El 10 de junio de 1895 nace en Almudébar (Hoya de Huesca, Aragón, España) el militante anarquista y anarcosindicalista Domingo Ascaso Abadía. Fue miembro de la famosa familia anarquista de los Ascaso, hermano mayor de Francisco y de Alejandro. Panadero de profesión en Zaragoza, pronto se adscribe a los grupos de acción anarquistas aragoneses y se le atribuye la participación directa en la acción llevada contra el redactor jefe de "El Heraldo de Aragón", a quien acusaban de haber denunciado varios soldados levantados en el cuartel de El Carmen en 1920.
Miembro del grupo «Los Justicieros», a principios de 1921 se instaló en Barcelona, donde entrará en contacto con Buenaventura Durruti y mostrará su oposición a la creación de una federación anarquista. Muy unido a su hermano Francisco, en octubre de 1922 se integró en el grupo de acción «Los Solidarios». Durante la dictadura de Primo de Rivera fue perseguido durante la gran redada contra los círculos libertarios y el 24 de marzo de 1924 consiguió eludir el círculo policial en Barcelona. Vivió escondido en el cementerio del Poble Nou hasta que Juan García Oliver lo pudo pasar a Francia - según algunos se exilió a raíz de la ejecución del comisario Espejo. En Francia sirvió de enlace con Durruti y su hermano Francisco y todos intentaron acelerar el movimiento revolucionario que preveía una acción guerrillera en los Pirineos que tenía que crear un clima revolucionario en el interior de la península. Formó parte de la comisión encargada de organizar la expedición y de obtener el armamento necesario para la expedición de Vera de Bidasoa que se produjo en diciembre de 1924.
A principios de 1929 vivió el exilio en Bruselas, donde para sobrevivir vendía pañuelos y objetos de escritorio. Tras la caída del dictador, regresó a España. Como miembro del grupo de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) «Los indomables», fue detenido tras los hechos de Fígols y de Cardona y desterrado el 21 de enero de 1932 en Villa Cisneros hasta septiembre de aquel año. Durante los años siguientes se dedicó al campo sindical y, como pastelero, milita encuadrado en el Sindicato de la Alimentación de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), dejando de lado los grupos de acción. Cuando estalló la Revolución española en julio de 1936 fue ayudante de García Oliver en el Comité de Milicias Antifascistas. Poco después, con Cristóbal Aldabaldetrecu, dirigió la Columna Ascaso en el frente de Aragón, especialmente en la comarca de Barbastro, que abandonaron cuando la militarización de las milicias y esta columna se transformó en la 28 División - aunque el motivo parece no haber sido la militarización, ya que la defendieron sin reservas en la asamblea de milicianos del 9 de marzo de 1937 en Barcelona, sino la oposición de Miguel García Vicancos, de Gregorio Jover y de Josep Joan Domènech que continuaran al frente.
De vuelta en Barcelona, cayó abatido el 4 de mayo de 1937 en la Gran Vía de Barcelona (Cataluña) en las luchas de barricadas contra las fuerzas contrarrevolucionarias y estalinistas durante los «Hechos de Mayo de 1937» y fue enterrado en el cementerio barcelonés de Montjuïc.
Miembro del grupo «Los Justicieros», a principios de 1921 se instaló en Barcelona, donde entrará en contacto con Buenaventura Durruti y mostrará su oposición a la creación de una federación anarquista. Muy unido a su hermano Francisco, en octubre de 1922 se integró en el grupo de acción «Los Solidarios». Durante la dictadura de Primo de Rivera fue perseguido durante la gran redada contra los círculos libertarios y el 24 de marzo de 1924 consiguió eludir el círculo policial en Barcelona. Vivió escondido en el cementerio del Poble Nou hasta que Juan García Oliver lo pudo pasar a Francia - según algunos se exilió a raíz de la ejecución del comisario Espejo. En Francia sirvió de enlace con Durruti y su hermano Francisco y todos intentaron acelerar el movimiento revolucionario que preveía una acción guerrillera en los Pirineos que tenía que crear un clima revolucionario en el interior de la península. Formó parte de la comisión encargada de organizar la expedición y de obtener el armamento necesario para la expedición de Vera de Bidasoa que se produjo en diciembre de 1924.
A principios de 1929 vivió el exilio en Bruselas, donde para sobrevivir vendía pañuelos y objetos de escritorio. Tras la caída del dictador, regresó a España. Como miembro del grupo de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) «Los indomables», fue detenido tras los hechos de Fígols y de Cardona y desterrado el 21 de enero de 1932 en Villa Cisneros hasta septiembre de aquel año. Durante los años siguientes se dedicó al campo sindical y, como pastelero, milita encuadrado en el Sindicato de la Alimentación de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), dejando de lado los grupos de acción. Cuando estalló la Revolución española en julio de 1936 fue ayudante de García Oliver en el Comité de Milicias Antifascistas. Poco después, con Cristóbal Aldabaldetrecu, dirigió la Columna Ascaso en el frente de Aragón, especialmente en la comarca de Barbastro, que abandonaron cuando la militarización de las milicias y esta columna se transformó en la 28 División - aunque el motivo parece no haber sido la militarización, ya que la defendieron sin reservas en la asamblea de milicianos del 9 de marzo de 1937 en Barcelona, sino la oposición de Miguel García Vicancos, de Gregorio Jover y de Josep Joan Domènech que continuaran al frente.
De vuelta en Barcelona, cayó abatido el 4 de mayo de 1937 en la Gran Vía de Barcelona (Cataluña) en las luchas de barricadas contra las fuerzas contrarrevolucionarias y estalinistas durante los «Hechos de Mayo de 1937» y fue enterrado en el cementerio barcelonés de Montjuïc.