Pío Moa. Sólo ese nombre serviría para escandalizar a buena parte de los historiadores de este país. Ahora el escritor les ha dado nuevo material fungible: Años de hierro. España en la posguerra, 1939-1945 (La Esfera de los Libros), libro que ayer presentó en Madrid.
Moa reconstruye el franquismo. De nuevo. Con una argamasa tozuda: que el Frente Popular —la coalición de centro-izquierda que ganó las elecciones de 1936— “no perseguía la democracia”. “Era una amalgama de estalinistas, separatistas, racistas del PNV o golpistas como Azaña que no respetó la ley, hundió la Constitución de 1931 y amparó un proceso revolucionario”, explica Moa a Público. La conclusión viene rápido: “Aquellos que hoy defienden la Ley de la Memoria Histórica se identifican con los criminales, los de las checas [las cárceles republicanas]”.
El escritor sigue con el desmontaje. Se encamina al análisis de la primera posguerra. Cómo Franco “se resistió” a la voluntad de Adolf Hitler de que España participase en la II Guerra Mundial o cómo el páramo cultural que se endosaba al franquismo “no existió”: “Fue una época dorada del humor, la música o la literatura”, donde la oposición “ni existía” (el maquis “fracasó”, dice) y “la población estaba contenta”.Moa reconstruye el franquismo. De nuevo. Con una argamasa tozuda: que el Frente Popular —la coalición de centro-izquierda que ganó las elecciones de 1936— “no perseguía la democracia”. “Era una amalgama de estalinistas, separatistas, racistas del PNV o golpistas como Azaña que no respetó la ley, hundió la Constitución de 1931 y amparó un proceso revolucionario”, explica Moa a Público. La conclusión viene rápido: “Aquellos que hoy defienden la Ley de la Memoria Histórica se identifican con los criminales, los de las checas [las cárceles republicanas]”.
Juicios “con garantías”
¿La represión entra en el Diccionario Moa? Sí. Con muchos, muchos matices. Lo primero, las cifras. Las ya asentadas (entre 75.000 y 125.000 fusilados, entre guerra y posguerra) son “pura propaganda”. No hubo más de 25.000 ejecutados, sostiene Moa, basándose en uno de los historiadores oficiales del franquismo, Ramón Salas Larrazábal.
“Aquí la represión se encauzó por vías legales, no como en Europa. Eran juicios con menos garantías que los actuales, pero muchas más que las del Frente Popular. Y con defensa. A nadie se le reprimió por cómo pensaba, sino por lo que hacía. [Lluís] Companys [presidente de la Generalitat de Catalunya desde 1934 y durante la Guerra Civil] no era inocente. Ni tampoco las Trece Rosas, unas jóvenes estalinistas”. El régimen no quería aniquilar al enemigo rojo. No. Sólo hizo algo: “Escarmentarlo”. Palabra de Moa.