Un reciente artículo de Violet Blue para Pulp Tech publicado en Zdnet,
nos da a conocer que, el próximo lunes, la Unión Internacional de
Telecomunicaciones (International Telecommunications Union – ITU), que
es el organismo de Naciones Unidas para las telecomunicaciones,
comenzará en Dubai una Conferencia Mundial sobre Telecomunicaciones
Internacionales (World Conference on International Telecommunications),
que sesionará, a puertas cerradas, hasta el día 14. En esta conferencia,
se pretende llegar a un acuerdo sobre la revisión propuesta a las
Regulaciones Internacionales de Telecomunicaciones (International
Telecommunication Regulations – ITR), con la intención de expandir su
alcance para supervisar y regular la internet que hoy conocemos.
Es casi seguro que no hayas escuchado
nada sobre esta conferencia, pues a diferencia del resto de las
celebradas bajo los auspicios de las Naciones Unidas, no ha sido objeto
de promoción alguna en los medios de comunicación, ni tan siquiera en
los subordinados a este organismo internacional. Esto no resulta una
casualidad, pues desde las primeras rondas de negociaciones, se ha
pretendido mantenerla lo más lejos posible del escrutinio público, pero,
por suerte para todos, se ha conseguido filtrar alguna información
sobre las pretensiones de ciertos gobiernos.
El documento TD-64 y lo que contiene
Aunque públicamente la revisión aparenta estar llena de buenas intenciones, gracias al sitio web WCITLeaks,
creado por investigadores de la Universidad de George Mason, se ha
conocido el borrador final de la revisión propuesta a las Regulaciones
Internacionales de Telecomunicaciones, conocido como documento TD-64, que contiene, entre otras muchas, las siguientes propuestas:
Un estado miembro tiene el derecho de conocer por dónde ha sido ruteado su tráfico y tiene el derecho de imponer cualquier regulación sobre el tráfico en cuestión, por motivos de seguridad o para prevenir el fraude.
Un estado miembro tiene el derecho de conocer por dónde ha sido ruteado su tráfico y tiene el derecho de imponer cualquier regulación sobre el tráfico en cuestión, por motivos de seguridad o para prevenir el fraude.
Concede el derecho a los estados
miembros de suspender los servicios de telecomunicaciones
internacionales, de manera total, parcial y/o de cierto tipo, entrante,
saliente o en tránsito.
Prohíbe la anonimización del tráfico y hace obligatoria la identificación de los usuarios de los servicios de telecomunicaciones.
Prohíbe la anonimización del tráfico y hace obligatoria la identificación de los usuarios de los servicios de telecomunicaciones.
No en balde, otro documento
filtrado por WCITLeaks, ha dado a conocer que los organizadores están
preparando una campaña de relaciones públicas para evitar la más que
esperada repulsa de la opinión pública ante estas pretensiones.
Los padrinos de la criatura
Pero bien, ¿quién está detrás de estas
nuevas “regulaciones”?, ¿serán los sospechosos habituales contra los que
se acostumbra desbarrar cuando de conculcar nuestros derechos en la red
se trata?
Contrariamente a lo que muchos esperaban, los principales promotores de de esta conferencia y de los cambios propuestos no son ni la CIA, ni el Mossad, más bien se trata de gobiernos con no muy buenas tradiciones en lo que al libre acceso a la información se refiere, como China y Rusia, respaldados por otros regímenes que comparten intereses comunes en lo que a control y restricciones se trata.
Contrariamente a lo que muchos esperaban, los principales promotores de de esta conferencia y de los cambios propuestos no son ni la CIA, ni el Mossad, más bien se trata de gobiernos con no muy buenas tradiciones en lo que al libre acceso a la información se refiere, como China y Rusia, respaldados por otros regímenes que comparten intereses comunes en lo que a control y restricciones se trata.
En una reunión celebrada en Junio del
pasado año con el Dr. Hamadoun Toure, Secretario General de la ITU,
Vladimir Putin, en ese entonces Primer Ministro Ruso, declaraba la
intención de Rusia de participar activamente en “establecer un control
internacional sobre la internet utilizando las capacidades de monitoreo y
supervisión de la ITU”.
Ya lo había intentado antes, en
Septiembre de 2011, cuando junto a China, Uzbekistán y Tadzhikistán,
sometieron a la aprobación de la Asamblea General de las Naciones Unidas
una propuesta de “Código Internacional de Conducta para la Seguridad de
la Información” con el objetivo de establecer “normas y reglas
internacionales estandarizando el comportamiento de los países
concerniente a la información y el ciberespacio”, claro, como era de
esperar, bajo la égida de los gobiernos y justificado con un discurso de
pretendida democratización supranacional.
Desde el mes de mayo pasado habíamos
sido advertidos por uno de los “padres” de la internet, Vinton Cerf en
su artículo de opinión publicado en el New York Times “Keep the Internet Open”
(Mantengan la internet libre), en el que describía certeramente las
intenciones de esta conferencia y quiénes estaban detrás de ella, así
como los riesgos potenciales y las amenazas que para el futuro de la red
implica, no solo en lo referido a la pérdida de libertad de los
usuarios, si no también a la desaparición del factor de innovación sin
restricciones que ha caracterizado el desarrollo de la red desde su
misma creación. Dada la delicada naturaleza de esta situación, Cerf
exigía que el debate sobre la gobernabilidad de internet debía ser
transparente y abierto a todos los actores implicados, pero los
organizadores se han mantenido sordos a estos reclamos.
¿Podrán lograrlo?
Por el momento, parece ser que todo va a
quedar en las intenciones, por varias razones; por una parte, Estados
Unidos, mediante una declaración emitida por el Departamento de Estado,
en la voz de su representante a la conferencia, el embajador Terry
Kramer, ha dejado claro que se opone firmemente a cualquier intento de
poner internet bajo el control de las Naciones Unidas, a la vez, el
Parlamento Europeo ha expresado también su oposición a la propuesta.
Claro, dirán algunos, esta oposición por
parte de los Estados Unidos no resulta gratuíta, pues a fin de cuentas,
se puede entender que, de cierto modo, internet está bajo su control,
ya que la ICANN (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers o
Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números), y
algunas otras entidades relacionadas, están bajo la jurisdicción del
Departamento de Comercio, lo que no ha impedido hasta la fecha, el
funcionamiento de la red bajo estándares abiertos a todos.
Por otra parte, la propia ITU, según
declaraciones de su Secretario General, ha expresado que cualquier tipo
de decisión que se adopte, debe contar con el apoyo unánime de todos sus
miembros, por ser el procedimiento habitual del organismo y que no
considera que asuntos como este han de llevarse a votación, por resultar
procedimientos que no deben permitirse dentro de la organización y,
evidentemente, esta aprobación unánime resulta imposible en el momento
actual.
Depende de todos nosotros
Ahora bien, estas razones no pueden
constituir, por si solas, un valladar contra las intenciones de poner
internet bajo el control de los gobiernos o de un organismo
supuestamente supranacional, pues los que hoy se oponen, mañana pueden
no hacerlo y nos corresponde a todos nosotros, los usuarios de internet
el garantizar que esta se mantenga libre y abierta para todos.
Es por ello que debemos promover por todos los medios a nuestro alcance la propuesta Take Action , en la que dice que “Un mundo libre y sin
restricciones depende de una Web libre y sin límites Los gobiernos no
deberían determinar el futuro de Internet de forma independiente. Se
debería tener en cuenta la opinión de los miles de millones de usuarios
de todo el mundo que utilizan Internet, así como la de los expertos que
han creado la red y la mantienen”