jueves, 17 de septiembre de 2015

...y Hungría soltó a los perros




Cuerpos represivos húngaros ha empleado gases lacrimógenos y un cañón de agua contra los migrantes y refugiados, entre los que se encontraban , niñ@s, ancian@s, mujeres embarazadas, herid@s e incapacitad@s, concentrados en la frontera con Serbia. Poco tiempo después, Hungría ha ordenado el cierre completo de la frontera durante un período de 30 días.

Esta es la segunda vez que las autoridades xenófobas húngaras emplean los gases lacrimógenos contra l@s refugiad@s. La primera ocasión se produjo el pasado 28 de agosto en ese mismo puesto fronterizo. Además, durante estas semanas han empleado también spray pimienta. La policía macedonia también ha usado los gases en su intento de repeler el flujo de refugiad@s.

La Policía húngara ha empleado gases lacrimógenos y un cañón de agua contra los migrantes y refugiados concentrados en la frontera con Serbia, según ha informado un reportero de Reuters presente durante los hechos. Poco tiempo después, Hungría ha ordenado el cierre completo de la frontera durante un periodo de 30 días.

Según esta fuente, cientos de agentes de policía antidisturbios en vehículos blindados, apoyados por unidades especiales antiterroristas (casi nada), se han movilizado para dispersar a los refugiados que protestan desde el otro lado de la valla para que les dejen pasar.

Poco antes, la Policía había denunciado que un grupo de migrantes “agresivos” había conseguido romper la puerta del paso fronterizo desde Serbia, pero un responsable de la ONU que estaba en el lugar ha negado que los inmigrantes hubieran llegado a hacerlo.

“La Policía está adoptando medidas legales y proporcionadas para proteger la frontera estatal húngara y la frontera exterior de la Unión Europea”, ha argumentado el cuerpo de seguridad en un comunicado.

Un portavoz del Gobierno húngaro ha asegurado que los refugiados estaban “armados con tubos y palos”. Las imágenes retransmitidas por la televisión del país mostraban a algunos de los refugiados arrojando botellas y piedras a los policías por encima de la enorme valla que Hungría ha construido para impedir el paso de los inmigrantes.

Tras los disturbios, Hungría ha informado del cierre del paso fronterizo de Röszke-Horgos durante 30 días, según ha informado el ministro de Asuntos Exteriores húngaro.


Desde hace dos días, cuando Hungría terminó de construir la doble alambrada cerrando por completo el acceso al país en plena crisis re refugiados, más de 2.000 personas que huyen de Siria, Irak o Afganistán se encuentran en la frontera de Serbia exigiendo que se les permita la entrada en suelo húngaro.

Hungría ha movilizado a la Policía y al Ejército para prevenir cualquier eventual intento de los refugiados de romper la valla. Paralelamente, ha entrado en vigor una ley que penaliza con entre uno y cinco años de cárcel la entrada ilegal en el país.

Unas 200.000 personas que huyen de conflictos o la pobreza en países de Oriente Medio y Asia han pasado por Hungría en lo que va de año, aunque la inmensa mayoría sólo quiere abandonar este país cuanto antes y seguir hacia Alemania.