domingo, 23 de febrero de 2020

Cuatro de cada diez españoles no leen un libro



Cuatro de cada diez españoles no leen un libro al año, según el informe de los editores españoles que también pone de manifiesto que las mujeres con estudios universitarios y urbanistas de más de 55 años son el sector que más lee en España.

El Barómetro de Lectura y Compra de Libros 2019 presentado por la Federación de Gremios de Editores de España destaca que hay un 68,3% de lectoras frente a un 56% de hombres. Un 83% de estas mujeres leen libros al menos una vez a la semana.

El informe también pone de manifiesto que el número de lectores en tiempo libre alcanza el 61,8% de la población. También crece el número de lectores frecuentes, aquellos que leen al menos una o dos veces por semana, que ya suponen el 49,3% de la población. Un 38,2% de españoles no lee nunca o casi nunca.

Además, hay un mayor porcentaje de lectoras de libros en tiempo libre que de lectores en todos los grupos de edad y nivel formativo. Se mantiene la tendencia alcista de lectores mayores de 45 años. Se observa una relación directa entre el nivel de estudios finalizados y la ratio de lectores.
Falta de tiempo

La falta de tiempo sigue siendo el principal argumento de los no lectores para explicar su falta de hábito (49,3%).

Por otra parte, casi todas las comunidades autónomas mejoran sus índices de lectura. Sólo Extremadura y País Vasco registran un retroceso. La Rioja y Cantabria mantienen sus cifras.

El 44,5% de los lectores lee habitual u ocasionalmente en dos o más lenguas (el 21,3% suele leer en inglés, el 20,3% en catalán/valenciano y el 4,2% en francés). El 92,4% de la población tiene como idioma habitual de lectura el castellano.

Recuerda:

La lectura es una de las prácticas identitarias del anarquismo. Con ella, el individuo funda criterio, consagra sus ideas y las ensambla con su modo de vida. La lectura integra el quehacer cotidiano de los libertarios. Sin embargo, esta constatación general no es suficiente para señalar una actividad privativa de ellos. La lectura y sus objetivos pueden ser compartidos por otras comunidades y de ello existen numerosos ejemplos en la historia social.