Muxe, homosexual o transgénero, condición que en Juchitán es considerada un don porque los padres creen que el hijo o hija muxe es leal a la familia y no se casarán para cuidar de ellos. México ocupa el segundo lugar
mundial con 229 homicidios de odio por homofobia, le precede Brasil, con 802, y
le sigue Estados Unidos, con 132.
Pero la realidad es otra. En esta región del Istmo de Tehuantepec ser muxe es un estigma que convierte a estas personas en víctimas de homofobia y transfobia. En general, los crímenes contra esta minoría son invisibilizados y encubiertos con impunidad.
De acuerdo con la organización Diversidad Sexual, de 2010 a mayo de 2016 se cometieron en Oaxaca más de 120 homicidios de personas no heterosexuales. En los 14 recientes meses se perpetraron 17 crímenes de odio; 15 en 2015 y dos en 2016, en las regiones de la Costa, el Istmo y los Valles Centrales.
El Observatorio de Personas Trans Asesinadas y la Comisión Ciudadana contra Crímenes de Odio por Homofobia sostiene que México ocupa el segundo lugar mundial con 229 homicidios de este tipo (le precede Brasil, con 802, y le sigue Estados Unidos, con 132).
Antropólogos e historiadores conocen a Juchitán como el “paraísomuxe” por el alto número de transgéneros y homosexuales. Sin embargo, los muxes viven con temor a una muerte violenta, y a pesar de las denuncias de homicidios, los presuntos homicidas son liberados sin mayor explicación.
Sin empleo, servicios de salud ni reconocimiento
Este sector padece un alto nivel de vulnerabilidad; viven sin reconocimiento a su identidad sexo-genérica, sin acceso a empleo formal, lo cual las obliga al trabajo sexual, y sin servicios de salud acordes a sus necesidades. Son discriminadas por las dependencias de seguridad pública y procuración de justicia, al igual que por las instituciones que debieran proteger sus derechos humanos, que permiten la impunidad en estos casos y generan un ambiente de miedo e incertidumbre reflejando el odio social contra la comunidad lésbica, gay, transexual y bisexual.
Los homicidios sufridos por esta comunidad están presentes en la memoria de los muxes, al igual que otros perpetrados en 2015 y 2016. A Víctor Corona le arrojaron un tabique a la cabeza; a Andy la mataron con arma blanca en su negocio, y a Víctor Mechu en un supuesto asalto.
A insistencia de la comunidad muxe, hace seis años el ayuntamiento de Juchitán creó la dirección de políticas públicas para la diversidad sexual. Es la única institución de su tipo en Oaxaca. En 2014 se creó la Fiscalía Especializada en Delitos de Odio por Homofobia que, para los muxes, es una oficina gris que no da resultados. En fin, México sigue teniendo un sistema de justicia patriarcal, sexista y arcaico. De nada sirve tener múltiples fiscalías si persiste la homofobia. Por ello, la comunidad lésbica, gay, transexual y bisexual, exige que se les reconozca, que existen la transfobia y lesbofobia, de este modo es una forma de reconocerla.
Este sector padece un alto nivel de vulnerabilidad; viven sin reconocimiento a su identidad sexo-genérica, sin acceso a empleo formal, lo cual las obliga al trabajo sexual, y sin servicios de salud acordes a sus necesidades. Son discriminadas por las dependencias de seguridad pública y procuración de justicia, al igual que por las instituciones que debieran proteger sus derechos humanos, que permiten la impunidad en estos casos y generan un ambiente de miedo e incertidumbre reflejando el odio social contra la comunidad lésbica, gay, transexual y bisexual.
Los homicidios sufridos por esta comunidad están presentes en la memoria de los muxes, al igual que otros perpetrados en 2015 y 2016. A Víctor Corona le arrojaron un tabique a la cabeza; a Andy la mataron con arma blanca en su negocio, y a Víctor Mechu en un supuesto asalto.
A insistencia de la comunidad muxe, hace seis años el ayuntamiento de Juchitán creó la dirección de políticas públicas para la diversidad sexual. Es la única institución de su tipo en Oaxaca. En 2014 se creó la Fiscalía Especializada en Delitos de Odio por Homofobia que, para los muxes, es una oficina gris que no da resultados. En fin, México sigue teniendo un sistema de justicia patriarcal, sexista y arcaico. De nada sirve tener múltiples fiscalías si persiste la homofobia. Por ello, la comunidad lésbica, gay, transexual y bisexual, exige que se les reconozca, que existen la transfobia y lesbofobia, de este modo es una forma de reconocerla.