Está el machismo y luego está el embajador de Arabia Saudí en los Estados Unidos. Este muchachote Abdullah Al-Saud, responsable de la diplomacia saudí en Washington se sometió hace unos días a las preguntas de los periodistas sobre la guerra en Yemen, donde se suceden los bombardeos. He aquí, su respuesta:
"¿Que si vamos a dejar de bombardear Yemen? La respuesta es la misma que si me preguntase si voy a dejar de pegar a mi mujer", contestó el embajador, dando por evidente la respuesta negativa y acompañando la barbaridad con una sonora risotada.
Las palabras y la actitud de Al-Saud son el reflejo del trato que Arabia Saudí dispensa a sus mujeres.
Sus declaraciones, además, demuestran su escasa sensibilidad ante el conflicto en Yemen, donde Arabia Saudí ha causado buena parte de los 10.000 muertos contabilizados a través de bombardeos intensivos.
"¿Que si vamos a dejar de bombardear Yemen? La respuesta es la misma que si me preguntase si voy a dejar de pegar a mi mujer", contestó el embajador, dando por evidente la respuesta negativa y acompañando la barbaridad con una sonora risotada.
Las palabras y la actitud de Al-Saud son el reflejo del trato que Arabia Saudí dispensa a sus mujeres.
Sus declaraciones, además, demuestran su escasa sensibilidad ante el conflicto en Yemen, donde Arabia Saudí ha causado buena parte de los 10.000 muertos contabilizados a través de bombardeos intensivos.
Ah! Arabia Saudí, primera potencia petrolera del mundo y “guardián de los lugares santos del islam”, La Meca o Medina, y todo un infierno para las mujeres. Pero si eres mujer y alguna circunstancia te lleva a tener que viajar o vivir un tiempo en ese país, es importante que conozca algunas cosas que no puede hacer en Arabia Saudí:
-Desplazarse sin un pariente masculino. Las saudíes deben contar siempre en sus movimientos fuera de casa con un “mahram”, un guardián varón que muchas veces es el marido o tiene algún grado de parentesco. La tradición religiosa se fundamenta en el principio de que la libertad de movimiento hace a las mujeres “vulnerables al pecado”. La norma es estricta, y también se aplica a las salidas de casa para las compras o la visita al médico.
-Conducir. La monarquía saudí ya permite a las mujeres votar y ser votadas en los consejos municipales, pero solo si cuentan con el permiso de sus maridos y son conducidas por estos a los lugares de votación. La doctrina religiosa wahabí -la más radical del islam- prohíbe a la mujer conducir el vehículo por los riesgos de relacionarse con varones en caso de avería.
-Viajar. Para desplazarse fuera de la ciudad donde reside debe contar con una autorización expresa de su marido o tutor legal.
-Abrir una cuenta bancaria ... sin permiso de su marido.
-Mostrar su belleza con la ropa o el maquillaje. El código de vestimenta en Arabia Saudí es estricto. Las mayoría de las mujeres se ven obligadas a llevar una túnica negra -la abaya- y un velo que deja al descubierto solo el rostro. La policía religiosa saudí controla estrictamente esta norma en las calles y centros comerciales.
-Darse un baño. Hay playas solo para mujeres. En los hoteles de lujo, las piscinas y gimnasios son solo para los varones.
-Relacionarse con hombres. Las mujeres deben limitar al máximo su conversación con un varón que no sea de su parentela. Todos los edificios públicos, recuerde, tienen entradas diferenciadas para hombres y mujeres.
-Practicar deportes a la vista de todos. En las raras ocasiones en que atletas femeninos saudíes han acudido a competiciones internacionales, lo han hecho acompañadas de guardianes masculinos y con ropa deportiva que les cubría todo el cuerpo y el pelo.
-Probarse la ropa durante las compras. La mera idea de que haya probadores femeninos en las tiendas escandaliza al clero wahabí saudí, fuente de legitimidad de la monarquía de los Saud. Hasta enero de 2012, los empleados de las tiendas de lencería en Arabia Saudí eran hombres, por lo general empleados asiáticos; tras una revuelta de las mujeres, ahora se exige que sean chicas.
-Leer una revista femenina ... que no haya pasado previamente por la censura.
-Entrar en un cementerio. Los camposantos saudíes están abiertos solo a los varones.
-Desplazarse sin un pariente masculino. Las saudíes deben contar siempre en sus movimientos fuera de casa con un “mahram”, un guardián varón que muchas veces es el marido o tiene algún grado de parentesco. La tradición religiosa se fundamenta en el principio de que la libertad de movimiento hace a las mujeres “vulnerables al pecado”. La norma es estricta, y también se aplica a las salidas de casa para las compras o la visita al médico.
-Conducir. La monarquía saudí ya permite a las mujeres votar y ser votadas en los consejos municipales, pero solo si cuentan con el permiso de sus maridos y son conducidas por estos a los lugares de votación. La doctrina religiosa wahabí -la más radical del islam- prohíbe a la mujer conducir el vehículo por los riesgos de relacionarse con varones en caso de avería.
-Viajar. Para desplazarse fuera de la ciudad donde reside debe contar con una autorización expresa de su marido o tutor legal.
-Abrir una cuenta bancaria ... sin permiso de su marido.
-Mostrar su belleza con la ropa o el maquillaje. El código de vestimenta en Arabia Saudí es estricto. Las mayoría de las mujeres se ven obligadas a llevar una túnica negra -la abaya- y un velo que deja al descubierto solo el rostro. La policía religiosa saudí controla estrictamente esta norma en las calles y centros comerciales.
-Darse un baño. Hay playas solo para mujeres. En los hoteles de lujo, las piscinas y gimnasios son solo para los varones.
-Relacionarse con hombres. Las mujeres deben limitar al máximo su conversación con un varón que no sea de su parentela. Todos los edificios públicos, recuerde, tienen entradas diferenciadas para hombres y mujeres.
-Practicar deportes a la vista de todos. En las raras ocasiones en que atletas femeninos saudíes han acudido a competiciones internacionales, lo han hecho acompañadas de guardianes masculinos y con ropa deportiva que les cubría todo el cuerpo y el pelo.
-Probarse la ropa durante las compras. La mera idea de que haya probadores femeninos en las tiendas escandaliza al clero wahabí saudí, fuente de legitimidad de la monarquía de los Saud. Hasta enero de 2012, los empleados de las tiendas de lencería en Arabia Saudí eran hombres, por lo general empleados asiáticos; tras una revuelta de las mujeres, ahora se exige que sean chicas.
-Leer una revista femenina ... que no haya pasado previamente por la censura.
-Entrar en un cementerio. Los camposantos saudíes están abiertos solo a los varones.