Tú, que eres rebelde, con conciencia política, que participas, que eres militante… Siento decirte compañera, que por mucho que te lo hagan creer, no vivimos en la Utopía igualitaria, que todavía no hemos sido capaces de transformar las estructuras políticas y sociales, de crear conciencia, de educarnos en lo que significa feminismo. Y es que es más fácil construir una conciencia crítica anti-capitalista, que una conciencia crítica anti-patriarcal. Y es que no lo tenemos fácil en una sociedad dominada por un capitalismo patriarcal donde el acoso, el maltrato, la explotación, la desigualdad forman parte de un sistema naturalizado, que a menudo no percibimos como sistema de opresión, porque no solo se manifiesta corporal o físicamente, sino que también lo hace a través de lo simbólico, lo psicológico y la autoconstrucción personal.
Por ello, el feminismo sigue necesitando nuestra fuerza e impulso y más aun en estos días en los que estamos sufriendo una clara ofensiva contra los derechos y las libertades. Debemos seguir denunciando la brecha salarial entre hombres y mujeres por el mismo trabajo, criticar los estereotipos de feminidad y masculinidad hegemónicos, promover la solidaridad y sobretodo empezar a cambiar la manera de construirnos como personas, eliminando la violencia machista que vivimos en nuestra cotidianidad: hogar, calle trabajo, y destruyendo ese viejo mundo que te otorga una serie de privilegios por el mero hecho de tener pene.
Solo nuestro empoderamiento como mujeres hará posible la igualdad.
Nosotras somos y seremos, lo que queramos ser y no lo que quieren que seamos.
Sin feminismo no hay transformación o revolución social posible.