lunes, 22 de septiembre de 2008

La extrema derecha siembra el pánico en Budapest


Más de 200 neonazis se enfrentaron este sábado a la policía en Budapest, donde atacaron comercios y oficinas de banco en respuesta a dos manifestaciones pacíficas celebradas poco antes en la capital húngara contra la discriminación, el racismo y el antisemitismo. Las marchas congregaron a 4.500 personas frente al Parlamento convocadas por el organizaciones de defensa de la población gitana sin que se registraran incidentes. Dicho movimiento surgió el 6 de septiembre a instancias de personalidades políticas, artistas e intelectuales, con el objetivo de luchar contra la discriminación social y el racismo. Su formación vino espoleada por la indignación que provocaron los ataques de la ultraderecha contra el desfile del Día del Orgullo Gay en Budapest, en junio pasado. Como forma de oposición a las manifestaciones, un millar de extremistas nacionalistas del partido Jobbik se reunieron a dos kilómetros de la sede parlamentaria, en la plaza de los Héroes. Al final de la concentración, entre 150 y 200 participantes en la protesta atacaron un monumento soviético erigido al final de la Segunda Guerra Mundial y se enfrentaron a la policía, que dispersó a los manifestantes con granadas lacrimógenas. Entre los mensajes de los ultranacionalistas, están el eslogan 'Hungría pertenece a los húngaros' y la necesidad de luchar contra el 'complot judeogitano'. También anunciaron que en las elecciones legislativas que tendrán lugar en 2010 (las segundas tras el ingreso del país en la Unión Europea en 2004) su partido alcanzará el 5% de votos necesarios para asegurarse la presencia en el Parlamento'. Momentos después, los extremistas, con el rostro cubierto y armados con porras, piedras y cócteles Molotov, se reagruparon y continuaron su enfrentamiento con la policía, que detuvo a varias de ellos y procedió a dispersarlos con cañones de agua y granadas lacrimógenas. Entre los objetivos alcanzados por los 'ultras' durante las protestas callejeras, están cristales de comercios, coches, bancos, contenedores de basura, y un coche de la policía, que resultó incendiado. La circulación en el centro de Budapest quedó paralizada por los altercados, aunque su magnitud no es comparable con los que tuvieron lugar en la misma ciudad hace dos años, cuando varios miles de manifestantes de extrema derecha atacaron, ocuparon e incendiaron la sede de la televisión nacional húngara. Los incidentes de 2006 surgieron tras la difusión de un discurso pronunciado a puerta cerrada por el primer ministro socialista Ferenc Gyurcsány, en el que reconocía haber mentido durante la campaña electoral para garantizar su reelección.