domingo, 14 de noviembre de 2010

Los Borbón y los Liberto


Papá Liberto trabaja como operario del metal, en los astilleros, un puesto que consiguió tras años de aprendizaje, veladas y jornadas agotadoras en los diques y con el que a duras penas puede llegar a fin de mes, pues la jodida hipoteca e impuestos se lleva casi todo el famélico sueldo. La compañera de Liberto, con tres hijos en el mundo, se pasa dieciocho horas al día dedicada a sus deberes como madre y a las tareas domésticas, además de quitar y poner euros de aquí para allá para sostener un poco el ahorro familiar. Los hijos de Liberto y compañera se esfuerzan cuanto pueden en la escuela y confían en que en cuando llegue el momento, sus progenitores con mucho esfuerzo puedan pagarles una Carrera, ya que les gusta estudiar y han demostrado que valen para ello.

Papá Borbón no obtuvo su trabajo por méritos profesionales, venía incluido en su apellido; tampoco paga una abultada letra por la casa que habita y en la que cabrían doscientas como la de los Liberto. La esposa de Borbón dispone de toda una legión de servidores que realizan por ella las faenas del hogar, y no tiene por qué preocuparse por la economía familiar. Los hijos de Papá Borbón han podido estudiar todo lo que han querido sin preocuparse por los gastos que ello implicaba, y han acumulado carreras al mismo ritmo que los Liberto deudas.

A Papá Liberto le echan del trabajo cada dos por tres. Por falta de faena o por "protestón". El "puesto de trabajo" de Papá Borbón es de por vida. Los Liberto, si cometen cualquier infracción, serán sancionados según la Ley, los Borbón poseen inmunidad. Hay gente que habla mal de los Liberto. Papá Liberto es conocido por sus ideas "raras" y no duda en cualquier reivindicación laboral en "meterse en líos". Las malas lenguas dicen que ni siquiera educa a los hijos en la religión católica ni ninguna otra. La crítica a los Borbón es tema tabú y son muy bien vistos por el clero. Los Liberto, no tienen "hobbies", Papá Liberto para más inri, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Milita en ese raro sindicato no subvencionado, al que le dedica las pocas horas libres. Sueña con una verdadera transformación social...Los Liberto nunca tendrán yate, ni residencia veraniega de lujo, jamás les pagarán los viajes, ni Papá Liberto volará en avión privado con cargo al presupuesto público para cazar osos en Rusia, ni puñetera falta que le hace, pues no es partidario de tan regia diversión, e igual que no disfruta de la fiesta nacional contemplando la agonía de un toro, como Papá Borbón, tampoco lo hace matando animales. Bastante tiene con su sufrimiento como para sentir placer con el de otro. Pero tal vez, sólo tal vez, como todas las ideas "utópicas" de Papá Liberto llegará un día en el que los Borbón dejen de vivir a costa de los Liberto. Y para que eso ocurra, es fundamental que todos los Libertos del Reino asuman su condición de lacayos de obligado mecenazgo a los Borbón y a su prole.