Autor: Cartelistas CNT-AIT.
Edita: CNT-AIT. Sindicato Único Regional de Peritos y Técnicos Industriales. Comisión Organizadora de Hospitales de Sangre y Guarderías de niños. Valencia
Año: 1936-1939
Edita: CNT-AIT. Sindicato Único Regional de Peritos y Técnicos Industriales. Comisión Organizadora de Hospitales de Sangre y Guarderías de niños. Valencia
Año: 1936-1939
Que mejor texto, para este cartel, que un artículo que reproducimos de la prensa de aquellos años.
EL HOSPITAL DE SANGRE IMPROVISADO EN EL HOTEL DE LONDRES
UNA INSTALACION MODELO, UNA DIRECCION EXPERTISIMA Y UNA COLABORACION MEDICO AUXILIAR DIGNA DE TODA LOA
SE IMPROVISA EL HOSPITAL
Decíamos en las primeras líneas del sumario de esta información, que se trata de una información modelo. Así es, en efecto: modelo de improvisación, puesto que el edificio bien ajeno era, en su instalación de alojamiento de turistas, al cumplimiento de una misión tan humanitaria como la del auxilio de la ciencia y del consuelo a quienes recibieron el castigo del plomo en la contienda de nuestros leales contra el movimiento fascio-militar.
El día de la rendición del Hotel María Cristina, los heridos fueron llevados al Palacio de la Diputación. Allí acudieron a prestarles asistencia los doctores San Emeterio, Vidarte Otaño y Gabarain, a quienes auxilió eficazmente doña María Quintana.
La carencia de condiciones del palacio provincial para la asistencia y alojamiento de heridos –principalmente la falta de mobiliario imprescindible en estos casos- hizo que por orden del comandante que ya entonces se hizo cargo de todas las fuerzas leales y de cuya inteligencia y lealtad al régimn se ha hablado en estas columnas, se incautase el Frente Popular del Hotel de Londres para convertirlo en Hospital. Así se hizo, recibiéndose de la Gerencia del Hotel todo género de facilidades para el objeto deseado.
El doctor San Emeterio llamó al eminente fisiólogo don Emiliano Eizaguirre para que se encargara de la dirección del improvisado Hospital, y todos los médicos, con aplauso unánime, aceptaron la acertada designación. Más tarde, según se dió oportuna publicidad, el Comisariado de Guerra confirmó este nombramiento. Y el doctor Eizaguirre se encuentra desde entonces al frente de esta milicia médica y auxiliar que con tanto fervor y desvelo viene trabajando.
LAS INSTALACIONES
El espíritu organizador del doctor Eizaguirre hizo que inmediatamente –una labor de cuatro días- quedaran organizados todos los servicios anejos a un establecimiento de esta índole. Para la primera cura de los hridos que hera llevados al Hotel de Londres, se habilitó, en varios colchones sobre la límpida alfombra, el comedor situado a la derecha del “hall”, y en una pieza contigua, que da sobre la terraza de la calle Zubieta, el material quirúrgico de urgencia, con todo lo necesaria. Deste esta sala, los heridos si es necesaria una intervención, pasan a las de operaciones instaladas en el ala derecha del primer piso, dos salas con todo el material esterilizado para intervenir en cualquier momento dado. En ambas salas se han realizado operaciones sorprendentes.
Los heridos son inscriptos en el libro del registro: filiación, heridas que sufren y procedencia. De este registro se hacen dos partes, uno que queda archivado y otro que se entrega al director, a quien se da inmediata cuenta de las alteraciones y reacciones que sufren los heridos.
Apenas llegar el doctor Eizaguirre a este Hospital, se habilitaron catorce camas, instalando un aparato de rayos X de su propiedad en uno de los cuartos del piso primero. Tratándose de un Hospital de cirugía era necesaria la instalación de este aparato, del que se encargó desde aqul momento el hijo del doctor Eizaguirre. Todo el personal médico que cuenta en sus consultas con aparatos análogos, se ofreció, en caso necesario, a trasladar a los heridos a us casas, para esta necesidad, pero hasta ahora no ha hecho falta, por ser suficiente la instalación.
Los heridos, como decimos, pasan primeramente al botiquín de urgencia, donde una vez hecho el diagnóstico siguen a la sala de rayos X, hospitalizándoseles en los numerosos cuartos de los pisos primero y segundo, si es que las heridas sufridas requieren su hospitalización.
Se han montado un laboratorio, a cargo del doctor don Ezequiel Porta; un depósito de material quirúrgico, del que está encargado el señor Garuz; un depósito de medicamentos, inyectables, sueros, etcétera y un almacén de ropas de vestir y calzado, de cuya organización se ha encargado la esposa del odontólogo señor Olaviaga, a quien en nuestra visita al Hospital sorprendimos en la tarea de disponer en armario todo el menage, por medidas y tallas.
A los heridos, además de pasarlos por los rayos X, se les hace un análisis, para someterlos, según las afecciones que pudieran padecer, al régimen que su estado requiera, lo que se hace con todo cuidado y escrúpulo, para evitar posibles complicaciones en el estado de los heridos confiados a estas manos expertas.
OTROS SERVICIOS
Además de estas instalaciones, hay que consignar la labor de las enfermeras, para el lavado e higiene de los ingresados que reciben asistencia; el laboratorio para las radiografías, del que se encargan jóvenes médicos enamorados de su carrera, y la peluquería, instalada en el bajo del Hotel, dedicada exclusivamente al servicio del Hospital al frente de cuyos servicios está don Antonio Paredes, a quien ayudan otros compañeros del sindicato, ofrecidos con todo desinterés.
EL PERSONAL MEDICO
Al servicio de este Hospital se encuentran los siguientes médicos especialistas:
Oculista, don Miguel Vidaru.
Garganta, doctor Larre.
Ortopedia, don Manuel Vasallo y doctor Bastos, de Madrid, a quien ayuda eficazmente su esposa.
Odontólogo, doctor Olaviaga.
Vidarte (hijo), Ayestarán (hijo) y Bombín.
Servicio permanente de médicos, don Emiliano Eizaguirre (director), don Francisco Vidarte (subdirector) y señores Gasca, Ansa, Eraul (hermanos), Vidaurreta, Morros, Sardá, Arangüena y otaño.
Médicos permanentes, don Felipe Zabalo, don José Díaz Casero, de Madrid, doctor Pinto y otros.
PRACTICANTES Y ENFERMERAS
Practicantes de servicio permanente, don Antonio Zubimendi, don Fernando Martínez, don Fermín Elorz, don Emilio Núñez, don José María Garuz y don Luis Benegas.
Enfermeras de sericio permanente, señora de Olaviaga y señoritas Cárcamo, Celaya, Ayetsarán, Acha (Consuelo y Jesusa), Merino, Sánchez, Díaz, Epelde, Arrieta y Bago.
AMBULANCIAS
Al frente de las ambulancias se encuentran los médicos señores Gabarain (don Manuel) San Emeterio y Castillo (don Miguel), y los practicantes señores Cacho y Guruceta (don Emilio), aparte de que tanto para éste como para otros servicios hay colaboradores que han ofrecido todo su entusiasmo y ayuda, siempre de agradecer y de oportuna utilización.
SERVICIOS REALIZADOS
Hasta el día 29 por la tarde –momento de nuestra visita al Hospital- se habían practicado 195 asistencias, encontrándose hospitalizados 71 heridos. Hasta el mismo día se habían efectuado 78 radiografías, más de 100 radioscopias y 74 análisis.
De operaciones ya decimos que se han hecho algunas maravillosas.
En nuestra visita vimos al doctor Bastos hacer un enyesado de mano y brazo izquierdo a un herido, auxiliado por otros médicos y enfermeras, así como por su esposa, que en su consultorio de Madrid le presta siempre eficaz colaboración.
LA VIDA DEL PERSONAL MEDICO Y AUXILIAR PERMANENTE
Esta comunidad de médicos y auxiliares tiene señaladas estas horas de servicio:
Primer turno, de nueve de la mañana a cinco de la tarde.
Segundo turno, de cinco de la tarde a una de la madrugada.
Tercer turno, de una de la madrugada a nueve de la mañana.
El servicio de noche lo prestan, generalmente, dos médicos y uno o dos practicantes, contándose siempre, pues permanecen en el Hospital, con todos los médicos y auxiliares.
Los radiólogos se turnan, de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, y desde esta hora a las doce de la noche, si sus servicios no son requeridos a otras horas, como es natural, y para cuya misiòn están siempre dispuestos.
En cada piso donde hay instaladas camas para los heridos, presta servicio siempre una jefa de enfermeras, turnándose cada ocho horas. En la parte baja del Hotel se encuentra el comedor colectivo para todo el personal de asistencia, servido por el encargado del bar, su esposa y una niña del matrimonio, que el doctor Eizaguirre ha condecorado con el sagrado brazalete de la Cruz Roja, que la pequeña ostenta con natural orgullo. La primera comida se hace a la una de la tarde, y la segunda a las nueve de la noche, haciéndose los turnos corespondientes. La comida es frugal: un plato de potaje y otro de carne y una copa de vino. Para el desayuno, café. Los mejores alimentos, las frutas medmeladas, etc., se reservan para los hospitalizados, en cuyas expresiones, -cruzadas por el dolor- y en sus palabras, están los mejroes elogios para cuantos trabajan por restablecer su salud que martirizó el plomo por la metralla llovidos en la contienda.
LAS VISITAS A LOS HERIDOS
La lista de los heridos hospitalizados se expone en el exterior del Hotel para conocimiento de los interesados. Los heridos pueden ser visitados por sus familiares todas las tardes, de tres a cinco. Sin embargo, la comunicación telefónica con ellos puede hacerse a todas las horas prudentes, ya que en las habitaciones que ocupan hay aparatos al alcance de los hospitalizados.
AISLAMIENTO CON EL EXTERIOR
En el Hospital no se habla, en absoluto, de las cosas de la calle. Ni se lee un periódico ni se tronsmiten noticias del movimiento. La misión de los médicos es otra muy ajena a cuanto va sucediendo. Todo el herido que entra en el Hospital es un hermano por quien todos se desviven en bien de su salud. El mismo “silencio”, recomendado al público visitante en grandes cartelones expuestos en el ”hall” es el que se impone esta legión de médicos, practicantes y enfermeras, que no quieren saber de otra cosa que de su humanitaria misión.
LOS HUESPEDES DEL HOTEL
En el Hotel hay unos treinta viajeros. Los que se encontraban cuando se improvisó el Hospital. Ocupan las habitaciones del último piso. Todos comen al igual que el personal médico y auxiliar de guardia.
A partir del día 25, la Gerencia ingresa el prolucto de estos hospedajes al Frente Popular, incautado del inmueble.
He aquí a grandes rasgos y sin literatura impropia del caso, una impresión del Hospital de Sangre instalado en el Hotel.
"Frente Popular",
diario de la república,
año I n º 5, 31 julio 1936
diario de la república,
año I n º 5, 31 julio 1936