Alemania, que está registrando uno de los peores años en cuanto a violencia racista con más de 500 ataques contra centros de refugiados, sigue siendo uno de los objetivos principales de los refugiados e inmigrantes en Europa.
Según las autoridades alemanas, el número de multas y condenas por ataques y agresiones contra los refugiados y centros de acogida se eleva a 637, multiplicando por tres los registrados durante todo el año anterior.
Los directores de los centros de acogida para refugiados han expresado su alarma ante la publicación de los nuevos datos. "Vivimos la peor ola de violencia racista y ultraderechista desde hace veinte años", manifiesta el presidente de la organización caritativa Diakonie. Lilie recuerda que los ataques ya no se registran contra edificios vacíos destinados a ser utilizados como asilo, sino también contra asilos ya en funcionamiento, y reclama una mayor protección.
Asimismo, el presidente de Diakonie criticó a la Policía de seguridad por los pocos casos resueltos de intento de incendios contra asilo: "un proceso rápido, consecuente y rápido puede contribuir a evitar una escalada de los actos violentos", dice.
Bernd Wagner, el fundador de Exit, una iniciativa para ayudar a los miembros de organizaciones de ultraderecha a abandonar su militancia, cree que la situación no tiene parangón desde la Reunificación y que "pronto podríamos lamentar la primera víctima mortal si no se pone fin a la violencia".
El pasado fin de semana Alemania vivió el peor episodio de violencia racista en décadas, con varias agresiones contra refugiados, centros de acogido, periodistas y políticos.
Se espera que Alemania acoja un total de 1,5 millones de refugiados en 2015.
Alemania, que está registrando uno de los peores años en cuanto a violencia racista con más de 500 ataques contra centros de refugiados, sigue siendo uno de los objetivos principales de los refugiados e inmigrantes en Europa.
