Rosa de fuego era el nombre con el que Barcelona era conocida internacionalmente a consecuencia de las bombas que a principios del siglo XX estallaban en sus calles, cuando el anarquismo se explicitaba violentamente.
Luego vendría el auge del anarcosindicalismo con la creación de la Confederación Nacional del Trabajo y la aparición de figuras como Salvador Seguí, el Noi del Sucre. Un itinerario puede servir para recorrer la ciudad en clave libertaria, para rememorar el aroma y las espinas de la Rosa de Fuego.
En la calle Sant Rafael, junto a la rambla del Raval, se encuentra una placa de cerámica, obra de Xavier Oliveras, que recuerda que en aquella esquina murió, asesinado por pistoleros del Sindicato Libre, Salvador Seguí, dirigente de la CNT, el 10 de marzo de 1923, junto a un compañero, Francesc Comas. Fue una más entre las muertes violentas de los años del pistolerismo en Barcelona, cuando los obreros eran objeto de atentados.
Para seguir con la línea del Noi del Sucre no hay como trasladarse a la plaza de toros de las Arenas, cerrada desde hace años. Allí tuvo lugar el mitin que ponía fin a la huelga de la Canadiense, que duró 44 días. Salvador Seguí pronunció un vibrante discurso para convencer a los 15.000 obreros reunidos de que era mejor terminar con la huelga tras los logros de la lucha, entre los que destacaba la aprobación de la jornada de ocho horas, que convertían España en el segundo país del mundo que obtenía esa mejora social.
Sants queda cerca para llegarse al número 12 de la calle de Vallespir, donde tuvo sede el Ateneu Racionalista de Sants, donde se creó en 1918 el Sindicato Único, que sustituía a los sindicatos de oficio. Era el gran momento de la CNT.
En el Eixample, el diario anarcosindicalista 'Solidaridad Obrera' tuvo su primer edificio propio, en la confluencia de las calles Consell de Cent y Villarroel. Incautado en 1939 por la Falange que utilizó el local para editar su diario 'Solidaridad Nacional', que pretendía recoger la herencia del rotativo anarquista, y 'La Prensa'.
En el Pla de Palau se alza la vieja Escuela de Náutica. En 1936, en el primer mes de la Revolución, fué donde se instaló el Comité de Milicias Antifascistas.
Al igual que la Escuela de Náutica, otros dos edificios de Florensa, el Foment del Treball y la Casa Cambó, en la vía Laietana, pasaron a ser la sede de la CNT-FAI. La vía Laietana se llamó durante los años de la guerra Vía Durruti, recorrida por su cortejo fúnebre tras su muerte en el frente de Madrid.
Uno de los lugares más visitados del cementerio de Montjuïc es el conjunto de tres tumbas formadas por la de Durruti, Francisco Ascaso, muerto en combate al principio de la revolución, y Francesc Ferrer i Guàrdia, el fundador de la Escuela Moderna. Situadas cerca de la entrada, sobre la lápida de Durruti se lee la frase 'Nosotros llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones'.
Algunas calles y plazas con nombres anarquistas. Durruti y Teresa Claramunt están en el barrio de Port; Salvador Seguí, en el Raval; Federica Montseny, en el Guinardó; Ángel Pestaña, en Nou Barris, y García Oliver tiene una placa en el piso de la rambla de Poblenou, donde en 1943, jóvenes libertarios utilizaban el bar Elena, ahora llamado El Xamfrà, en el barrio de la Plata, para repartir el periódico 'Ruta'.
Y en el número 70 de la calle Girona fue detenido Salvador Puig Antich tras la muerte de un policía, joven libertario ejecutado al garrote vil en marzo de 1974.
Luego vendría el auge del anarcosindicalismo con la creación de la Confederación Nacional del Trabajo y la aparición de figuras como Salvador Seguí, el Noi del Sucre. Un itinerario puede servir para recorrer la ciudad en clave libertaria, para rememorar el aroma y las espinas de la Rosa de Fuego.
En la calle Sant Rafael, junto a la rambla del Raval, se encuentra una placa de cerámica, obra de Xavier Oliveras, que recuerda que en aquella esquina murió, asesinado por pistoleros del Sindicato Libre, Salvador Seguí, dirigente de la CNT, el 10 de marzo de 1923, junto a un compañero, Francesc Comas. Fue una más entre las muertes violentas de los años del pistolerismo en Barcelona, cuando los obreros eran objeto de atentados.
Para seguir con la línea del Noi del Sucre no hay como trasladarse a la plaza de toros de las Arenas, cerrada desde hace años. Allí tuvo lugar el mitin que ponía fin a la huelga de la Canadiense, que duró 44 días. Salvador Seguí pronunció un vibrante discurso para convencer a los 15.000 obreros reunidos de que era mejor terminar con la huelga tras los logros de la lucha, entre los que destacaba la aprobación de la jornada de ocho horas, que convertían España en el segundo país del mundo que obtenía esa mejora social.
Sants queda cerca para llegarse al número 12 de la calle de Vallespir, donde tuvo sede el Ateneu Racionalista de Sants, donde se creó en 1918 el Sindicato Único, que sustituía a los sindicatos de oficio. Era el gran momento de la CNT.
En el Eixample, el diario anarcosindicalista 'Solidaridad Obrera' tuvo su primer edificio propio, en la confluencia de las calles Consell de Cent y Villarroel. Incautado en 1939 por la Falange que utilizó el local para editar su diario 'Solidaridad Nacional', que pretendía recoger la herencia del rotativo anarquista, y 'La Prensa'.
En el Pla de Palau se alza la vieja Escuela de Náutica. En 1936, en el primer mes de la Revolución, fué donde se instaló el Comité de Milicias Antifascistas.
Al igual que la Escuela de Náutica, otros dos edificios de Florensa, el Foment del Treball y la Casa Cambó, en la vía Laietana, pasaron a ser la sede de la CNT-FAI. La vía Laietana se llamó durante los años de la guerra Vía Durruti, recorrida por su cortejo fúnebre tras su muerte en el frente de Madrid.
Uno de los lugares más visitados del cementerio de Montjuïc es el conjunto de tres tumbas formadas por la de Durruti, Francisco Ascaso, muerto en combate al principio de la revolución, y Francesc Ferrer i Guàrdia, el fundador de la Escuela Moderna. Situadas cerca de la entrada, sobre la lápida de Durruti se lee la frase 'Nosotros llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones'.
Algunas calles y plazas con nombres anarquistas. Durruti y Teresa Claramunt están en el barrio de Port; Salvador Seguí, en el Raval; Federica Montseny, en el Guinardó; Ángel Pestaña, en Nou Barris, y García Oliver tiene una placa en el piso de la rambla de Poblenou, donde en 1943, jóvenes libertarios utilizaban el bar Elena, ahora llamado El Xamfrà, en el barrio de la Plata, para repartir el periódico 'Ruta'.
Y en el número 70 de la calle Girona fue detenido Salvador Puig Antich tras la muerte de un policía, joven libertario ejecutado al garrote vil en marzo de 1974.