Desde que a mediados del siglo XVIII Linneo publicó un método de clasificación de los seres vivos, los taxónomos han identificado entre 1,50 y 1,75 millones de especies, aunque es evidente que todavía hay muchas más especies sin clasificar, especialmente insectos. Por ser más fácil su estudio y por su utilización como indicadores biológicos, los animales vertebrados son los más conocidos, e incluso valorados, y el grupo que suele recabar más esfuerzos de conservación. Dados los requerimientos tróficos y sus dependencias de hábitats en buen estado de conservación, las campañas de conservación de los vertebrados, y especialmente de los mamíferos, conllevan la conservación de la gran mayoría de las especies de fauna y flora, de las cuales dependen. El estado de biodiversidad de Europa es considerado a escala mundial como "crítico y en peligro", siendo España sin duda la que cuenta con una mayor diversidad biológica. Actualmente España cuenta, según datos de Ecologistas en Acción, con 38 vertebrados en peligro de extinción, lo que supone el 30% de las aves (17 especies), el 14% de los reptiles (7 especies), el 6% de los mamíferos (7 especies), el 8% de los anfibios (2 especies) y el 7% de los peces continentales (5 especies). Lamentablemente no todas estas especies están consideradas "en peligro de extinción" en al Catalogo Nacional de Especies Amenazadas. La extinción es irreparable. Si un animal deja de existir, no lo volverá a hacer nunca más, y quizás esa extinción, muy seguramente, produzca estragos en la cadena alimenticia, afectando directa o indirectamente a los humanos.