Lo que sí está claro es que estamos en plena campaña de rebajas de derechos y libertades. No se pierdan la nueva nomenclatura para las huelgas que realmente consiguen poner algo en jaque, verdadero objeto y sentido de esta herramienta política considerada como un derecho, al menos hasta ahora. De “huelga salvaje”, concepto ya de por sí muy peyorativo, se pasa a “rebeldía contra el estado de derecho”. Ahí queda eso.
Políticos de todos los colores y tertulianos se aprestan a reclamar la futura ley de huelga: una norma legal que es de creer regulará la forma y momento de ejercer ésta en cada situación para que se dé sin causarle la más mínima molestia a nadie. A partir de ese momento ud. podrá ir a la huelga haciéndolo de forma reglamentaria y sin crear ningún tipo de problema de orden público o privado. En el momento en que su huelga ponga en aprietos a cualquiera, sea la propiedad de su empresa -fácilmente declarable "de interés público"- o sea la propia Administración, dejará de ser usted una persona trabajadora ejerciendo un derecho "constitucional" y automáticamente quedará convertido en un delincuente en rebeldía contra el estado de derecho. Se seguirá respetando, pues, nuestro "derecho democrático" a la protesta, pero se impedirá que nuestra protesta tenga la menor consecuencia práctica. Como ven, sería bastante más honesto prohibirla de un plumazo.
"Rebeldía contra el estado de derecho", no podían haber encontrado un nombre más cínico quienes de hecho lo desmantelan de hora en hora. Menuda herencia está dejando Rodríguez Zapatero. De lejos el presidente del gobierno más militarista, conservador (exceptuando un par de medidas sociales) y autoritario que ha visto el estado español desde el fallecimiento del fascista Franco.