De un valor y coraje personal extraordinario no toleró nunca al fascismo, al que combatió hasta la muerte.
El otro jefe guerrillero del Bergadà, Marcelino Massana, decía de él: "En Ramón fue, sin duda, el mejor de nosotros".
Era un hombre alto, con una gran fuerza física. De cuerpo ancho, y de semblante enérgico, ojos vivos, frente ancha con un aire entre selvático y tímido. Era sencillo y modesto, con gran agilidad.
Nacido en el pequeño pueblo de Pequera, en el Bergadà, en 1908, le pequeño le decían "En Maroto" que era el nombre de la masía donde vivía.
Tenía 12 años, en el agosto de 1920 cuando se encontraba con su madre, Dolores, en la recogida de las legumbres, en un día muy nublado. Empezó a llover y de golpe, una luz vivísima seguida de un gran trueno cayó sobre ellos, la mujer muerta y quemada la cara de su hijo Ramón.
Dos años más tarde, cuando tenía 14 años se marchó a trabajar a una fábrica textil de la Pobla de Lillet.
En aquellos años, los años veinte, muchos industriales barceloneses, o de otras zonas industriales, con tal de aumentar sus ganancias, trasladaban las industrias sobretodo textiles, hacia la zona alta del Llobregat, pagando sueldo de miseria, ejerciendo una explotación y caciquismo, verdaderamente humillantes. Con el fin de sobrevivir, niños y niñas de nueve a catorce años, habían de trabajar durante 10 o 12 horas diarias.
Así, en este ambiente de injusticia social, que todo el mundo sufría, día a día, Ramón Vila, debido a su carácter y temperamento rebelde, participa desde muy joven en las luchas obreras de la Cuenca minera del Bergadà.
En la Poble de Lillet trabajaba 11 horas diarias, allí llevó a término su primer sabotaje, en el invierno del 29 al 30, contra un empresario que acababa de renovar su maquinaria y dejó sin trabajo a un centenar de compañeros suyos. Así, un sábado por la noche, colocó explosivos en la nueva maquinaria, pero una carga explotó antes de hora, hiriéndole en la cara y en las manos.
Como consecuencia de este atentado fue detenido y encarcelado en Manresa. No recobró la libertad hasta el 14 de abril del 31, es decir, hasta la proclamación de la república.
En el mismo mes de abril vuelve a Pobla de Lillet, pero no encuentra trabajo, y se va a trabajar a las minas de carbón de Figols, donde enseguida destaca como líder entre los mineros cenetistas.
Todos los domingos bajaba de Figols a Berga, andando, para ver a su hermana pequeña, que vivía con unos tíos y a la que quería mucho.
Ramón, después de ver a su hermana, se volvía a Figols al atardecer. A veces, sus idas a Berga tenían otro sentido, bien diferente.
Ramón participó en el levantamiento del Alto LLobregat del 32. esto le valió la cárcel durante seis meses primero en Manresa y luego en Barcelona.
En el verano del 32, a la salida de la cárcel, se fue a hacer de leñador y de pagés, volviendo a Figols hacia febrero del 36 a trabajar de nuevo en las minas.
Este mismo año, baja a Barcelona en una muestra de solidaridad con los huelguistas del tranvía, interviene activamente en la huelga, que querían abortar los "escamots" (Comandos) de Estat Català, que la querían hacer fracasar.
Fue detenido y encarcelado en la Modelo de Barcelona, para ser destinado, después del juicio a la cárcel de Sant Miguel de los Reyes en Valencia.
Fue liberado por los trabajadores, el 19 de julio del 36, al inicio de la guerra. Se alistó en la Columna de Hierro, valenciana, y pasó a luchar en el frente de Teruel, hasta marzo del 37, en que fueron militarizadas todas las columnas.
Entonces, vuelve a Figols donde va a trabajar como minero, y participa en la colectivización.
En 1937,cuando llaman a su quinta del 28, se fue con su amigo Ramón Casals i Casafont, a la 153 Brigada, antes Columna Tierra y Libertad.
En el 39 se exilió en Francia, donde fue internado en el campo de concentración de Saint Cyprien. En 1940 fue trasladado al campo de Argelés, donde se escapó al poco tiempo de llegar. Juntamente con otros libertarios, pasó a organizar la resistencia libertaria en Catalunya, con la creación de grupos volantes, que actuaban en uno y otro lado de los Pirineos. Fue detenido el 43, por los alemanes, en Perpigñàn, por no llevar documentación suficiente, donde estuvo preso durante dos meses en el Castillet.
Tuvo que trabajar con los alemanes, en la organización TODT, en una mina de aluminio en Bédarieux cerca de Nimes, hasta que en 1944, logra escaparse, y se reintegra en la resistencia francesa de Lemoges, hasta que ingresa en el famoso maquis de Rochechouart, en l'Haute Vienne, donde se le conocería por "Capitán Raymond". Lucha primero, con "L'Armés Secrète", y después con los "Franc-Tireurs-Partisans".
En el maquis francés, actuó en todos los combates de lucha abierta, pero se negó sistemáticamente a tomar parte de operaciones de limpieza y escarmiento.
Así, no permitió nunca que se fusilara a ningún hombre.
El Capitán Raymond decía: "Ni durante la revolución en Cataluña, ni en la resistencia en Francia, nunca quise intervenir en ejecuciones ni en nada parecido. Un enemigo vencido ya no es un enemigo, y matar hombres indefensos no es propio de los hombres".
Su especialidad eran los sabotajes, hizo saltar un gran número de trenes blindados alemanes, especialmente uno de la SS, con tanques y material bélico pesado, que se dirigía a Normandia cuando ya había tenido lugar el desembarco de los aliados.
Como represalia, algunos destacamentos motorizados alemanes de la 2ª Panzer división llegaron al pueblo de Orador sur Glane y quemaron vivos a los 1500 habitantes del pueblo.
Como respuesta a esta acción contra la población civil, el "Capitán Raymond" y los 200 guerrilleros de "L'Armés Secrète" asaltaron y aniquilaron toda una división alemana en Oradour sur Véze.
Ramón Vila imprimió en su grupo, su experiencia y la eficacia guerrillera, convirtiéndose en uno de los grupos más legendarios de l'Haute Vienne.
Aún hoy, ésta vivo en la memoria popular de esta región francesa del maquis del "Capitán Raymond".
Su dedicación y su valor fueron reconocidos por las autoridades francesas, que le concedieron el máximo galardón, el de la legión de Honor, que naturalmente, el rechazó.
Después de ser aniquilado el último reducto nazi en Francia, se dirigió hacia el sur, no muy lejos del Pirineo, pasando una temporada en "Mas d'Azil", con su amigo de Berga, Ramón Casals. Los dos se ganaban la vida haciendo macarrones y fideos con una maquineta. Más tarde encontrará trabajo en una línea telefónica.
Vuelve a Catalunya, para continuar su lucha contra el franquismo.
Hacía de guía de la CNT, con el nombre de Ramón Llaugí, atravesando en múltiples ocasiones el Pirineo, tanto para transportar cargamentos de armas para los grupos de acción, como para trasladar activistas al otro lado del Pirineo.
Colabora con diversos grupos de guerrilleros, como los de Facerias, Massana y Quico Sabater.
Ramón Vila creía que el sabotaje contra las torres de alta tensión e instalaciones de suministro eléctrico, era la única manera de acabar con el régimen franquista, la única opción a su alcance para acabar con la economía del estado.
El mayo del 47, a raíz de una visita de Franco a las minas de Sallent, el día 17, dirigió un grupo de 50 guerrilleros, que tenían que atentar contra el Dictador, pero debido a un accidente tuvieron que hacer marcha atrás.
El 48 y 49 "Caracremada" dinamita por dos veces las conducciones eléctricas de los carburos de Berga y también las líneas de alta tensión entre Prats de Lluçanes y Berga.
El año 1953, la CNT en el exilio desautorizó la lucha armada, pero "Caracremada" mantuvo el combate por su cuenta, que él había empezado en 1930 en el Alto Llobregat. Fue inútil la conversación que mantuvo el año 59, en Prada de Conflent con Marcelino Massana, el cual le quería convencer para que dejara la lucha armada.
Faltó muy poco, para que Massana que ya había dejado las armas en el 50, las volviera a coger y unirse a Ramón.
Hasta 1963, realizó diversas incursiones en Cataluña, principalmente en las comarcas del Bages y del Bergadà. Des de las faldas del Canigó, entraba en Cataluña por la Molina, la Collada de Toses, Vall-Ter o Setcases.
Ramón Vila contaba con la ayuda de numerosas masías donde podía dormir y comer, sobretodo en la zona de Prats de Lluçanés, donde entonces todavía había militantes campesinos en la clandestinidad.
Las incursiones las solía hacer de primavera hasta el verano, a veces solo, y otras acompañado de un grupo o con otro guerrillero.
Quien también le acompañó muchas veces fue otro guía de montaña llamado Jesús Martínez Maluenda "El maño" que aún hoy, desde su exilio de Toulouse nos acerca a la figura difuminada de Ramón Vila Capdevila.
Paradójicamente, Ramón fue uno de los guerrilleros que más actuó, y del que menos acciones se conocen, a causa de su modestia y de su carácter introvertido y personalista, y del hecho que todos sus compañeros de lucha murieron en combate o fusilados.
La última acción de Ramón Vila "Caracremada" fue a finales de julio de 1963. Atravesaba el Pirineo por cerca de Solsona, Serra del Pinós y seguía por el Cardoner, hasta llegar a Palà. Después fue hacía Camps y Fals, y siguió hasta Sant Joan de Vilatorrada, por los contornos de Coll-Baix. Seguía por la Font de la Rel y el margen del riachuelo de Rajadell. Seguía la vía férrea, hasta llegar al desnivel de Can Prim.
Allí se detenía. Su objetivo -(una vez más) eran las torres de conducción de líneas de alta tensión que suministraban energía eléctrica a Barcelona.
El 2 de agosto hacia las once de la noche colocó las cargas en las torretas. La explosión se produjo a primeras horas de la madrugada. Y reemprendió el camino de vuelta, Pero de las tres explosiones, nada más que sintió dos, y en contra de su acostumbrada prudencia, se volvió hacia atrás para comprobar la explosión de la tercera carga.
Cuando llegó comprobó que las tres torres habían caído. Cuando aún era de noche (día 3) volvió hacia la zona de Calders.
Atravesando el río Cardener, se internó por el bosque que se extiende entre Sallent y Balsareny. La noche del 6 al 7 de agosto atravesó el río Llobregat en dirección hacia Calders.
El día 7 de agosto a las 12'30 noche caía mortalmente herido, el último guerrillero catalán en un enfrentamiento con la Guardia Civil, en el que no tuvo ni tiempo de disparar, en el paisaje de la Creu del Perelló, situado entre los términos municipales de Castellnou de Bages y Balsareny.
Su agonía duró hasta las siete de la mañana. Murió con la espalda acomodada en su mochila. En las manos aún empuñaba una metralleta. Estuvo agonizando toda la noche, ya que la Guardia civil de la 231 comandancia de Manresa, compuesta por unos 200 guardias, no se atrevieron a acercarse.
Inmediatamente, corrió la noticia por las comarcas del Bages y del Bergadà, como un relámpago: "En Maroto és mort !l'han matat les caderneres!" ("Maroto -R.Vila- esta muerto! lo han matado los pájaros cantores ) (un refrán catalán que no tiene sentido en castellano).
Fue enterrado, en la otra banda del muro del cementerio de Castellnou de Bages, sin cruz ni referencia, olvidado entre el follaje.
El 7 de octubre del 78, a Sallent, la CNT hizo un homenaje al cual acudieron más de 2000 personas la mitad de las cuales provenían de la comarca. Pero el acto fue prohibido por el gobernador civil, y el pueblo fue ocupado por la Guardia civil, al igual que el cementerio donde esta enterrado. Después de 15 años de su muerte, aún no le perdonaban su vida revolucionaria.