lunes, 23 de junio de 2008

Una carta personal


No suelo arrepentirme nunca de nada, que no quiere decir esto que no cometa errores, pero no suelo arrepentirme…y por eso tengo cosas que decirte y contarte.

Pero contigo es distinto, tu has sido hasta el día de hoy mi mayor quebradero de cabeza, y me arrepiento no sabes cuanto de haberte conocido. Porque cometer errores es humano, pero contigo he repetido una y otra vez… iluso de mí pensando que habría distinto final, y siempre me encontré con la misma realidad, que eres una sanguijuelea, siempre aliado del represor más furioso, del militar más violento, y del clérigo más ortodoxo, con tal de mantener tu vida llena de riquezas e injusticias.

Te alimentas del sufrimiento y del trabajo de los demás, sólo piensas en ti, eres incapaz de respetar y valorar de verdad a nadie porque sólo te interesa lo que eres capaz de sacarle a cada persona, te da igual como se llame, que sexo tenga y en que país viva, mientras tengas tu porción de riqueza todo te da igual. Y si uno te falla no pasa nada, mientras tengas otro esclavo que cubra el hueco sólo te costará unas cuantas lágrimas de cocodrilo, que el papel de víctima depresiva lo haces muy bien.

Eres inmundicia, el peor de los parásitos de esta sociedad, por tus ansias destruyes todo lo humano, lo físico y lo espiritual, todo lo animal y todo lo vegetal, y acabarás con todo lo que haga falta por no ponerte a trabajar. Eres de una clase despreciable, avariciosa, sin moral ni remordimientos, que antepone su bienestar y el de los suyos contra el bienestar de millones, te aprovechas de la vida y de la muerte de tus congéneres... No me des coba, con tus actos benéficos y tus campañas de publicidad, con la que intentas tapar el mal que has hecho. Eres el lobo con piel de cordero, la carcoma para la madera, el cáncer para el organismo, eres despreciable, egocéntrico y te crees intocable...

Vendrán tiempos mejores para nosotros, el viento sobre tu vela te vendrá de proa, porque aunque te pese, tus sindicalistas de mierda somos obreros que piensan, obreros que observan y obreros que actúan, obreros peligrosos para tu bienestar. Reza empresario, reza... para que no llegue el día en que tus obreros esclavos se rebelen contra ti, y no habrá cena benéfica ni spot publicitario con el que puedas nos puedas convencer.

Posdata: Hay lecturas, pensamientos, hechos y acciones que te hacen reflexionar, una de ellas, me inspiró para esta carta. Gracias Anónimo