Autor: Vicente Ballester
Edita: CNT-AIT.Comité Nacional. Oficina de Información, Prensa y Propaganda
Año: 1936-1939
En este cartel, Arturo Ballester, su autor, ofrece una interesante variante que refleja en sí misma la evolución de la contienda. En efecto, el cartel "Campesino" fue editado primero con la leyenda "Campesino, rotas tus cadenas no consientas te opriman otros tiranos". La entidad editora era el sindicato anarquista CNT y la consigna era un llamamiento a la colectivización de la tierra, a levantarse contra la autoridad republicano burguesa e iniciar un camino revolucionario autónomo; los "otros tiranos" no eran sino las autoridades de la república y la burguesía agraria que había permanecido fiel al sistema, no uniéndose a los fascistas.
Más tarde, en otras ediciones, la leyenda del cartel fue modificada, siendo sustituida por "Campesino: Trabaja para el pueblo que te ha liberado". Se amansaron las aguas en el interior del campo antifascista y la CNT se comprometió a la consigna de ganar la guerra, postergando la necesidad de revolución. En el primer caso el juego de oposición escritural advertía de un peligro cuyo origen se situaba en el seno mismo de la república burguesa: "No cambies una bota por otra, asegúrate de que la república popular no va a hacer contigo algo similar a lo que hasta ahora habían hecho los fascistas". Fue la consigna ácrata durante el primer año de la guerra y no es casualidad que este manifiesto fuese firmado por la Federación Regional de Campesinos de Levante. En el segundo caso aparecía ya la firma del Comité Nacional de la CNT y la leyenda reflejaba los acuerdos alcanzados con las demás fuerzas antifascistas, orientadas a derrotar a los sublevados franquistas antes de proceder a cualquier otro ajuste.
La necesidad de presentar al campesino como Prometeo desencadenado que al tiempo tiene carácter de héroe celestial pero los pies bien anclados en tierra, poseedor de potencia revolucionaria mas liberado por otro héroe, llevó a Arturo Ballester a utilizar una mirada "cinematográfica", situando el punto de vista del espectador a ras de tierra para que contemplase al campesino como quien observa a un gigante cuya enorme silueta se recorta contra el cielo ocultándole el sol y despidiendo destellos de luz.
La tierra está presente no sólo por constituirse en punto de vista sino también por los colores utilizados (pantalón marrón de "pana campesina", camisa, sombrero, brazos y rostro de un amarillo que tiende a ocre), que subrayan el origen y la esencia del único protagonista de la composición. Sin embargo, sólo aparece una estrecha zona de suelo en la esquina inferior derecha, el resto del fondo es cielo; la oposición y complemento entre la tierra y el cielo, la combinación de lo firme y lo infinito, la dialéctica que conduce desde las ataduras a la libertad es donde se encuentra el sentido general del cartel.
Compositivamente predominan las diagonales; la general dirección de ascenso queda señalada por la banda azul rodeada de blancos del cielo. El cuerpo del campesino se coloca en la diagonal opuesta, surgiendo de la derecha para llegar hasta la izquierda, con lo que afirma su voluntad de levantarse contra corriente, connotando su alzada con claridad el sentido de rebelión contra lo establecido; pero se yergue para incorporarse a la corriente de progreso y ascensionalidad general, no para oponerse a ella y por ello la mirada y la línea de los brazos forman aspa con el cuerpo y apuntan en el mismo sentido de la banda celeste; podemos decir que si las piernas y el torso indican su ligazón con la tierra, en cambio los brazos y el rostro denotan la voluntad y la fuerza interiores y se ponen en línea con el firmamento.
Arturo Ballester recurría con frecuencia a la mitología clásica y el campesino aparece como Prometeo: las cadenas no se las ha roto él mismo, esa entidad ideal que es "el pueblo" ha sido el Heracles colectivo encargado de la tarea; al igual que Prometeo (a diferencia de Ícaro, que sería en otro cartel el motivo usado por Ballester para glorificar a los aviadores) no debe dar la sensación de que el cielo le va a hacer abandonar la tierra, por lo que su anclaje es particularmente reafirmado a través de la exageración de las dimensiones de la pierna derecha (exageración evidente cuando se cae en la cuenta, pero que pasa desapercibida en una visión no analítica), apoyada por el tono más oscuro y pesado de todo el cartel, el marrón de pana campesina de los pantalones.
El mensaje escritural está colocado también en la base y mantiene el doble sentido de la imagen (oposicional/complementario) a través de dos palabras clave, "liberación" y "trabajo". El pueblo ha liberado al campesino y ello le ofrece hermosas perspectivas de futuro (la reforma agraria), pero le pone la condición de un esfuerzo redoblado en su productividad. El texto funciona efectivamente como anclaje de la polisemia icónica; de hecho el sentido del cartel cambia radicalmente cuando la escritura se modifica, como hemos podido comprobar.
Cabe hacer notar, por último, que la visión en tres cuartos del campesino hace participar a la imagen del régimen del discurso ("Yo, campe sino, he roto mis cadenas alzándome contra la opresión y tengo confianza y esperanza en el futuro"), pero también de la del relato ("Mirad cómo el campesino ha roto sus cadenas...."); sin embargo, el mensaje escritural es plenamente discursivo, dirigiéndose directamente al espectador para llamarlo a actuar de cierta manera. Cartel complejo si los hay, es uno de los más interesantes de su autor y permite un funcionamiento solitario de la imagen, sirviendo cada uno de los dos escritos para concretar los múltiples sentidos.