Hace ya 95 años. Prioritario sería en aquellos años
la lucha contra el fascismo y el comunismo totalitario. Los métodos de
lucha anarcosindicalistas serían la acción directa, la huelga general,
el boicot y la solidaridad entre los trabajadores. El congreso rechazará
totalmente el Estado, la Iglesia, el Ejército y el parlamentarismo. Y así seguimos.
Entre el 25 de diciembre de 1922 y el 2 de enero de 1923 tuvo lugar en la capital alemana, Berlín, a iniciativa del intelectual anarquista Rudolf Rocker, el Congreso Internacional de Sindicales, que dio lugar a la refundación de la antiautoritaria Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT).
En el seno de esta Internacional, organizaciones anarcosindicalistas de varios países que representaban millones de trabajadores adheridos: contó con las adhesiones de Alemania (Freie Arbeiter Union), Argentina (Federación Obrera Regional Argentina), Chile (Trabajadores Industriales del Mundo), Dinamarca (Unión para la propaganda Sindicalista), España - cuyos delegados de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) no pudieron llegar a tiempo ya que fueron detenidos por la policía en París y sólo participaron al final -, Italia (Unione Sindicale Italiana), México (Confederación General de Trabajadores), Noruega (Norsk Syndikalistik Federation), Portugal (Confederação General do Travalho) y Suecia (Svriges Arbeter Centralorganisation), además de una representación de unas minorías rusa y checoslovaca, y de algunos observadores de la oposición en la Confederación General del Trabajo Unitaria (CGTU) francesa que formaron el Comité de Défense Syndicaliste Révolutionnaire.
Los secretarios fueron Rudolf Rocker, Augustin Souchy y Alexandro Schapiro. El congreso confirmó los acuerdos anarcosindicalistas de la Conferencia de Berlín - que había tenido lugar entre el 16 y el 18 de junio de 1922 -, rechazando la conclusiones de las reuniones internacionalistas reformistas de Amsterdam y de la Internacional Sindical Roja de Moscú.
Esta nueva internacional del sindicalismo revolucionario sería de tipo anarquista, independiente de cualquier partido político, revolucionaria y federalista, y se llamaría, a sugerencia de Diego Abad de Santillán, Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT) para marcar claramente su continuidad con la Primera internacional antiautoritaria (1864-1876).
Prioritario sería en aquellos años la lucha contra el fascismo y el comunismo totalitarios. Los métodos de lucha anarcosindicalistas serían la acción directa, la huelga general, el boicot y la solidaridad entre los trabajadores. El congreso rechazará totalmente el Estado, la Iglesia, el Ejército y el parlamentarismo. La presencia de los sindicatos americanos, hasta entonces ajenos a estas reuniones, parece que fue gracias a la labor desarrollada por Abad de Santillán. En el congreso participaron numerosos sindicalistas de la vieja escuela: Jensen, Lindstan, Severin, Lansik, Lehning, De Jogh, Borghi, Orlando, Abad de Santillán, etc. El congreso, que se reunía clandestinamente, fue interrumpido en dos ocasiones por la policía.