Sus siglas, CCOO, y sus propiedades, en peligro... Les embargan bienes porque son presuntamente unos corruptos.
Hasta ahora eran "liderillos" de más o menos status, uno de ellos fue secretario general de una de las más poderosas federaciones de Comisiones Obreras, a nivel nacional. Fernández Toxo se escudaba en que el "sindicato" amarillo, CC.OO. no tenía implicación alguna en el caso de los ERE, si acaso se trataba de la actitud de "unos pocos". Lo suficiente para que sus acólitos pudiera volver a las empresas con la cabeza alta... según el propio "sindicato". Pues va a ser que no.
A partir del pasado viernes todo ha cambiado, Mercedes Alaya ha decidido el embargo de un inmueble del "sindicato" reformista para atender las fianzas de responsabilidad civil de dos de los imputados en el caso, que están afiliados en la "empresa" de Toxo. Además, en el futuro vendrán más decisiones similares.
Hasta ahora, Toxo, mandamás de CC.OO., había tratado el caso de los ERE como un asunto grave que afectaba a sus compinches de la UGT Andaluza de Pastrana. "Un problema para Méndez" solían decir en "petit comité" el liderillo de CC.OO. Ya no, ahora UGT y CC.OO. comparten responsabilidades civiles con los imputados en el caso. Les embargan bienes porque los suyos son presuntamente unos corruptos.
Se trata del miembro del comité de empresa del Hotel Cervantes de Torremolinos (Málaga) y del secretario general de la Federación andaluza de Comercio, Hostelería y Turismo, Gonzalo Fuentes. Más que sus nombres —que también conviene que se conozcan— lo importante es que han dejado al claro sus métodos en los ERE, propios de la mafia napolitana: Cabrera Molina —como miembro del comité de empresa del hotel— supo que la empresa estaba en dificultades y que pretendía reducir sus efectivos laborales. De acuerdo con el "liderillo sindical" regional de la Federación, le ofrecieron al hotelero un "portfolio" de servicios para "ayudarle" a superar los trámites de autorización, conformidad "sindical" y posterior ajuste de plantilla con "seguro a todo riesgo".
El "compañero" se enquistó como asesor externo de la firma hotelera. Lo compatibilizó con sus cargos "sindicales" y al menos media docena de "sindicalistas" de pata negra de CC.OO. lo sabían perfectamente. El resto fue fácil, Fuentes requirió los servicios de Juan Lanzas, el "compañero" ugetista cuya madre afirma que tiene dinero "pa asar una vaca" y como por arte de magia, el expediente de los ERE se tramitó en tiempo récord. La central vendeobrera CC.OO. cobraba un porcentaje legal.
Gonzalo Fuentes cobró del empresario (hoy día también imputado por prestarse al fraude) y se supone que repartió o comisionó a Juan Lanzas. Quedaba José Cabrera y otro "compañero" del comité, ambos se beneficiaron de una prejubilación en el Hotel Cervantes a la que no tenían derecho. Falsearon las fichas administrativas que acreditan la antigüedad en la empresa y se convirtieron en "intrusos" ese eufemismo con el que distinguimos a los que estafan el interés común y —por si fuera poco— engañan a la clase trabajadora a la que dicen defender.