El conflicto acabó en las inmediaciones del astillero Barreras con una guerra de tornillos y pelotas de goma
Cuatro obreros del metal y cinco policías resultaron heridos leves en los enfrentamientos durante el primero de los dos días de paro
Este episodio fue el más destacado de una jornada que acabó convirtiéndose en una nueva batalla campal entre trabajadores del metal y fuerzas antidisturbios, y que se concentró en uno de los centros neurálgicos de la ciudad, a unos 300 metros de la zona principal de astilleros de la urbe, cerca de la factoría de Hijos de J. Barreras, el mayor de la ría. El caos de circulación de otras ocasiones volvió también a repetirse ayer, atrapando a miles de conductores.
La batalla campal se inició sobre las doce y media de la mañana en la plaza de América, cuando precisamente parecía que los trabajadores se retiraban tras haber cortado el tráfico en numerosas calles de la ciudad.
Una inesperada carga policial que pretendía liberar el tráfico en un punto neurálgico de la ciudad fue contestada con el levantamiento de barricadas en los aledaños de la plaza de América, y distintas escaramuzas por parte de los trabajadores, que esparcieron de nuevo los cientos de vallas que pueblan estos días la ciudad por las obras de reforma de las calles. Cuatro contenedores fueron pasto de las llamas en la calle de A Coruña y la avenida de las Camelias; y otros 130 fueron después recolocados tras haber sido volcados durante las protestas, además de en las dos calles citadas, en la avenida de Castrelos y en Sanjurjo Badía.
En el parte de lesionados figuran cuatro trabajadores, y cinco agentes de la policía, todos ellos de carácter leve. Un total de seis coches policiales resultaron dañados por la guerra de piedras y tornillos, que fue contestada durante casi una hora por pelotas de goma y botes de humo. Llegadas las dos y cuarto de la tarde, los cerca de veinte vehículos policiales abandonaron el cerco y la batalla campal cesó.
Cuatro obreros del metal y cinco policías resultaron heridos leves en los enfrentamientos durante el primero de los dos días de paro
Este episodio fue el más destacado de una jornada que acabó convirtiéndose en una nueva batalla campal entre trabajadores del metal y fuerzas antidisturbios, y que se concentró en uno de los centros neurálgicos de la ciudad, a unos 300 metros de la zona principal de astilleros de la urbe, cerca de la factoría de Hijos de J. Barreras, el mayor de la ría. El caos de circulación de otras ocasiones volvió también a repetirse ayer, atrapando a miles de conductores.
La batalla campal se inició sobre las doce y media de la mañana en la plaza de América, cuando precisamente parecía que los trabajadores se retiraban tras haber cortado el tráfico en numerosas calles de la ciudad.
Una inesperada carga policial que pretendía liberar el tráfico en un punto neurálgico de la ciudad fue contestada con el levantamiento de barricadas en los aledaños de la plaza de América, y distintas escaramuzas por parte de los trabajadores, que esparcieron de nuevo los cientos de vallas que pueblan estos días la ciudad por las obras de reforma de las calles. Cuatro contenedores fueron pasto de las llamas en la calle de A Coruña y la avenida de las Camelias; y otros 130 fueron después recolocados tras haber sido volcados durante las protestas, además de en las dos calles citadas, en la avenida de Castrelos y en Sanjurjo Badía.
En el parte de lesionados figuran cuatro trabajadores, y cinco agentes de la policía, todos ellos de carácter leve. Un total de seis coches policiales resultaron dañados por la guerra de piedras y tornillos, que fue contestada durante casi una hora por pelotas de goma y botes de humo. Llegadas las dos y cuarto de la tarde, los cerca de veinte vehículos policiales abandonaron el cerco y la batalla campal cesó.