El día 22 de marzo es el día que se ha elegido para traer el circo electoral a Andalucía. Ya vemos como los aspirantes se engalanan, sacan a la luz sus propuestas populistas y que ellos mismos saben que no lo van a hacer, y no dan lugar a que las cámaras los pillen sin la sonrisa Profident en sus rostros. Es la época de acercarse a la gente de la calle, a dar apretones de manos y hacerse fotos con los más despojados de la sociedad, prometiéndoles todo aquello que con anterioridad les habían arrebatado.
El 22 – M es el culmen de las grandes mentiras, y aquel que mejor mienta, será el que se llevará el cetro de poder que le otorgará la posibilidad de colocar a sus parientes y amigotes, de llevarse comisiones y prebendas por dar licitaciones de obras o servicios a ciertos empresarios amigos, etc. En esto consiste las elecciones, para eso los partidos luchan y se zancadillean en el periodo electoral, puesto que el pastel a conseguir, fruto de todo nuestro trabajo recaudado en impuestos, es bastante jugoso y todos quieren comer de él.
¿Pero qué supone las elecciones para un trabajador cualquiera? La respuesta es clara. Es la participación en la legitimación del expolio de los bienes comunes de la sociedad. Todos los gobiernos (autonómicos, generales, provinciales y locales) tienen una clara intención:
• Dotarse de recursos para sus campañas. Vemos como cada día nos suman más y más impuestos, como estos suben, pero las prestaciones que recibimos se recortan más y más y los salarios para el que los tenga quedan reducidos a la nada. ¿Y esto para qué? ¿Para hacer mejores carreteras, una sanidad y una educación de lujo? Pues no, ya que el dinero no se invierte en su gran mayoría en programas y planes de desarrollo, sino en publicidad.
• Privatizar en manos amigas los recursos de la sociedad. Estos son los grandes negocios y las jubilaciones de oro para los ya vitalicios diputados, consejeros/as y presidente/a del parlamento. Un ejemplo claro de esto es el beneficio que han tenido con las privatizaciones de las cajas de ahorro.
• Atraer empresarios para que “inviertan” en su territorio. Pero los empresarios no invierten, ya que mucha de las obras que realizan son subvencionadas y si la empresa tiene beneficio continúan y si no se da al cierre, costándole al empresario cero euros, pero a los andaluces sí que nos cuesta dinero. Los contratos laborales de los trabajadores los primeros años son subvencionados, y además con unas condiciones laborales para los trabajadores paupérrimas. Por lo que le da el ambiente perfecto a los empresarios ya que tienen flexibilidad laboral, salarios por debajo del SMI e incluso del IPREM, despidos gratuitos, y jornadas laborales por encima de las 40 horas.
Como vemos votar no es ninguna solución, es más bien lo contrario. Es ponerse una soga al cuello durante cuatro años, en el que se le da al político de turno y a su camarilla empresarial, un cheque en blanco para que haga y deshaga con nuestro dinero lo que más le convengan a ellos, a su partido y a su círculo.
Por ello, te animamos a que el 22 M no votes. Que practiques la abstención activa, que no es más que recuperar el control de nuestras vidas, llegar a una mayoría de edad que se nos niega, poder elegir qué es lo que queremos, cómo lo queremos y cuando lo queremos. Para ello, no participemos en su juego, organizémonos de manera horizontal, en donde todos tengamos voz y voto, en donde se practique una democracia real, una democracia directa y no delegarla en representantes que sólo representan los intereses de los empresarios y de la banca.
El 22 de Marzo, no votes, organízate, lucha y conquistemos la capacidad de decidir
POR LA ABSTENCIÓN ACTIVA