Ante el fallecimiento de Fernando Fernán Gómez, desde la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) de Sevilla queremos dedicar unas líneas a su recuerdo, el de un hombre dedicado por entero al arte, abarcándolo en muchas de sus facetas y alcanzando logros notabilísimos. Este miércoles, 21 de noviembre de 2007, ha sido para nosotros un día gris, porque nos ha dejado Fernando Fernán Gómez, autor, actor, director, y profundamente libertario en toda su vida y su obra para todos aquellos que lo quieran leer a fondo y con sentido, como así lo ha querido demostrar en su último gesto, el de abrigarse con una bandera roja y negra en su ataud, en su capilla ardiente del teatro de la Plaza de Santa Ana en Madrid, símbolo del movimiento obrero anarcosindical. Fernando Fernán Gómez, ácrata vital, tuvo siempre una cercanía y simpatía manifiestas hacia el movimiento libertario. No en vano, siendo aún un adolescente, su primera formación artística la tuvo en la escuela de arte dramático que la CNT había organizado en el Madrid de la Guerra Civil, donde recibió clases de declamación de la actriz Carmen Seco, teniendo por compañeros a otros que con el tiempo también fueron grandes actores. Tan temprana formación, unida a su voz profunda, han hecho de él uno de los casos más singulares de nuestra escena. También ha recordado nuestro actor en alguna ocasión las enseñanzas de su tío Carlos, que quería imbuirle las ideas anarcosindicalistas y de la FAI. Su relación con el movimiento libertario y anarconsindical español no acabó ahí, sino que continuó con su presencia en el mitin de la CNT en Montjuic en 1977, y su pertenencia activa en el Sindicato de Espéctaculos de Barcelona adherido a la CNT-AIT, durante la transcisión. Y su último gesto, cuando fue a recoger el premio Goya y realizó en el escenario el gesto libertario de levantar y juntar las manos. Esta cercanía a los ambientes libertarios le acompañará siempre. En Fernán Gómez encontramos una sensibilidad especial hacia los desposeídos, hacia los trabajadores, hacia los inconformistas. No fue un artista de panfletos, ni falta que le hacía. Con su saber hacer nos ha hecho reír, nos ha hecho llorar, nos ha hecho pensar: estamos, por tanto, ante el artista total. Comprometido con su tiempo y con su arte. Le agradecemos, y mucho, que no haya sido un artista de glorias vanas, de escaparate, de modas, un intelectual orgánico con tufo de salones de poder. Llévate, compañero Fernando, un abrazo de los libertarios y anarcosindicalistas, que seguiremos disfrutando y aprendiendo de tu obra, tal vez el mejor homenaje que se pueda hacer a un artista. Sit tibi terra levis.