita y de escuelas modernas; la aceptación de la razón y de los ideales de la Revolución Francesa; el establecimiento de organizaciones federadas y con funciones establecidas por escrito y acuerdos regulares; y otras muchas condiciones más pudieron promover el anarquismo en España en su historia contemporánea. Dentro de ese mundo moderno, existía el sector rural, pero exento de la mentalidad hegemónica presentes en el Antiguo Régimen.

Conclusiones

Primero. Las características sociales y económicas de la Sierra de Baza eran propicias con las propuestas del comunismo libertario descrito por los anarquistas españoles, y así se llevó a cabo durante el período en el que el anarquismo se pudo manifestar públicamente en aquel territorio.

Segundo. Estas características y la realidad geográfica de la zona son incompatibles con una economía capitalista tendente a la acumulación y competencia, principalmente porque en dicha competición la Sierra se encuentra en clara desventaja. El resultado es la despoblación y el abandono que se ha ido produciendo en la segunda mitad del siglo XX.

Tercero. La hegemonía política y económica no supone la inexistencia de esfuerzos alternativos tendentes a la recuperación de la vida en la Sierra de Baza bajo parámetros distintos, pues los cambios de tendencias siguen transcurriendo en el desarrollo histórico que seguimos protagonizando hoy en día. Más cuando existen fundamentos que anuncian los problemas técnicos para mantener el consumo de energía que ha caracterizado el último siglo, y que pueden suponer un decrecimiento forzoso a medio y largo plazo42. En cualquier caso, la memoria de un pasado alternativo que de no haber perdido la guerra pudo haberse transformado en una nueva tendencia, nos enseña que ninguna hegemonía es absoluta y se pueden dar alternativas, sin duda con ciertos esfuerzos, que pueden suponer la recuperación y conservación de zonas como la Sierra de Baza, con sus particularidades e idiosincrasia.

Fuentes

Bibliografía:

– José Antonio ALARCÓN CABALLERO: El movimiento obrero en Granada en la II República (1931-1936), Granada, Diputación Provincial de Granada, 1990.

– Emile ARMAND: Historia de las experiencias de vida en común sin Estado ni autoridad, Barcelona, Hacer, 1982.

– Mijail BAJTIN: La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento, Madrid, Alianza, 1999.

– Michel BAKOUNINE: Federalismo, socialismo y antiteologismo. Cartas sobre el patriotismo, Valencia, F. Sempere, s.d.

– Antonio María CALERO AMOR: Historia del movimiento obrero en Granada (1909-1923), Madrid, Editorial Tecnos, 1973.

– Ángel J. CAPPELLETTI: Prehistoria del Anarquismo, Madrid, Queimada, 1983.

– Assumpta CASTILLO CÁÑIZ: «Todo es nuevo, como nueva es la idea, como nuevo es el principio, como nueva es la vida: Hacia un estudio del anarquismo como fenómeno de la modernidad», Culturas políticas en la contemporaneidad, Valencia, Universitat de València, 2015, págs. 167-170.

– C.N.T.: El congreso confederal de Zaragoza, Madrid, Zero, 1978.

– Francisco José FERNÁNDEZ ANDÚJAR: De la teoría a la práctica, Tesis doctoral, Universidad de Granada, tesis doctoral, 2021.

– Víctor GARCÍA: Utopías y anarquismo, Madrid, Madre Tierra y Fundación Anselmo Lorenzo, 1992.

– David GRAEBER: Fragmentos de antropología anarquista, Barcelona, Virus, 2011.

– Piotr KROPOTKIN: La conquista del pan, Buenos Aires, Utopía Libertaria, 2005.

– Mario LÓPEZ MARTÍNEZ: Orden público y luchas agrarias en Andalucía: Granada 1931-1936, Madrid, Ediciones Libertarias, 1995.

– Carlos MARX: El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, Madrid, Fundación Federico Engels, 2003.

– Sam MBAH e I. E. Igariwey: África rebelde, Barcelona, Alikornio, 2000.

– Memorias del Congreso de Constitución de la Federación Regional de Campesinos de Andalucía, celebrado en Baza (Granada) en los días 15 y 16 de Julio de 1937, Sueca, Federación Regional de Campesinos de Andalucía, 1937.

– Francisco Bruno NAVARRO REYES: Parque Natural «Sierra de Baza», Granada, Universidad de Granada y Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, 1995.

– Isaac PUENTE: El comunismo libertario y otras proclamas insurreccionales y naturistas, Bilbao, Likiniano Elkartea, 2003.

– Carlos TAIBO: Iberia vaciada, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2021.

– Carlos TAIBO: Los olvidados de los olvidados, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2018.

– Antonio TURIEL: Petrocalipsis, Madrid, Alfabeto, 2021.

Hemeroteca:

– CNT.

– El Defensor de Granada.

– Hombres Libres.

– La Tierra.

– Solidaridad Obrera.

Grabación:

– Entrevista a Cecilio Hernández Morcillo, grabación en cuatro partes realizada el 9 de Julio de 1997 y conservada en el Archivo de la CNT-AIT Granada.

1David GRAEBER: Fragmentos de antropología anarquista, Barcelona, Virus, 2011, págs. 10-12.

2Piotr KROPOTKIN: La conquista del pan, Buenos Aires, Utopía Libertaria, 2005, pág. 43.

3Ángel J. CAPPELLETTI: Prehistoria del Anarquismo, Madrid, Queimada, 1983.

4Sam MBAH e I. E. IGARIWEY: África rebelde, Barcelona, Alikornio, 2000.

5Víctor GARCÍA: Utopías y anarquismo, Madrid, Madre Tierra y Fundación Anselmo Lorenzo, 1992.

6Emile ARMAND: Historia de las experiencias de vida en común sin Estado ni autoridad, Barcelona, Hacer, 1982.

7Carlos TAIBO: Los olvidados de los olvidados, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2018, pág. 13.

8Francisco Bruno NAVARRO REYES: Parque Natural «Sierra de Baza», Granada, Universidad de Granada y Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, 1995, págs. 11, 13, 24-27.

9Ibid, págs. 65-74.

10Para todos estos datos, nos hemos apoyado en la página web de la revista digital «Proyecto de la Sierra de Baza», en diferentes entradas que contienen sobre cada localidad o zona en su sección de «Municipios y aldeas»: https://sierradebaza.org/secciones/municipios-y-aldeas/aldeas. Consultado repetidas veces en los meses de Enero y Febrero de 2022. También ha servido como apoyo el libro de Bruno Navarro. En 2015 se anunció en la prensa un incendio en la Sierra de Baza, cuya alarma se dio por la «única» vecina de Los Rodeos, en palabras del Ayuntamiento de Caniles.

11Carlos TAIBO: Iberia vaciada, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2021.

12C.N.T.: El congreso confederal de Zaragoza, Madrid, Zero, 1978, pág. 230.

13Ibid, págs. 234-235.

14Ibid, pág. 236.

15Ibid, pág. 238.

16Memorias del Congreso de Constitución de la Federación Regional de Campesinos de Andalucía, celebrado en Baza (Granada) en los días 15 y 16 de Julio de 1937, Sueca, Federación Regional de Campesinos de Andalucía, 1937, pág. 104.

17Isaac PUENTE: El comunismo libertario y otras proclamas insurreccionales y naturistas, Bilbao, Likiniano Elkartea, 2003, pág. 24.

18Carlos MARX: El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, Madrid, Fundación Federico Engels, 2003, págs. 106-107.

19Michel BAKOUNINE: Federalismo, socialismo y antiteologismo. Cartas sobre el patriotismo, Valencia, F. Sempere, s.d., págs. 48-49.

20Eric J. HOBSBAWM: Rebeldes Primitivos, Barcelona, Ariel, 1983, pág. 144.

21Memorias del Congreso de Constitución: pág. 40.

22«En el Congreso de la Regional Andaluza empiezan las discusiones sobre aspectos constructivos», CNT, 31 de Marzo de 1933, págs. 1 y 4.

23MORALES GUZMÁN: «Acosados por el hambre», Solidaridad Obrera, 19 de Febrero de 1936, pág. 7.

24MORALES GUZMÁN: «Propaganda que se realiza», Solidaridad Obrera, 23 de Abril de 1936, pág. 4; El Defensor de Granada, 29 de Marzo de 1936, pág. 2.

25Solidaridad Obrera, 8 de Septiembre de 1932, pág. 6; Amadeo PÉREZ: «La pasada huelga y nuestra detención gubernativa», La Tierra, 7 de Diciembre de 1932, pág. 2.

26Destacamos, por ejemplo, la editorial del número 33: «La autonomía regional anhelo del proletariado», Hombres Libres, 23 de Julio de 1937, pág. 6.

27Juan ALBAYCÍN: «El Anarquismo en los pueblos de Granada», Hombres Libres, 7 de Enero de 1938, pág. 1.

28Francisco CRESPO: «En La Peza se implanta el Comunismo Libertario», CNT, 3 de Diciembre de 1932, pág. 1.

29La bibliografía sobre el movimiento obrero en Granada en el siglo XX, donde se puede corroborar estas afirmaciones en todo su contenido, es abundante pero tiene sus principales referencias en: José Antonio ALARCÓN CABALLERO: El movimiento obrero en Granada en la II República (1931-1936), Granada, Diputación Provincial de Granada, 1990; Antonio María CALERO AMOR: Historia del movimiento obrero en Granada (1909-1923), Madrid, Editorial Tecnos, 1973; Mario LÓPEZ MARTÍNEZ: Orden público y luchas agrarias en Andalucía: Granada 1931-1936, Madrid, Ediciones Libertarias, 1995.

30Más detalles en mi investigación sobre la historia del anarquismo en Granada: Francisco José FERNÁNDEZ ANDÚJAR: De la teoría a la práctica, Tesis doctoral, Universidad de Granada, 2021.

31Amador MARTÍNEZ:»Benacebada (Granada)», Solidaridad Obrera, 25 de Septiembre de 1936, pág. 6.

32En Octubre de 1932 se intentó constituir el sindicato de la CNT en Baza, pero recibió el boicot de las autoridades y de la UGT, según «El enemigo de siempre», CNT, 6 de Diciembre de 1932, pág. 3. El propio Cecilio Hernández fue militante, desde principios de los años treinta, de la CNT y de las Juventudes Libertarias. Era bastetano y vivía en Baza por entonces. Fecha su ingreso en 1931, por lo que la noticia no tuvo en cuenta un intento anterior, o bien la memoria de Cecilio falló en dicho dato. Cecilio HERNÁNDEZ MORCILLO: Entrevista, parte primera. Granada, Archivo CNT-AIT Granada, 9 de Julio de 1997.

33«La Federación Local-Comarcal de Baza, construye y labora por la Revolución», Hombres Libres, 22 de Enero de 1937, pág. 5.

34Memorias del Congreso de Constitución…, pág. 17.

35R., «Un importante Congreso Confederal en Baza», Hombres Libres, 26 de Febrero de 1937, pág. 5.

36Cecilio HERNÁNDEZ MORCILLO: Entrevista, parte cuarta. Granada, Archivo CNT-AIT Granada, 9 de Julio de 1997.

37Hombres Libres, 14 de Enero de 1938, pág. 3.

38https://sierradebaza.org/secciones/municipios-y-aldeas/aldeas/los-rodeos. Consultado el 15 de Febrero de 2022. Todo lo que se relata en las siguientes líneas se obtiene de esta entrada.

39Mijail BAJTIN: La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento, Madrid, Alianza, 1999.

40Eric J. HOBSBAWM: Rebeldes Primitivos, Barcelona, Ariel, 1983, págs. 117-144.

41Assumpta CASTILLO CÁÑIZ: «Todo es nuevo, como nueva es la idea, como nuevo es el principio, como nueva es la vida: Hacia un estudio del anarquismo como fenómeno de la modernidad», Culturas políticas en la contemporaneidad, Valencia, Universitat de València, 2015, págs. 167-170.

42Antonio TURIEL:Petrocalipsis, Madrid, Alfabeto, 2021.