Tal día como hoy, precisamente 25 y 26 de julio de 1927, nacía la Federación Anarquista Ibérica (FAI) en la playa de El Saler, Valencia, como continuación de dos organizaciones anarquistas, la portuguesa, Unión Anarquista Portuguesa y la española Federación Nacional de Grupos Anarquistas de España, teniendo de esta forma un ámbito de actuación ibérico. En la actualidad la organización forma parte de la Internacional de Federaciones Anarquistas.
Desde su fundación hasta el advenimiento de la dictadura fascista del general Franco desempeña un papel importante en el movimiento obrero español, sobre todo a través de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que contó con la presencia de elementos faístas en dicha organización anarcosindicalista. La intención era que el sindicato no se alejase de los postulados ácratas. De esta manera, en la década de 1930 el sector faísta de la CNT se opuso al treintista.
Su organización estuvo basada sobre grupos pequeños de afinidad anarquista de activistas autónomos. La FAI permaneció como una organización secreta e ilegalizada, incluso después del reconocimiento de su existencia dos años después de su formación. Su naturaleza subrepticia hace difícil juzgar la extensión numérica de sus miembros. Se estima que los miembros de la FAI justo antes de la revolución rondaba entre los 5.000 y 30.000. La cantidad de miembros se incrementó drásticamente durante los primeros meses de la Revolución española de 1936-39.
La FAI fue tácticamente revolucionaria, con acciones que incluían desde las expropiaciones a los bancos para la adquisición de fondos, la constitución de bibliotecas populares a la organización de huelgas generales. Apoyó esfuerzos en contra de la dictadura de Rivera y la monarquía, y en 1936, contribuyó al establecimiento del Frente Popular a cambio de la liberación de los numerosos presos libertarios.
Desde su fundación hasta el advenimiento de la dictadura fascista del general Franco desempeña un papel importante en el movimiento obrero español, sobre todo a través de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que contó con la presencia de elementos faístas en dicha organización anarcosindicalista. La intención era que el sindicato no se alejase de los postulados ácratas. De esta manera, en la década de 1930 el sector faísta de la CNT se opuso al treintista.
Su organización estuvo basada sobre grupos pequeños de afinidad anarquista de activistas autónomos. La FAI permaneció como una organización secreta e ilegalizada, incluso después del reconocimiento de su existencia dos años después de su formación. Su naturaleza subrepticia hace difícil juzgar la extensión numérica de sus miembros. Se estima que los miembros de la FAI justo antes de la revolución rondaba entre los 5.000 y 30.000. La cantidad de miembros se incrementó drásticamente durante los primeros meses de la Revolución española de 1936-39.
La FAI fue tácticamente revolucionaria, con acciones que incluían desde las expropiaciones a los bancos para la adquisición de fondos, la constitución de bibliotecas populares a la organización de huelgas generales. Apoyó esfuerzos en contra de la dictadura de Rivera y la monarquía, y en 1936, contribuyó al establecimiento del Frente Popular a cambio de la liberación de los numerosos presos libertarios.
Tras el alzamiento franquista, las organizaciones anarquistas propulsaron activamente la Revolución Social Española de 1936 en la cual veía llevados a la praxis sus ideas ácratas (colectivizaciones de tierras e industrias, municipalismo libertario, etc.)
Durante el franquismo continuó clandestinamente, actuando en unión de las demás organizaciones y grupos del movimiento libertario español y tras la muerte del dictador se forman grupos en varias localidades que duran hasta la actualidad, aceptando los postulados ácratas clásicos, su negativa a registrarse legalmente como asociación y manteniendo la independencia económica de cualquier institución. Apoya habitualmente las actividades del anarcosindicato CNT-AIT y mantiene relaciones de afinidad con el mismo, formando el llamado movimiento libertario histórico.
Durante el franquismo continuó clandestinamente, actuando en unión de las demás organizaciones y grupos del movimiento libertario español y tras la muerte del dictador se forman grupos en varias localidades que duran hasta la actualidad, aceptando los postulados ácratas clásicos, su negativa a registrarse legalmente como asociación y manteniendo la independencia económica de cualquier institución. Apoya habitualmente las actividades del anarcosindicato CNT-AIT y mantiene relaciones de afinidad con el mismo, formando el llamado movimiento libertario histórico.