Un noticiario soviético filmó al anarquista una hora antes de caer herido de muerte en el frente de Madrid. Fue el 19 de noviembre, y falleció en el hotel Ritz al día siguiente...
Las investigaciones e informes han dado lugar a toda clase de conjeturas sobre las circunstancias de lo que fue la muerte del mayor personaje del anarquismo español, Buenaventura Durruti, en aquel terrible mes de noviembre de 1936 con el ejército fascista intentando tomar Madrid al precio que fuese.
Ninguna calle era segura. Se hablaba de quinta columnistas, un enemigo interior dispuesto a tirotear y sabotear la resistencia. Las tropas asediaban el centro desde el Manzanares y el Parque del Oeste, mientras en distintos puntos se libraban encarnizados combates. Como en el Hospital Clínico, en cuyas inmediaciones cayó Durruti. Allí se peleaba metro a metro, planta por planta, y aún pueden verse los vestigios de la batalla de la que se conservan estremecedoras fotografías e incluso un gran hoyo que puede apreciarse en el terreno colindante resultado de una explosión.
Los cámaras soviéticos filmaron la resistencia de la capital. En Sobre los sucesos de España, una producción de los Estudios de Moscú de la Soiuzkinochronica que se programó en los noticiarios rusos y fue dirigida por F. Kiseliov y filmada por los corresponsales especiales Román Karmen y Boris Makasséiev, podemos ver las última imágenes del anarquista: «Al frente de su columna Madrid tuvo a uno los militantes más activos del Frente Popular, Buenaventura Durruti, líder anarquista catalán», cuenta la voz del narrador. Durruti habla con un civil y con el sargento Manzana, Jefe de E. M. de la Columna Durruti, que muestra su brazo herido a Durruti. «Los cameraman han filmado a Durruti, una hora antes de su muerte por una traidora bala fascista», continúa diciendo, al tiempo que se muestran primeros planos del sargento Manzana y de Durruti.
No lo sospechaba, pero se dirigía a la muerte en aquel 19 de noviembre, un hecho que fue narrado entre otros por Julio Graves, uno de los testigos: «Llegamos a la plaza de Cuatro Caminos y giré por la Avenida de Pablo Iglesias a toda velocidad. Pasamos al lado de unas casitas bajas que hay al final de la avenida y luego giramos a la derecha. Llegando a una bocacalle vimos a un grupo de milicianos que parecía venir a nuestro encuentro. Durruti sospechó que aquellos muchachos tenían la intención de abandonar el frente y me ordenó detener el coche. Maldita la hora, mi comandante. Estábamos en zona de fuego enemigo. Las tropas moras, que ocupaban el Hospital Clínico y dominaban el lugar, disparaban contra todo lo que se movía. No se oían más que tiros por todos lados. Por precaución, estacioné el auto en la esquina de uno de aquellos hotelitos de la zona. Durruti y Manzana bajaron del coche y se fueron hacia el grupo de milicianos para preguntarles dónde iban. Los soldados, sorprendidos en su falta, no supieron qué contestar. Durruti les reprendió severamente y les ordenó que volvieran a sus puestos [...]. Los soldados a los que reprendía Durruti agacharon las orejas y se dieron media vuelta, mi comandante. Durruti y el sargento Manzana se vinieron para el coche. Estábamos enfrente del Hospital Clínico y los rebeldes no dejaban de disparar. Varias balas silbaron cerca. Muy cerca, mi comandante. Parecía como si los moros se hubieran dado cuenta de que estábamos allí y, al ser un blanco fácil, hubieran decidido arremeter contra el coche. Pude oír a mi espalda cómo Durruti abría la puerta de atrás del coche y a continuación un disparo. Durruti cayó al suelo con el pecho cubierto de sangre. Yo salí del vehículo y, junto con Manzana, lo colocamos en el asiento de atrás. Di media vuelta al coche y me dirigí a toda velocidad hacia el hospital que hay en el hotel Ritz. Al llegar nos atendió el doctor Santamaría, el médico de la columna, y se llevó a Durruti rápidamente a los quirófanos que estaban en los sótanos del hotel»...
Las investigaciones e informes han dado lugar a toda clase de conjeturas sobre las circunstancias de lo que fue la muerte del mayor personaje del anarquismo español, Buenaventura Durruti, en aquel terrible mes de noviembre de 1936 con el ejército fascista intentando tomar Madrid al precio que fuese.
Ninguna calle era segura. Se hablaba de quinta columnistas, un enemigo interior dispuesto a tirotear y sabotear la resistencia. Las tropas asediaban el centro desde el Manzanares y el Parque del Oeste, mientras en distintos puntos se libraban encarnizados combates. Como en el Hospital Clínico, en cuyas inmediaciones cayó Durruti. Allí se peleaba metro a metro, planta por planta, y aún pueden verse los vestigios de la batalla de la que se conservan estremecedoras fotografías e incluso un gran hoyo que puede apreciarse en el terreno colindante resultado de una explosión.
Los cámaras soviéticos filmaron la resistencia de la capital. En Sobre los sucesos de España, una producción de los Estudios de Moscú de la Soiuzkinochronica que se programó en los noticiarios rusos y fue dirigida por F. Kiseliov y filmada por los corresponsales especiales Román Karmen y Boris Makasséiev, podemos ver las última imágenes del anarquista: «Al frente de su columna Madrid tuvo a uno los militantes más activos del Frente Popular, Buenaventura Durruti, líder anarquista catalán», cuenta la voz del narrador. Durruti habla con un civil y con el sargento Manzana, Jefe de E. M. de la Columna Durruti, que muestra su brazo herido a Durruti. «Los cameraman han filmado a Durruti, una hora antes de su muerte por una traidora bala fascista», continúa diciendo, al tiempo que se muestran primeros planos del sargento Manzana y de Durruti.
No lo sospechaba, pero se dirigía a la muerte en aquel 19 de noviembre, un hecho que fue narrado entre otros por Julio Graves, uno de los testigos: «Llegamos a la plaza de Cuatro Caminos y giré por la Avenida de Pablo Iglesias a toda velocidad. Pasamos al lado de unas casitas bajas que hay al final de la avenida y luego giramos a la derecha. Llegando a una bocacalle vimos a un grupo de milicianos que parecía venir a nuestro encuentro. Durruti sospechó que aquellos muchachos tenían la intención de abandonar el frente y me ordenó detener el coche. Maldita la hora, mi comandante. Estábamos en zona de fuego enemigo. Las tropas moras, que ocupaban el Hospital Clínico y dominaban el lugar, disparaban contra todo lo que se movía. No se oían más que tiros por todos lados. Por precaución, estacioné el auto en la esquina de uno de aquellos hotelitos de la zona. Durruti y Manzana bajaron del coche y se fueron hacia el grupo de milicianos para preguntarles dónde iban. Los soldados, sorprendidos en su falta, no supieron qué contestar. Durruti les reprendió severamente y les ordenó que volvieran a sus puestos [...]. Los soldados a los que reprendía Durruti agacharon las orejas y se dieron media vuelta, mi comandante. Durruti y el sargento Manzana se vinieron para el coche. Estábamos enfrente del Hospital Clínico y los rebeldes no dejaban de disparar. Varias balas silbaron cerca. Muy cerca, mi comandante. Parecía como si los moros se hubieran dado cuenta de que estábamos allí y, al ser un blanco fácil, hubieran decidido arremeter contra el coche. Pude oír a mi espalda cómo Durruti abría la puerta de atrás del coche y a continuación un disparo. Durruti cayó al suelo con el pecho cubierto de sangre. Yo salí del vehículo y, junto con Manzana, lo colocamos en el asiento de atrás. Di media vuelta al coche y me dirigí a toda velocidad hacia el hospital que hay en el hotel Ritz. Al llegar nos atendió el doctor Santamaría, el médico de la columna, y se llevó a Durruti rápidamente a los quirófanos que estaban en los sótanos del hotel»...
Fallecería en la madrugada ya del 20 de noviembre. Maldita la hora.