Jammeh tiene la "romántica" idea de borrar cualquier signo de homosexualidad en su país, por ello ha amenazado con asesinar a todos los homosexuales que no abandonen Gambia en las próximas horas. Esta peligrosísima decisión ha sido tomada porque no está dispuesto a tolerar "actos pecaminosos e inmorales como la homosexualidad" en Gambia, un país "de gente civilizada y creyente" -que asesina impune e inmotivadamente, también debería añadir-.
Jammeh ordenó a los propietarios de hoteles advertir a las fuerzas de seguridad de la presencia de homosexuales. Y no parece que vaya a distinguir entre autóctonos y extranjeros. "Los extranjeros están cordialmente bienvenidos en Gambia, pero no malos elementos", dijo durante un mitin fuera de la capital, Banjul.
Jammeh dijo que su gobierno nunca aceptará a "personas sucias" en un país predominantemente musulmán, con gran admiración por las prácticas culturales y religiosas. Lo que le falta a este presidente es saber distinguir a una persona sucia de una que no lo es, a juzgar por la anuencia con la que se debe mirar al espejo todos los días.
El presidente de Gambia tampoco se cortó un pelo a la hora de atacar a los gambianos, acusándoles de no aprovechar "un montón de oportunidades creadas por mi gobierno", dejando a los extranjeros hacer fortuna en lugar de ellos. Y es que, con un sesenta y nueve por ciento de su población por debajo del umbral de la pobreza, suelen estar ocupados en otras tonterías como hacer muñecos de barro y comerse las cabezas, si quieren quitarse el hambre.
Según el presidente, su gobierno ha destinado más de cien millones de dólares para el desarrollo de Gambia, pero que el noventa y cinco por ciento de esta cantidad se han dirigido a los extranjeros. Bravo, Jammeh, todo un esfuerzo por mejorar la insostenible y peligrosa situación de tu propio país.
Esta descarada vulneración de los Derechos Humanos por parte de Yahya Jammeh, no debe pasar desapercibida como muchos de los atropellos que ha sufrido el pueblo africano a lo largo de su historia. Ahora a ver quien es el lindo que se niega a aceptar que hay un importante número de migrantes que llegan a España al estar perseguidos por su orientación sexual o identidad de género.
Jammeh ordenó a los propietarios de hoteles advertir a las fuerzas de seguridad de la presencia de homosexuales. Y no parece que vaya a distinguir entre autóctonos y extranjeros. "Los extranjeros están cordialmente bienvenidos en Gambia, pero no malos elementos", dijo durante un mitin fuera de la capital, Banjul.
Jammeh dijo que su gobierno nunca aceptará a "personas sucias" en un país predominantemente musulmán, con gran admiración por las prácticas culturales y religiosas. Lo que le falta a este presidente es saber distinguir a una persona sucia de una que no lo es, a juzgar por la anuencia con la que se debe mirar al espejo todos los días.
El presidente de Gambia tampoco se cortó un pelo a la hora de atacar a los gambianos, acusándoles de no aprovechar "un montón de oportunidades creadas por mi gobierno", dejando a los extranjeros hacer fortuna en lugar de ellos. Y es que, con un sesenta y nueve por ciento de su población por debajo del umbral de la pobreza, suelen estar ocupados en otras tonterías como hacer muñecos de barro y comerse las cabezas, si quieren quitarse el hambre.
Según el presidente, su gobierno ha destinado más de cien millones de dólares para el desarrollo de Gambia, pero que el noventa y cinco por ciento de esta cantidad se han dirigido a los extranjeros. Bravo, Jammeh, todo un esfuerzo por mejorar la insostenible y peligrosa situación de tu propio país.
Esta descarada vulneración de los Derechos Humanos por parte de Yahya Jammeh, no debe pasar desapercibida como muchos de los atropellos que ha sufrido el pueblo africano a lo largo de su historia. Ahora a ver quien es el lindo que se niega a aceptar que hay un importante número de migrantes que llegan a España al estar perseguidos por su orientación sexual o identidad de género.