Cada año cerca de tres millones de niñas y mujeres son víctimas de la ablación genital en el mundo, es decir, ocho mil por día, y la mayoría de estas mutilaciones, que conllevan graves riesgos para la salud, se practican durante la infancia, entre los 4 y los 14 años.
Son cifras elaboradas por organizaciones no gubernamentales, que con motivo de la celebración del Día Mundial Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina, vuelven a poner de manifiesto la violación de los derechos fundamentales que supone esta práctica.
La ablación femenina comprende todos los procedimientos quirúrgicos que consisten en la extirpación total o parcial de los genitales externos u otras intervenciones practicadas en los órganos genitales femeninos por motivos culturales o no terapéuticos.
UNICEF estima que 70 millones de niñas y mujeres han sido sometidas a la ablación en África. En los últimos años esta práctica ha aumentado en Europa, Australia, Canadá y Estados Unidos, a consecuencia de los inmigrantes procedentes de África y Asia. Según los datos de Red Activas, una plataforma formada por doce ONG, en Europa hay 180.000 mujeres en riesgo de ser mutiladas y en España hay más de 10.000.
Aunque por lo general se practica cuando las niñas tienen entre 4 y 14 años, hay países como Mali y Eritrea donde se hace incluso a niñas menores de un año. Los motivos son varios y todos ellos son erróneos. Tal y como explica UNICEF, la ablación se practica como forma de mitigar la sexualidad femenina. También porque se cree que los genitales son sucios y antiestéticos, y porque simboliza el rito de iniciación de las niñas en la edad adulta. Además, se piensa que la mutilación genital es un precepto religioso.
Puede ocasionar la muerte
Lo cierto es que la ablación causa daños irreparables y puede ocasionar la muerte, así como el contagio de Sida y hepatitis, infecciones agudas y septicemia, entre otras enfermedades. A largo plazo es causa de infertilidad, infecciones crónicas, relaciones sexuales dolorosas y puede conllevar complicaciones durante el embarazo y el parto, tanto para las mujeres como para los recién nacidos.
Red Activas subraya que lo habitual es que la mutilación se haga sin anestesia, sin las condiciones higiénicas mínimas y no la lleven a cabo profesionales sanitarios. Por todo ello, esta plataforma considera que para erradicarla es preciso "intensificar los esfuerzos" y apoyar todas aquellas acciones y políticas que en cada país o etnias hayan demostrado ser útiles.
Por su parte, la ONG World Vision, que ha puesto en marcha un nuevo proyecto para prevenir la ablación en Malí, señala que a través de la educación de la población y el apoyo a las mujeres es posible evitar que más niñas la sufran. Según la directora de esta ONG en España, Marisa García, en Malí la incidencia de la ablación es del 92,2%, sin diferencias entre rangos de edad, lo que significa que pasa de generación en generación a pesar de que en este país se prohibió que se realizara en hospitales desde 1975.
La ONG Plan también ha puesto en marcha una campaña gracias a la cual ha ayudado, junto a la Asociación de Mujeres por el Futuro de las Mujeres (AFAF), a que diez pueblos de Guinea Conakry se hayan declarado libres de la mutilación genital femenina. "El primer paso es tomar contacto con las jóvenes y explicarles en qué consiste la ceremonia y los riesgos que conlleva", explica PLAN en un comunicado. La fundadora de AFAF es Madeleine Tolno, una mujer que fue sometida a la ablación hace 50 años, aunque hoy en día hablar de su propia experiencia le sigue resultando traumático. Ahora Madeleine es comadrona y ve cada día las complicaciones que esta práctica conlleva en las niñas. "He visto cómo muchas mujeres morían durante el parto. Eso me ha hecho entender que es necesario hablar con las comunidades y desmitificar el rito de la ablación", apunta.