No vaya a resultar que quienes no entramos en éxtasis con la sola visión de la rojigüalda ni lloramos emocionados escuchando el himno nacional, seamos llevados ante los tribunales acusados de alta traición.
Si al poner en marcha el televisor nos encontramos con la inesperada imagen de Mariano Rajoy haciendo un llamamiento público en plan mensaje navideño para que el próximo 12 de octubre, fecha en que “los españoles celebramos nuestra fiesta nacional”, todos los españoles saquen su amor patrio del armario, que nadie se alarme, ni se indigne, ni sucumba a la tentación de ridiculizar al patético hombrecillo que juega a ser el jefe del Estado, o del Ejecutivo, o de lo que sea. Por favor, seamos tolerantes con la diversidad y solidarios con el sufrimiento ajeno.
Y es que el pobre Rajoy vive sin vivir en él, abatido y desconsolado, ante la tragedia inminente de que, más pronto que tarde y sin remedio, “España deje de ser España”. Así que, españoles y españolas, no lo dudéis. Mañana, Día de la Hispanidad, Día de la Raza para los nostálgicos, saca esa bandera que guardas en el fondo de tu corazón y veamos quien la tiene más grande. No te cortes, fuera complejos. Celebra con orgullo tu españolidad, “sin aspavientos pero con la cabeza bien alta”, “en casa o en la calle, de forma individual, o con la familia, o con los amigos”, el caso es proclamar a los cuatro vientos la felicidad que nos embarga por pertenecer a esta gran nación y dar gracias infinitas al Altísimo por habernos concedido el don de la españolidad; por no habernos hecho franceses, ni moros, ni chinos…
Celebremos alborozados nuestro desaforado patriotismo hacia la tierra que vio nacer a los Reyes Católicos, al Cid Campeador, a Manolete. Que José Bono saque por un día a España del tuétano de sus huesos para que todos podamos venerar como Dios manda a nuestra Hispania invencible y eterna. Hombres, mujeres, niños; hijos, padres, abuelos…generaciones enteras de españoles, normales y de los otros, rindiendo homenaje al “símbolo de España”. Cuarenta millones de españoles en perfecta comunión de exaltación patriótica, embriagados por la emoción, en posición de firmes y mano en el pecho, mientras resuenan los acordes de ese chunda, chunda, tachunda, chundachunda, chunda, chunda, chun… que nos conmueve hasta las lágrimas.
Españoles todos, salid a la calle y decid alto y claro que sí, que “Somos España”, o que España es nuestra, que viene a ser lo mismo. Desplegar vuestra banderas y no os dejéis en casa esa pancarta que tenemos siempre a punto para las ocasiones. Quien sabe, en cualquier momento puede surgir una manifestación espontánea...
“Y yo me adelanto ya y digo a todos los españoles Feliz día de la nación española, feliz día de la fiesta nacional”
Ahí queda eso.
Si al poner en marcha el televisor nos encontramos con la inesperada imagen de Mariano Rajoy haciendo un llamamiento público en plan mensaje navideño para que el próximo 12 de octubre, fecha en que “los españoles celebramos nuestra fiesta nacional”, todos los españoles saquen su amor patrio del armario, que nadie se alarme, ni se indigne, ni sucumba a la tentación de ridiculizar al patético hombrecillo que juega a ser el jefe del Estado, o del Ejecutivo, o de lo que sea. Por favor, seamos tolerantes con la diversidad y solidarios con el sufrimiento ajeno.
Y es que el pobre Rajoy vive sin vivir en él, abatido y desconsolado, ante la tragedia inminente de que, más pronto que tarde y sin remedio, “España deje de ser España”. Así que, españoles y españolas, no lo dudéis. Mañana, Día de la Hispanidad, Día de la Raza para los nostálgicos, saca esa bandera que guardas en el fondo de tu corazón y veamos quien la tiene más grande. No te cortes, fuera complejos. Celebra con orgullo tu españolidad, “sin aspavientos pero con la cabeza bien alta”, “en casa o en la calle, de forma individual, o con la familia, o con los amigos”, el caso es proclamar a los cuatro vientos la felicidad que nos embarga por pertenecer a esta gran nación y dar gracias infinitas al Altísimo por habernos concedido el don de la españolidad; por no habernos hecho franceses, ni moros, ni chinos…
Celebremos alborozados nuestro desaforado patriotismo hacia la tierra que vio nacer a los Reyes Católicos, al Cid Campeador, a Manolete. Que José Bono saque por un día a España del tuétano de sus huesos para que todos podamos venerar como Dios manda a nuestra Hispania invencible y eterna. Hombres, mujeres, niños; hijos, padres, abuelos…generaciones enteras de españoles, normales y de los otros, rindiendo homenaje al “símbolo de España”. Cuarenta millones de españoles en perfecta comunión de exaltación patriótica, embriagados por la emoción, en posición de firmes y mano en el pecho, mientras resuenan los acordes de ese chunda, chunda, tachunda, chundachunda, chunda, chunda, chun… que nos conmueve hasta las lágrimas.
Españoles todos, salid a la calle y decid alto y claro que sí, que “Somos España”, o que España es nuestra, que viene a ser lo mismo. Desplegar vuestra banderas y no os dejéis en casa esa pancarta que tenemos siempre a punto para las ocasiones. Quien sabe, en cualquier momento puede surgir una manifestación espontánea...
“Y yo me adelanto ya y digo a todos los españoles Feliz día de la nación española, feliz día de la fiesta nacional”
Ahí queda eso.