En nueve meses, 838 trabajadores han muerto en accidente laboral
Desde enero hasta septiembre de 2008 han muerto 838 personas en accidente laboral, un 4% menos que en el mismo período de 2007, según los últimos datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración .
El paro se dispara y roza los tres millones, la cifra más alta de los últimos doce años
La crisis del capital descarga su peso sobre los trabajadores. Casi 3 millones de parados, que seguirán aumentando durante los próximos dos años. ¿Y las 35 horas semanales? ¿Y el subsidio indefinido?
La crisis del sistema capitalista es profunda y veremos hasta dónde alcanza. De momento, los trabajadores afectados van en aumento. Medidas como la escala móvil de horas de trabajo y de salarios, el subsidio de paro universal e indefinido en tanto no se disponga de trabajo, la jubilación a los 60 años con el 100% de la pensión o la intervención de las empresas por razones de interés social, entre otras, impedirían que el capital descargue su crisis sobre los trabajadores y abrirían una perspectiva favorable a la mayoría social, aquella que aporta su trabajo y que no ha provocado la crisis. Los grandes sindicatos, con dirigentes acomodados y domesticados, no están por la labor.
Desde enero hasta septiembre de 2008 han muerto 838 personas en accidente laboral, un 4% menos que en el mismo período de 2007, según los últimos datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración .
El paro se dispara y roza los tres millones, la cifra más alta de los últimos doce años
La crisis del capital descarga su peso sobre los trabajadores. Casi 3 millones de parados, que seguirán aumentando durante los próximos dos años. ¿Y las 35 horas semanales? ¿Y el subsidio indefinido?
La crisis del sistema capitalista es profunda y veremos hasta dónde alcanza. De momento, los trabajadores afectados van en aumento. Medidas como la escala móvil de horas de trabajo y de salarios, el subsidio de paro universal e indefinido en tanto no se disponga de trabajo, la jubilación a los 60 años con el 100% de la pensión o la intervención de las empresas por razones de interés social, entre otras, impedirían que el capital descargue su crisis sobre los trabajadores y abrirían una perspectiva favorable a la mayoría social, aquella que aporta su trabajo y que no ha provocado la crisis. Los grandes sindicatos, con dirigentes acomodados y domesticados, no están por la labor.