El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pardiez ha decidido procesar al joven pamplonés acusado de mirar mal a la presidenta foral, Yolanda Barcina, el pasado 22 de marzo en la avenida Carlos III de la capital Navarra, por un delito de atentado a la autoridad que le puede acarrear una pena de hasta 8 años de cárcel.
Según el auto de procesamiento del juez Pardiez, el día de autos, cuando ambos se cruzaron, el joven A.B.R. se quedó mirando fijamente a la presidenta. “Clavó su mirada en mí y todo resultó muy violento”, declaró Barcina ante el magistrado. “Además, al hacerlo levantó una ceja, y las miradas fijas acompañadas de una ceja levantada son de una especial dureza, por lo que todo me resultó muy doloroso”, añadió.
Según el testimonio de la líder regionalista, el joven vestía un jersey con un eslogan en contra del tren de alta velocidad. “Estaba claro que era del entorno de la violencia, y como bien señala el sabio refranero popular, hay miradas que matan”, manifestó en su declaración en sede judicial.
En opinión del juez, “al mirarla mal estaba lanzándole el mensaje de que desaprobaba su gestión, por lo que pretendía ofender, denigrar o desconocer el principio de autoridad”. Así las cosas, podría haberse considerado un delito de desacato a la autoridad, “empero el hecho de que levantara la ceja implica el uso de la fuerza, por lo que el delito en cuestión pasa a ser atentado contra la autoridad”. Para llorar.
Según el auto de procesamiento del juez Pardiez, el día de autos, cuando ambos se cruzaron, el joven A.B.R. se quedó mirando fijamente a la presidenta. “Clavó su mirada en mí y todo resultó muy violento”, declaró Barcina ante el magistrado. “Además, al hacerlo levantó una ceja, y las miradas fijas acompañadas de una ceja levantada son de una especial dureza, por lo que todo me resultó muy doloroso”, añadió.
Según el testimonio de la líder regionalista, el joven vestía un jersey con un eslogan en contra del tren de alta velocidad. “Estaba claro que era del entorno de la violencia, y como bien señala el sabio refranero popular, hay miradas que matan”, manifestó en su declaración en sede judicial.
En opinión del juez, “al mirarla mal estaba lanzándole el mensaje de que desaprobaba su gestión, por lo que pretendía ofender, denigrar o desconocer el principio de autoridad”. Así las cosas, podría haberse considerado un delito de desacato a la autoridad, “empero el hecho de que levantara la ceja implica el uso de la fuerza, por lo que el delito en cuestión pasa a ser atentado contra la autoridad”. Para llorar.
