Somos conscientes de que las cárceles no ayudan ni al individuo que se encuentra en ellas, ni a l@s familiares de l@s pres@s, ni a la sociedad en general, debido a la influencia y efecto que estas producen sobre tod@s, es decir, perpetuar el delito, la pobreza, la violencia, la venganza y el odio.
Señalamos así la influencia de las cárceles sobre todxs nosotrxs, pues muchas veces no nos damos cuenta ni nos paramos a pensar en cómo afecta esta institución sobre la sociedad.
-Los carceleros. Desde hace un tiempo exigen ser llamados funcionarios de prisiones, pues parece que esta palabra es más democrática, falseando la realidad y tratando de maquillar con la humanidad de la que carece a esta “actuación” (que no podemos llamar trabajo). Aquellas personas que cobran un sueldo a cambio de encerrar, maltratar, golpear, abusar, amenazar, torturar física y psicológicamente, etc… no pueden más que condenarse a un embrutecimiento moral, a una deshumanización y falta de empatía que terminará extendiéndose a todos sus allegados. Poner precio a la dignidad por ser un inmoral y un estómago agradecido, mirar a otro lado y desentenderse de la responsabilidad que tenemos como individuos de la sociedad a la que pertenecemos… todo ello no puede más que provocar nuestro desprecio y desapego hacia aquellos a los que no les importa participar en el daño a familias enteras a cambio de una miseria de salario. Es por todo esto que deseamos a los carceleros aquello que más necesitan: la humanidad y empatía suficiente para desprenderse de semejante función de vergüenza.
-Los presos. Encerrados entre cuatro paredes, unos durante meses otros durante años, otros décadas… alejados de sus familias, de la sociedad del día a día, torturados con la rutina más insoportable para luego ser escupido a un mundo desconocido donde todo son prisas, impuestos y exigencias, una exposición facilitada a mercado de adicciones de todo tipo, por no mencionar el gran panorama laboral, donde el paro aguarda a todos aquellos que son despreciados por la sociedad al haber sido presos. No cabe duda de que las cárceles no tienen como finalidad ayudar a las personas pobres, a las que por falta de medios han dado con los huesos en prisión, a los enfermos mentales o frustrados que se constituyen en “peligro social”, sino que reafirma estas figuras, que pasan a ser números e “internos” para dejar de ser personas con dignidad, la palabra y el entendimiento entre estos y los carceleros no existe, el dialogo se producirá a base de insultos, golpes, y miradas de prepotencia por parte de los carceleros hacia las miradas de desprecio o indiferencia de los presos. En numerosas ocasiones, la situación dentro se hace tan insostenible que optan por realizar actos reivindicativos dañándose a ellxs mismxs, como huelgas de hambre y sed para lograr derechos ya reconocidos como asistencia médica, traslados a cárceles cercanas a la familia, libertad de enfermos crónicos y graves… Una vez fuera costará adaptarse, y más aun encontrar trabajo estable bien retribuido y con buenas condiciones, que es el único elemento base para esa ilusoria reinserción o resocialización de la que habla el estado. Tenemos claro que la cárcel no ayuda, no reinserta, solo destruye y embrutece, reafirmar el papel de delincuente que la sociedad de las cárceles le impone a esa persona, por ello debemos exigir la libertad de todos lxs presxs.
-La familia. Este es el elemento invisible en este proceso. Siempre que se da una noticia sobre el encierro de alguien, o se hable de tal persona presa se omite el sufrimiento de la familia, o en el peor caso, es explotado de forma sensacionalista y oportunista. La familia sufre el desarraigo de un ser querido cuando es trasladado lejos y se ve obligada a tener que desplazarte muchos kilómetros para una visita de 20 minutos a través del cristal; los gastos y posibles percances que suponen el viaje, alojamiento, envío de paquetes y dinero para peculio y llamadas del ser querido; el sufrimiento que se produce cuando pasas semanas sin saber de él/ella; las vergonzosas huelgas de los carceleros basadas en mentiras, que te impiden comunicar con tu ser querido después de haber cruzado medio país para verle. Una vez que la persona presa sale, la familia debe volcarse en el, estar constantemente con él, ayudarlo económicamente… un panorama que hará en muchos casos por necesidad volver sobre el delito a la persona recién salida, ya que en casa no hay dinero y fuera no hay trabajo.
Este es el breve resumen del panorama que impone la sociedad de las cárceles, el cual no aceptamos ni apoyamos. Nos negamos a soportar un modelo de “reinserción” basado en torturas, odio, pobreza…
Por todo ello, desde la Confederación Regional de Levante de la CNT-AIT lanzamos una campaña contra las cárceles, con el objetivo de expandir la crítica, dar a conocer la situación que se da dentro de las cárceles y entre presxs y afines de afuera del muro, y animar a los colectivos y organizaciones en lucha contra las cárceles, así como a toda la sociedad a organizar actos de apoyo a los presos en huelga de hambre y otras formas de lucha, a la difusión de la propaganda anticarcelaria y el apoyo a las campañas por la libertad de las personas presas; así como buscar planteamientos y modelos de ayuda y solución a los problemas que la sociedad pueda tener entre individuos, sin recurrir a la tortura, a la autoridad, sino un método basado en pedagogía, empatía y renovación moral y ética. Dicho modelo no podrá funcionar en una sociedad contraria a él, pues la libertad y empatía no surge de la autoridad y el embrutecimiento, por lo que es necesario una condición para un modelo como el planteado: La revolución social y un mundo encaminado hacia la anarquía.
¡LIBERTAD PARA TOD@S L@S PRES@S!
¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIAL Y UN MUNDO EN ANARQUÍA!
Confederación Regional de Levante de la CNT-AIT
Comité Pro-Pres@s de Levante
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