Pese a la constante reducción del número de aficionados a las corridas de toros, y a la importantísima reducción sufrida en los últimos años en la celebración de corridas de toros y otros festejos taurinos, las administraciones locales, autonómicas y estatal siguen construyendo con dinero público, en muchos casos destinados a la lucha contra el desempleo y a la sostenibilidad, nuevas plazas de toros. Con ello, se pretende mantener artificialmente las corridas de toros y otros festejos taurinos en contra de la opinión de la mayoría de la sociedad.
En los últimos años, se han reducido en casi un 30% el número de festejos taurinos en el Estado español, destacando las reducciones realizadas en algunas de las comunidades más taurinas, y la prohibición en Cataluña.
Esta situación se explica ante el reducido porcentaje de aficionados a las corridas de toros y otros festejos taurinos, ya que solo el 9,4% de los españoles muestran mucho interés por estas actividades.
Pese a este evidente rechazo de la mayoría de la sociedad a las corridas de toros y otros festejos basados en la tortura del animal hasta su muerte, son muchas las administraciones que con dinero público están intentando mantener artificialmente esta actividad, no sólo financiando a las ganaderías de toros de lidia, a las peñas taurinas, a las escuelas de tauromaquia y a los ayuntamientos para que organicen las mismas, sino que, incluso, construyendo plazas de toros.
Actitud esta, irresponsable que cuando se organizan cada vez menos corridas de toros, cuando los aficionados están desapareciendo, cuando lar arcas municipales de la mayoría de los municipios están sufriendo una grave crisis, y pese a que son muchas las carencias en sanidad, educación, depuración de aguas, u otros servicios municipales, algunos Ayuntamientos estén construyendo nuevas plazas de toros con presupuestos millonarios, de entre 2 y 5 millones de euros para pueblos de poco más de 1.000 habitantes.
Un ejemplo de esta situación lo encontramos en Torija (Guadalajara), un pueblo de 1200 habitantes que ha dedicado casi 2 millones de euros en la construcción de una nueva plaza de toros para 3.000 personas, que se utilizará seis días al año, cuando con esta cantidad se habría dado trabajo a 28 personas durante dos años. Sin embargo este pueblo no tiene dinero para una depuradora de aguas residuales, para contratación de personas desempleadas, para un centro social o para una casa de cultura.
Además, estás plazas se están construyendo en muchos casos con dinero público, no sólo del propio Ayuntamiento, sino también con fondos del Plan E, fondos regionales de cooperación local que conceden algunas Comunidades Autónomas, planes de empleo locales, etc. Un ejemplo de la utilización de estos fondos es la nueva plaza de Toros de Villarubia de los Ojos, en Ciudad Real.
En otros casos se está utilizando el Plan 5.000 (Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad Local), concedido por el Ministerio de Administraciones Públicas, y destinado a financiar en los municipios obras ligadas a los servicios sociales, esta ha sido la financiación utilizada, por ejemplo, para la construcción de la nueva plaza de toros de Utrera, en Sevilla.
En fin, se está despilfarrando dinero público construyendo plazas de toros que no serán rentables, y donde se torturará hasta la muerte a estos animales, en lugar de satisfacer auténticas necesidadeS