martes, 20 de mayo de 2014

Paseando por la destrucción de la Amazonia



La tala ilegal de madera es una de las causas que generan más destrucción en la Amazonia, y supone la degradación del mayor bosque primario del que dependemos para la vida como la conocemos. La degradación es mucho más silenciosa, pero muy dañina: es la antesala a la deforestación, una primera vía para la total eliminación de la superficie forestal. 

Y te preguntarás, ¿No se aprobó un reglamento europeo que prohibía la entrada de madera ilegal? Efectivamente, se aprobó, y los países tienen el deber de transponerlo en una ley estatal que haga cumplir el reglamento. En marzo el reglamento cumplía un año y España junto a Hungría y Lituania, siguen sin tener sus tareas hechas

Sigue entrando madera ilegal a Europa. 

La madera más demandada es la madera del árbol del ipé, que además es símbolo de Brasil por su floración espectacular que la hace destacar entre el resto de árboles.



Es una madera de gran resistencia y dureza que se utiliza en obra exterior como muelles, pasarelas, puentes, caminos y otras construcciones. Hay que destrozar mucha selva, abrir caminos para acceder a esta madera. ¡Se estima que hay un árbol de ipé en una superficie de 10 campos de fútbol! Es la nueva caoba, el nuevo wengué africano o la nueva teca asiática: maderas asociadas a conflictos que promueven la destrucción de nuestros bosques.

España, en 2013, fue el cuarto país importador en Europa y quinto a nivel mundial. A pesar de la crisis de la construcción sigue “liderando” la demanda de esta especie controvertida. De esta manera podemos encontrar numerosa obra pública con esta madera. 

Seguramente has podido pasear por alguno de ellas, como por ejemplo la pasarela Pedro Arrupe en Bilbao, el puente de Perrault en Arganzuela, en Madrid, la pasarela peatonal de Labrit en Pamplona, etc.; o incluso centros dedicados a la defensa del medio ambiente, como la sede del Servicio de Medio Ambiente de Zaragoza. Hay otros puentes tan conocidos hechos con ipé como el puente de Brooklyn, o la Pasarela Léopold Sédar Senghor que cruza el Sena en París.

No es un boicot a la madera tropical, de lo que se trata es de que se fortalezca la gobernanza en Brasil en el sector forestal, que se transponga el reglamento europeo para evitar que siga entrando madera ilegal blanqueada, y que las empresas compradoras dejen de adquirir esta madera hasta que tenga garantías. Idem con los sectores que prescriben esta madera: arquitecto/as y diseñadores/as. Que las administraciones públicas pongan criterios serios de compra verde que aseguren que la madera del puente o paseo por donde camino no esté vinculado con la destrucción de la Amazonia.