Asistimos estos días a una importante ofensiva mediática del ejército español, quien una vez más trata de hacerse propaganda lavando su imagen y ocultando sus verdaderas esencias y los fines para los cuales existe, empleando la figura de la Mujer. En esta ocasión sacan a relucir un aniversario de la admisión de mujeres en su seno y aprovechan hasta las más peregrinas anécdotas para lanzar a los cuatro vientos el mensaje de su supuesta progresía y adaptación a los tiempos modernos.
La verdad es que ya lo dice el refrán: “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Con o sin mujeres, con o sin inmigrantes, con tropas conscriptos o profesionales, los ejércitos –el español o el que sea- no son más que instrumentos violentos y criminales que los poderes que poseen y organizan el injusto mundo en que vivimos emplean a discreción para salvaguardar sus intereses. A pesar de estos disfraces (igualitario, humanitario, social…) la verdadera cara del ejército español la podemos ver en sus misiones en el exterior. Concretamente en su participación en la invasión y ocupación de Afganistán, donde hacen el trabajo de controlar una determinada región para que los aliados norteamericanos dispongan de más efectivos en las actividades bélicas propiamente dichas. Actividades estas que incluyen, como cada vez viene siendo más y mejor sabido, el bombardeo indiscriminado y asesino de la población civil. Para eso está allí el ejército: no para ninguna tarea feminista o caritativa, sino para asegurar el control de un territorio vital para las multinacionales del petróleo.
Con respecto a la cuestión del género propiamente dicha, sucede tres cuartos de lo mismo. El porcentaje de acoso sexual y de violaciones consumadas a mujeres militares en cualquier ejército occidental excede con mucho al de cualquier otro oficio. Hay diferentes estudios estadísticos que lo prueban. El ejército sigue siendo, por su propia naturaleza, una institución retrógrada y machista, por mucho maquillaje que se quiera poner. Y las mujeres que son seducidas por sus cantos de sirena e ingresan en él, a menudo lo hacen a costa de despojarse de una serie de cualidades y valores que no tienen lugar en él. Las entrevistas a las mujeres soldado que el ministerio de defensa español permite que ofrezcan los medios de comunicación de masas, a menudo muestran unos niveles éticos y de análisis de la realidad por parte de estas personas que dan ganas de llorar. Aquí se hace patente el slogan “Mujer, ven al ejército: ¡¡te haremos un hombre!!”