La avenida Diagonal de Barcelona, esquina con plaza Maria Cristina, se emplazó entre 1939 y 1955 la Prisión Provincial de Mujeres. Hoy en día, es una zona ahora de paseo, incluso cruza el tranvía. Aquí se emplazó entre 1939 y 1955 la Prisión Provincial de Mujeres de Barcelona, una institución creada por el Govern de la Generalitat republicano burguesa en el Asilo del Buen Consejo, una antigua casa de campo que hasta entonces habían dirigido las monjas dominicas francesas para "mantener gratuitamente, instruir y moralizar a jóvenes descarriadas"...
Durante la dictadura franquista, la antigua masía se convirtió en un lugar de represión para las mujeres antifascistas. Llegaron a ocupar la cárcel casi 2.000 de ellas con 40 de sus hijos, a pesar de que el espacio no estaba acondicionado para albergar más de 150 personas. Además, 11 presas políticas fueron fusiladas durante los años más duros de la dictadura. Actualmente, el único recuerdo que se mantiene es una pequeña placa en una de las fachadas del edificio de El Corte Inglés.
La Prisión Provincial de Mujeres de Barcelona fue una de las principales instituciones represoras del régimen franquista y albergaba presas del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y de la anarquista CNT (Confederación Nacional del Trabajo), entre otras muchas. Cuando las mujeres encerradas obtuvieron la libertad, su causa permaneció en el silencio y el recuerdo de esta cárcel ha quedado enterrado durante décadas. A 75 años del fin de la Guerra Civil Española, varias organizaciones han querido recuperar la memoria de todas aquellas mujeres a través de unas jornadas que coincidieron con el día internacional contra la violencia de género.
Asociaciones vecinales y familiares de las ex presas han sido esenciales en esta iniciativa, para restituir una parte de la memoria colectiva de la ciudad.
Durante las jornadas, se hizo hincapié en mostrar la vida y situación de las presas, quienes durante sus años de cautiverio estuvieron trabajando en los extensos campos que rodeaban el antiguo asilo en beneficio del orden nacional católico que regía la prisión, y más adelante en un taller de costura instalado en el mismo edificio. Este trabajo fue en muchos casos el único sustento que tenían las familias, ya que muchas de las reclusas eran esposas de antifascistas, que podían estar exiliados o encarcelados, así que tenían que pasar su temporada en la prisión con sus hijos pequeños, y el sueldo que recibían por su trabajo en la cárcel era lo único que tenían para mantener a toda la familia.
En octubre de 1955 se cerró la prisión y las presas fueron reubicadas en la Prisión Modelo de Barcelona. Años más tarde, en el lugar de la antigua prisión se construyeron unos grandes almacenes, y el recuerdo de las presas se ha hecho invisible en el paisaje urbano durante sesenta años. Ahora, las jornadas internacionales de Les Corts tienen el objetivo de abrir un nuevo debate sobre la preservación de la memoria de la antigua cárcel de mujeres de Les Corts, a partir de un monumento permanente que promueva su recuerdo.
"Queremos abrir un debate colectivo y ciudadano a cerca de cómo queremos representar la memoria de estas personas y en qué espacio público queremos llevarlo a cabo. Entre los proyectos presentados hay desde la señalización hacia el emplazamiento de la antigua cárcel y al punto donde se fusilaron a las presas políticas, hasta un memorial subterráneo", apunta una portavoz de estos proyectos.
Con este objetivo, se han presentado siete propuestas memoriales desarrolladas por estudiantes del Máster de Diseño Urbano de la Universidad de Barcelona, presentados en monolitos situados en plena calle.