jueves, 15 de septiembre de 2022

Navantia: un pozo sin fondo





No queda nada del Real Astillero de Esteiro. Ni de la Constructora Naval ni de Bazán ni de Izar. Si somos estrictos con la legislación ahora, al pozo sin fondo que tenemos anexado al Arsenal, tendríamos que llamarle Navantia, S.A, S.M.E. Unipersonal. Traducido: Navantia, Sociedad Anónima, Sociedad Mercantil Estatal Unipersonal.

Tomemos aliento y abreviemos. Los ferrolanos sin canas le seguirán llamando Navantia y los de pelo canoso le llamaremos Bazán. Así, por derecho y por costumbre, «La Bazán», que lo otro es muy largo y además engañoso. Sobre todo el palabrejo «unipersonal», por que el propietario es un accionista único, la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales). Pero —siempre hay alguno—, viene a darse el caso, como es sabido, que la SEPI pertenece a Hacienda, es decir a todos los españoles. El silogismo se resuelve dando por cierto aquel eslogan publicitario, machacón hasta más arriba del cogote, que decía «Hacienda somos todos». ¡Acabáramos! Navantia, todas las Navantias desparramadas por territorio español y filiales dispersas por el mundo adelante, somos todos, cosa que no sabemos si nos alegra o entristece.

La SEPI tuvo beneficios en 2021 gracias a las empresas del gas y alimentación. Sin embargo presentó, como es habitual, dos agujeros negros, Correos y Navantia. Los astilleros públicos tuvieron pérdidas de 93 millones de euros, y una deuda acumulada de más de 1.600 millones. Vamos, lo habitual. Las Unidades Generadoras de Efectivo, eufemismo que denomina los centros de trabajo y unidades de negocio, no han generado efectivo en números negros.

En las cuentas realizadas por PricewaterhouseCoopers Auditores, S.L., (que costaron 140 mil eurillos, aquí lo dejo) se constatan los incrementos pagados en consumos de mercaderías, materias primas, consumibles, trabajo realizado por otras empresas, servicios exteriores y tributos para pagar la deuda. Eso sí, también hay buenas palabras, de esas que forman parte del diccionario del buen auditor y que tanto les gusta a los miembros del Consejo de Administración (10 hombres y una mujer). La literatura ambigua, eufemística y chachi plasmada en la Memoria dice que existe «una previsión de contratación y desarrollo de negocio favorable para los próximos cinco años», «hay confianza en que la Sociedad vuelva a una senda de sostenibilidad recurrente» y «que se han establecido las bases de crecimiento futuro incrementando la rentabilidad y volumen del negocio».

Lo que no dice es dónde ni cómo; si se ganará dinero en construcción naval e ingeniería, reparación y transformación, sistemas o en propulsión, energía y servicios. O si otro quinquenio más todos los españoles seguiremos inyectando dinero en el pozo, a ver si atisbamos el fondo.

Fuente: La Voz de Galicia