ANTE LAS ELECCIONES NI VOTAR NI QUEDARSE EN CASA: ABSTENCIÓN ACTIVA
Las próximas elecciones del 20-D acaparan portadas y minutos en televisión. Según los medios, se trata de unas elecciones históricas, ya que por primera vez desde la transición son más de 2 partidos los que tienen opciones de gobierno. Sin embargo, desde la CNT-AIT de Barcelona seguiremos llamando a la ABSTENCIÓN ACTIVA. Y os explicamos por qué.
El voto es una representación simbólica de la voluntad política de un individuo. Sin embargo, mediante el voto, esa voluntad se delega en un partido político, a través de unos representantes, que son quienes finalmente tienen la capacidad de tomar decisiones. En la práctica, el voto no es más que la elección de un grupo de personas para que hagan y deshagan a su antojo, contando con que, supuestamente, la mayoría de la población confía en sus decisiones. Mediante el voto renunciamos a nuestra capacidad de influir en la política que nos afectará durante los años de legislatura, ya que legitimamos las decisiones que se tomarán en nuestro nombre.
Votando no sólo respaldas la opción política que has escogido, también aceptas que la opción mayoritaria sea la que gobierne, sea cual sea su programa político, ya que aceptas el sistema parlamentario y las elecciones como un método válido de representación de sociedad. Normalmente se dice por ahí: si no votas, no te quejes. Sin embargo, basándonos en el funcionamiento de nuestro sistema parlamentario, la lógica de esa afirmación es la contraria: si votas, no te quejes, ya que has otorgado legitimidad a las decisiones que los gobernantes han tomado por tí.
La aparición de nuevos partidos políticos no cambia ni siquiera superficialmente el modelo de sociedad hacia el el que avanzamos. Todo lo contrario. Las ideas supuestamente positivas que alguno de estos partidos pudiera tener son neutralizadas hasta su desaparición en cuanto aumentan las posibilidades de que ese partido gobierne. Un ejemplo es PODEMOS y su cambio de discurso desde su aparición hasta las elecciones. Empezaron proponiendo un modelo de partido descentralizado y asambleario, basado en unos “círculos” que supuestamente capacitaban a la población a decidir sobre cualquier asunto que les afectase. Además dirigían su discurso a las “clases populares”, haciendo guiños al anticapitalismo y adelantando por la izquierda a otras formaciones políticas como IU. En la actualidad son un partido tradicional y jerárquico que no cuestiona para nada la estructura del Estado. Hablan de fortalecer el ejército, hacen guiños a la “unidad de España” y aseguran que son las pequeñas y medianas empresas las que generan riqueza en “este” país. En definitiva, PODEMOS, en caso de gobernar, llevará inevitablemente el mismo camino que su equivalente griego SYRIZA, el cual ha aplicado medidas de austeridad y recortes comparables a las de la derecha, y que ya han obligado a los trabajadores griegos a convocar varias huelgas generales.
Además, la aparición de nuevos partidos con opciones de gobierno ha supuesto un freno a las movilizaciones de calle, las cuales son realmente el camino para cambiar la sociedad. Hasta hace hace 2 años la contestación social, las huelgas y los conflictos barriales iban en aumento. Con la aparición de los primeros comicios electorales de aquel momento, las elecciones europeas, las consiguientes elecciones autonómicas en algunas partes, así como las municipales y finalmente las generales, el nivel de movilización social ha ido decreciendo hasta encontrarnos el actual clima de derrota y desmovilización. La rabia fue canalizada hacia el voto a las formaciones políticas “del cambio”. Y ya podemos ver el resultado. Antes mencionábamos el caso griego. Ahora recordaremos la política municipal de Ada Colau de palizas a los vendedores ambulantes, la cesión ante el chantaje del lobby turístico en casos como la torre AGBAR, la iluminación navideña impuesta por El Corte Inglés o las promesas incumplidas a los trabajadores de MOVISTAR. Lo único que ha cambiado en “las ciudades del cambio” es que antes la gente estaba realizando protestas en la calle, y ahora están entretenidos en campañas electorales de ilusiones y mentiras.
Nosotros no proponemos la abstención activa porque pensemos que votar no sirva para nada, sino porque sabemos que sirve precisamente para afianzar y legitimar un modelo social que es injusto. Y es que todos los partidos políticos comparten una cosa: aceptan unas reglas del juego en las que el modelo social, eso que a veces llamamos “el sistema”, no se cuestiona. No se cuestiona el ejército. No se cuestiona la división de la sociedad en clases. No se cuestiona la propiedad privada. No se cuestiona el patriarcado. No se cuestiona el propio sistema de representatividad.
Por último aclarar que nuestra opción ante las elecciones, la abstención activa, no significa simplemente no ir a votar. Significa tomar partido en las cuestiones políticas todos los días, mediante la participación directa, sin representantes. Significa luchar para conseguir mayores cuotas de libertad y para dignificar nuestras condiciones de vida. Significa renunciar a los gobernantes porque nos consideramos capaces de gobernarnos a nosotros mismos. Significa dar la cara el trabajo y en el barrio. Significa ser conscientes de que la unión entre iguales es la única herramienta que nos fortalece y nos permite dar pasos adelante. Y es que no olvidamos de que las mayores conquistas laborales y sociales se dieron en episodios de lucha y enfrentamiento. Ningún gobierno, ningún partido nos regaló nunca nada. Y no van a empezar a hacerlo ahora.
CNT-AIT de Barcelona