Los agentes sociales se han puesto manos a la obra. Este miércoles, se reunieron por primera vez para tratar de desbloquear la negociación colectiva y en busca de una prórroga de dos años de la moderación salarial, que pretenden extender hasta 2014. Así, responden a la petición de su amo Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno, que se citó en secreto con los máximos dirigentes de UGT, CC.OO y la CEOE para pedirles que se "esforzasen" por acercar posturas en este sentido. La cita tuvo lugar el 17 de agosto y obtuvo una respuesta "sindical" al día siguiente, cuando los "representantes de los trabajadores" remitieron una carta al mandatario "socialista" en la que realizaban propuestas para dinamizar la actividad económica.
Los agentes sociales mantuvieron este miércoles un primer contacto para desbloquear la negociación colectiva y para hablar de una posible prórroga de la moderación salarial hasta 2014. Fuentes de las organizaciones confirmaron que a la reunión asistieron Ramón Górriz y Toni Ferrer, secretarios de Acción Sindical de los amarillos CC.OO. y UGT, José de la Cavada, director de Relaciones Laborales de la CEOE, y Alberto Nadal, vicesecretario de Asuntos Económicos, Laborales e Internacionales.
Ya el 17 de agosto, Zapatero se reunió con Ignacio Fernández Toxo, Cándido Méndez y Juan Rosell, de los "sindicatos" vendeobreros CC.OO, UGT y la CEOE, para pedirles que hicieran un nuevo esfuerzo en este sentido, como confirmaron fuentes de la negociación. El presidente buscaba este consenso para extender la pauta de moderación salarial, contenida en el acuerdo de negociación colectiva que finaliza en 2012.
Ésta no era la primera vez que el dirigente "socialista" convocaba a los "líderes" de los agentes sociales a una reunión, juntos o por separado. De hecho, el presidente ha recurrido a este instrumento del diálogo social al más alto nivel en otras ocasiones, como cuando se atascó la negociación de la reforma de convenios o para impulsar la fallida reforma laboral.
El 18 de agosto, un día después de la cita, Zapatero obtuvo una respuesta "sindical". Llegó a través de una carta en la que Toxo y Méndez le expresaban su "preocupación" por la gravedad de la situación económica y realizaban una serie de propuestas dirigidas a dinamizar la actividad. Además, se mostraban dispuestos a apoyar la prórroga de la moderación salarial.
A cambio, solicitaban el desbloqueo de los convenios colectivos y un acuerdo de las empresas para contener sus beneficios y para invertir sus excedentes en la mejora del tejido productivo: "Los salarios deben mantener una senda de moderación en su crecimiento (...) con una extensión a un periodo temporal más amplio, pero el esfuerzo será baldío y contraproducente si no está acompañado de un compromiso firme".
Los autodenominados "sindicalistas" también reclamaban el desbloqueo de la negociación colectiva, para poder suscribir los convenios correspondientes a 2011. Además, pedían más control sobre los precios, la prórroga de la ayuda de 400 euros para parados sin ingresos y cambios fiscales para un reparto más equitativo de las cargas (recuperación del Impuesto de Patrimonio y del de Sucesiones y Donaciones).
El acuerdo de negociación colectiva firmado entre "sindicatos" colaboracionistas y patronal para el periodo 2010-2012 contempla un incremento salarial del 1 por ciento para 2010, de entre el 1 y el 2 por ciento para 2011 y de entre el 1,5 y el 2,5 por ciento para 2012.
El pasado martes, en el Pleno extraordinario que celebró el Congreso, Zapatero se refirió a la misiva y aseveró que el ofrecimiento de apoyo a la moderación salarial es "una muestra de responsabilidad" de CC.OO y UGT. El presidente sostuvo que, en el periodo de vigencia del acuerdo de negociación colectiva, España recuperó parte de la competitividad-precio perdida desde la entrada del euro.
En su opinión, la extensión "inmediata" de este acuerdo por un periodo más amplio sería "un eslabón más de credibilidad" en la senda de recuperación. El dirigente apuesta por un acuerdo que reconozca la necesaria moderación, tanto de salarios como de beneficios, y que permita ligar la evolución de los sueldos no sólo a la evolución de los precios, "sino a otros factores que permitan seguir ganando competitividad y favorecer la creación de empleo". En definitiva, una traición más hacia la clase obrera.