Después de 70 años de llevar el dolor en silencio, algunas de las mujeres que sufrieron las vejaciones del bando fascista, los falangistas y sus afines podrán ver el reconocimiento a su sufrimiento. En este asunto el dinero es lo de menos, pues es verdad que 1.800 euros no devolverán a quienes se llevó la guerra fratricida o las humillaciones que marcan de por vida. Aurora vive para contar los atropellos que el bando franquista cometió con aquellas que participaban en la política, tenían un familiar antifascista o simplemente no podían defenderse por miedo a ser fusiladas.
Aurora Galé tenía sólo 17 años cuando los falangistas fueron de noche a buscar a su padre. Clemente era un miembro destacado de la CNT y sabía que iban a por él ya que acababan de fusilar a Vicente Ballester, secretario regional de la CNT, en Cádiz. Era el 19 de septiembre de 1936, una fecha que Aurora no olvidará.
En la línea de fuego
Aquella noche, la joven se cruzó en la línea de fuego que los falangistas abrieron contra su padre. El resultado: una bala alojada en el pulmón para el resto de sus días. Irónicamente, un jovencísimo camisa azul fue la que la salvó al ayudar a trasladarla con el médico.
“Para que no se me olvide”
Su padre también recibió una bala que no logró acabar con su vida, intentó escapar pero la gravedad de la herida se lo impidió. Poco después fué fusilado en la Plaza Fragela de Cádiz. Aurora pasó seis meses ingresada y ahora recuerda el episodio tocando la herida que guarda la bala en su pecho “Para que no se me olvide”.
La indemnización de la Junta no reparará el daño hecho, pero el reconocimiento a su sufrimiento significará para ella un alivio moral. Para la sociedad será el pago de la deuda con la historia de los miles que sufrieron la represión franquista.
En la línea de fuego
Aquella noche, la joven se cruzó en la línea de fuego que los falangistas abrieron contra su padre. El resultado: una bala alojada en el pulmón para el resto de sus días. Irónicamente, un jovencísimo camisa azul fue la que la salvó al ayudar a trasladarla con el médico.
“Para que no se me olvide”
Su padre también recibió una bala que no logró acabar con su vida, intentó escapar pero la gravedad de la herida se lo impidió. Poco después fué fusilado en la Plaza Fragela de Cádiz. Aurora pasó seis meses ingresada y ahora recuerda el episodio tocando la herida que guarda la bala en su pecho “Para que no se me olvide”.
La indemnización de la Junta no reparará el daño hecho, pero el reconocimiento a su sufrimiento significará para ella un alivio moral. Para la sociedad será el pago de la deuda con la historia de los miles que sufrieron la represión franquista.