miércoles, 20 de abril de 2022

El Roble CNT-AIT. Valentín Montané






La CNT española ha crecido gracias a sus raíces AIT, no lo olvidemos.

El Roble en cuestión tomó cuerpo en 1910 y creció con vigor llegando a representar a la mayoría de los trabajadores. Su finalidad nunca fue acaparar las poltronas políticas, por las cuales se pelean los partidos de derecha y de izquierda.

Una sola vez en su historia no dio la consigna de abstención en las elecciones, lo que puso en jaque las pretensiones de la derecha que, hasta febrero de 1936, tenía las riendas de España. La evolución en tal dominación por el capital y la iglesia era muy complicada.

El Roble progresó y el miedo cambió de campo, sus raíces, como sus ramas, se desarrollaron de forma impresionante, lo que acarreó las intrigas reaccionarias, llegando al levantamiento militar del 18 de julio 1936.

El 19 empezó la revolución más firme y profunda conocida hasta entonces.

Yo era un niño de 7 años, pero los 2 años y medio en aquel ambiente han marcado para siempre mi adhesión, sin fallo, a la organización. En el año 1939 pasamos a Francia, donde soportamos, más mal que bien, los avatares de la vida: accidentes, enfermedades y la ocupación alemana durante 4 años, con privaciones, de libertad primero, escasez de alimentos, con esa perpetua impresión de no estar en su casa y tratar de incluirnos, mal o bien, en la situación del momento, la de exiliados por fuerza.

En 1945 empecé a cotizar en la CNT de España en el exilio. He sido catalogado, (por una minoría) con la mayoría de la CNT-AIT, de inmovilista, los que así nos tildaban se han movido tanto que han ido resbalando continuamente. Hoy día vemos, con dolor y fenomenal reprobación, la postura de los que representan a la organización CNT. Han llegado a cortar las raíces AIT del Movimiento Libertario. Los pájaros carpinteros han envenenado las ramas del Gran Roble, las raíces han sufrido el efecto del veneno.

Se ha llegado hoy día, por parte de los que ostentan los cargos orgánicos, a denunciar ante tribunales a compañeros y sindicatos. Ellos no tienen en cuenta los Principios, Tácticas y Finalidades que se establecieron en el Congreso de Zaragoza en mayo de 1936. Consideran que la organización internacional AIT les estorba y han fomentado y creado una nueva Internacional.

Con esa nueva internacional se aprovechan del Historial Glorioso del Roble

AIT. Desgraciadamente, nuestros Abuelos y Padres no les pueden llamar la atención, pero, creo yo, que su ejemplo, sin fallo, debería ser respetado.

No se puede aprovechar el legado Histórico y echar por la borda los Principios Tácticas y Finalidades que nuestros antepasados elaboraron y pusieron en práctica, además, las colectividades agrícolas de Aragón, Valencia, Murcia, Cataluña, son históricas, y sin la fuerza armada de la bestia fascista hubieran sido un ejemplo para la humanidad. El sector industrial y transportes fueron socializados – colectivizados con la misma voluntad de emancipar al productor de la explotación capitalista.

Mis padres, fallecidos como tantos exilados sin haber vuelto al terruño, nos dijeron que los años más felices de sus vidas fueron los vividos del 36 al 38, animando la colectividad del pueblo en que nacimos mis tres hermanos y yo, en la ribera del Ebro, hasta el 12 de abril 1938, en que la colectividad emprendió el viaje sin regreso.

El Roble CNT-AIT se ha mantenido firme y vigoroso en el exilio, sus raíces han sido abonadas con esmero y tesón. Nuestro norte sigue siendo el apoyo al renacimiento de la CNT-AlT y el sostén material no ha faltado. Nuestras aportaciones voluntarias, sin pretensión a hacerlas valer, permitieron facilitar situaciones de solidaridad, como también en casos de juicios o necesidades orgánicas. Aquí debo manifestar sobre unas afirmaciones de Xavier Díez, en el último ORTO, respeto a Federica Montseny cuando declara que nuestra compañera de exilio CNT-AIT dirigió con mano férrea la C.N.T. de Toulouse.

Hay que tener presente que la organización vivía en todas las regiones de Francia, las regiones europeas, Canadá, México, Argentina, incluso en Australia. Pocos quedamos con vida que la pudimos ver, tratar y escuchar, repetidas veces, en mítines y mantengo que su comportamiento no tiene nada que ver con lo que deja entender la afirmación subrayada.

El sector mayoritario de la C.N.T.- A.I.T. se esforzó en mantener en alto la antorcha del Movimiento Libertario y Federica no hizo otra cosa que mantenerse fiel a los Principios, Tácticas, y Finalidades puntualizadas en el congreso de Zaragoza en 1936. Por este motivo se nos ha tildado de «inmovilistas». La minoría escicionista (activista) no vio inconveniente en relacionarse con monárquicos, incluso con Ridruejo, autor del Cara Al Sol. A estas maniobras turbias las tildan «actividades».

Los inmovilistas (después de la desaparición de Federica y de la mayoría de los compañeros testigos y actores de los eventos Revolucionarios) no abandonaron la obra emprendida y siguieron publicando un semanal CENIT hasta 2006, en la imprenta montada en 1957 con el esfuerzo de nuestra organización. No los olvidemos. Los pocos testigos reivindicamos que la labor del Proyecto Pro-Cultura realizó una obra propagandística de gran valor, que los «activistas» denigraron.

En el mismo artículo quiero dejar presente que la mayoría de la C.N.T en el exilio su mantuvo en el continente europeo. Una minoría se estableció en América Latina y en Canadá. Uno famoso, se aprovechó del pasaporte diplomático y sus buenas relaciones pudo atravesar la URSS con el transiberiano para instalarse en México, muy lejos del país que quería liberar.

Sin embargo, no hay que desesperar, en un futuro más risueño las mujeres y los hombres pueden reaccionar y volver a los cauces de convivencia y armonía, indispensables para ver de nuevo al Roble recuperar fuerza y que, de nuevo, el respeto mutuo se impondrá. A mi edad no pienso poder ver la toma de conciencia necesaria para llegar a tal fin. CNT- AlT y Movimiento Libertario es nuestro pendón, la vida orgánica merece que se respecten los Principios, Tácticas y Finalidades abiertos hacia el porvenir.

Valentín Montané

Revista "Orto", nº 204