De cara a la galería y a su electorado progre, se vende laicismo, independencia y aconfesionalismo, pero el gobierno, por boca de su presidente José Luis Rodríguez Zapatero, ha dejado las cosas claras, los acuerdos con el Vaticano no se tocan. De nada sirve que sus mandatarios practiquen una política reaccionaria ni que al frente aparezca un personaje siniestro como es Benedicto (también conocido como Mefisto XVI), el poder eclesial no se toca.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró hoy que el Ejecutivo mantendrá los acuerdos con la Santa Sede, ya que se basan en la indicación constitucional que reconoce una relación especial con la Iglesia católica, aunque afirmó que esos acuerdos pueden 'evaluarse'.
'Los acuerdos pueden evaluarse pero la intención del Gobierno es mantener esa relación con la Iglesia católica porque responde a una realidad que mana de una indicación de la Constitución', dijo Zapatero en una entrevista en la Cadena Ser recogida por Europa Press.
El jefe del Ejecutivo recordó luego, y sonó como un chiste malo, su compromiso con los principios aconfesionales y la laicidad del Estado y recordó que está entre sus planes 'adaptar' la Ley Orgánica de Libertad Religiosa a una 'realidad cambiante'. Palabras y hechos no cuadran.
