Yelena Grigorieva, militante de los derechos LGTB en San Petersburgo y asidua participante en los actos de protesta y piquetes contra las políticas del Kremlin, ha sido hallada muerta en la segunda ciudad de Rusia con varias heridas de arma blanca. Según sus compañeros y allegados, la activista había sufrido recientemente episodios de "violencia" y había recibido numerosas amenazas por parte de grupos homófobos a través de las redes sociales.
"A menudo era objeto de violencia y la amenazaban de muerte; Lena y su abogado acudían a la policía, que no reaccionaba; le decían 'cuando la asesinen, llámenos'", asegura Dinar Idrisov, militante de los derechos del hombre, defensor de Grigorieva ante la policía y muy próximo a ella. Idrisov asegura no tener dudas de que el asesinato está relacionado "con su actividad política". "Aunque luego se acabe demostrando que ha sido obra de un desequilibrado, el poder es responsable de haber creado esta atmósfera de violencia contra los opositores".
El cuerpo sin vida, que presentaba ocho cuchilladas en el rostro y en la espalda, apareció junto a la puerta de su casa, en la calle Pulkovskaya, en un barrio del sur de San Petersburgo. Grigorieva, nacida en Nizhni Nóvgorod hace 41 años, también mostraba síntomas de haber sido estrangulada. Esta mujer participaba con frecuencia en los actos organizados por la oposición y por los movimientos en favor del colectivo LGTB, y en numerosas ocasiones había sido arrestada por la policía, según han confirmado dos de sus compañeros. Recientemente, se la pudo ver en las acciones de defensa de las tres hermanas Jachaturyan, que mataron a su padre violador y abusador y han sido acusadas por la justicia rusa de homicidio sin atenuantes, así como en las protestas por los vetos a los candidatos opositores en las próximas elecciones locales de septiembre.
Todo ello le había valido ser incluida en la lista negra de una organización homófoba denominada 'Sierra contra los LGTB", que había realizado ofensivas declaraciones públicas respecto a las minorías sexuales en Rusia, llegando incluso a ofrecer dinero a voluntarios dispuestos a atacar a los miembros de estos colectivos, según denuncia la publicación 'Diario de San Petersburgo'.
Desde la aprobación por la Duma en el 2013 de la ya célebre ley que prohibe la propaganda gay en Rusia, los colectivos de defensa de los derechos del hombre han venido advirtiendo del peligro de que la legislación sirviera de excusa para justificar la violencia homófoba. Constantemente, en los medios no gubernamentales aparecen publicados casos de abusos o incluso asesinatos. En Chechenia, república de mayoría musulmana bajo la soberanía de Moscú, las oenegés han denunciado la existencia de campos de internamiento para homosexuales.