Desde el Sindicato de Oficios Varios de Albacete de la CNT-AIT, y desde su Sección Sindical en la Residencia Alábega, nos dirigimos a toda la clase trabajadora con el fin de hacer pública la lucha que nuestra organización anarcosindicalista ha estado llevado a cabo contra la Dirección Provincial de Bienestar Social de Albacete.
No han sido pocas las veces que la CNT-AIT ha denunciado los servicios mínimos establecidos por el Estado y por las empresas, por resultar insuficientes, pese a lo establecido por la Orden de 04/06/2013, de la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales por la que se regulan las condiciones mínimas de los centros destinados a las personas mayores en Castilla-La Mancha, que modificaba una anterior de 2001.
La situación era tan grave en las residencias que la emergencia sanitaria, producida por el COVID-19, ha hecho visible la falta de atención sanitaria que se contaba para las personas mayores. Esta situación no era ni es una situación aislada, o circunscrita al momento actual, todo lo contrario; muchas residencias se mantenían por los grandes esfuerzos que estaban realizando las plantillas, debido a las grandes cargas de trabajo, a la falta de personal, a la falta de equipamientos técnicos, y sobre todo por el alto consumo de antiinflamatorios por parte de las trabajadoras. Sin embargo, la crisis sanitaria del COVID-19 ha hecho reventar la precariedad que se vivía en este tipo de servicios, y que dependían del esfuerzo de las trabajadoras.
A pesar de esto, en las residencias de mayores solo había un problema, que bien podríamos denominar el infame negocio de las empresas de gestión geriátrica.
Durante estos años, los servicios mínimos de las residencias, a parte de ser insuficientes, no eran capaces de satisfacer las necesidades de las personas mayores, principalmente porque los servicios mínimos habían sido castigados por los recortes, que se habían programado con el fin de apuntalar los beneficios y la estabilidad de las empresas, en un momento donde se está produciendo un envejecimiento cualificado de la población. Se calcula que alrededor de un 75% de las personas que tienen más de 65 años, tienen alguna enfermedad crónica, y un 20% tienen enfermedades mentales.
Esta situación de abandono no es distinta del resto del Estado. El sistema capitalista y su ideología individualista no solamente a fortalecido al aparato estatal sino que ha generado una desestructuración de la sociedad, sobre todo en los círculos de cuidados, solidaridad y apoyo mutuo. Una desestructuración social que ha generado, por un lado, un aislamiento social, y por otro, el fortalecimiento del modelo de negocio y gestión de cuidados de las residencias geriátricas.
Ha fecha del 26 de marzo, de los 4366 fallecidos, 1.517 proceden de residencias de mayores, siendo un porcentaje total de al menos el 37% de los fallecidos en toda España. Solamente en la Comunidad de Madrid han muerto al menos 1.065 personas procedentes de este tipo de residencias.
Y es que el envejecimiento de la población ha desarrollado en nuestro país un sector económico que está viendo aumentar sus beneficios dirigidos a la explotación del negocio de los veteranos de la clase obrera. El negocio de estos centros es enormemente rentable. Durante el año 2020 se calcula que estos grupos empresariales verán aumentados sus beneficios en un 20%. Ha quedado demostrado que el capitalismo internacional no hace asco a este tipo de negocios, y que no solamente ha conseguido encontrar la fórmula de explotar durante más tiempo a la clase trabajadora sino que ha encontrado la fórmula para explotarlos una vez ya no son suficientemente rentables y productivos.
El infame negocio de la salud es aún más repugnante allí donde la clase trabajadora se ve obligada a utilizar este tipo de servicios. A tal extremo esto ha sido así, que los recortes en materia de sanidad han demostrado todo esto. La aplicación de criterios capitalistas sobre la salud no es ninguna novedad. Cuando el beneficio es lo que cuenta, éste siempre es directamente proporcional al ahorro en instalaciones, atención, personal, y equipamiento.
No satisfechos solamente con esto, las personas mayores solo tienen una garantía para conservar la calidad de su atención: las trabajadoras y trabajadores del sector de la salud. Sin embargo, estos trabajadores cada vez más están viendo socavados sus derechos, convenio tras convenio, sin generar ningún tipo de mejora considerable.
Un caso de este criterio capitalista se está implementando enormemente en los Hospitales como protocolo para los ingresos en UCIs. El denominado Triaje o el protocolo de intervención, consistente en seleccionar y clasificar pacientes, es empleado por la medicina de emergencias y desastres. Este protocolo no aspira a satisfacer las necesidades sanitarias de la población de manera particular, sino a salvar una posible crisis de los centros sanitarios. Estos protocolos solo tienen sentido ante una situación de recursos limitados por parte del sistema sanitario actual. Los criterios empleados por los protocolos de medicina de emergencias o de desastres, ya no funcionan con la máxima de salvar el mayor número de vidas, sino con el criterio de que unas vidas son más importantes que otras.
Estos procedimientos de selección y clasificación se podrían caracterizar como triaje de guerra, y que responden principalmente a salvar al mayor número de efectivos utilizables, bajo el concepto de calidad de vida de los pacientes.
Desde el Sindicato de Oficios Varios de Albacete de la CNT-AIT denunciamos estos protocolos -que se podrían definir como protocolos de eugenesia social- dirigidos contra la población más vulnerable. Más aún, cuando estos protocolos se quieren utilizar después de haber destruido el soporte sanitario del que dependía la población, incapaz de soportar la carga de trabajo actual. Además, ésta destrucción del soporte sanitario tiene responsables en todos los partidos políticos y es más que necesario que se busquen responsabilidades en todos ellos.
Uno de los casos más aberrantes es el que ha protagonizado la Conselleria de Salud de la Generalitat de Cataluña y el Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) recomendando a los profesionales sanitarios no ingresar en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) a pacientes de más de 80 años en el marco de la pandemia de coronavirus. Esta recomendación política y sanitaria no puede ser otra que la derivada de este tipo de protocolos infames.
Desde el Sindicato de Oficios Varios de Albacete de la CNT-AIT denunciamos el negocio de la salud y de las multinacionales de la geriatría, y vamos a luchar para que nuestra salud no sea un negocio en manos de las empresas, de las Mutuas Colaboradoras de las Seguridad Social, de la empresas privadas de la Sanidad y del Estado. No vamos a permitir que con nuestra sangre amasen sus fortunas.