Había una vez en que, el bloque básico del edificio del patriarcado era la familia nuclear, y pedir su abolición era una demanda radical. Ahora las familias están cada vez más fragmentadas - ¿esto ha extendido el poder de la mujer o la autonomía de los hijos?
Había una vez en que, los medios de masas eran solamente unos cuantos canales de televisión y varias emisoras de radio. No sólo se han multiplicado en una infinidad, si no que están siendo suplantados por otras formas de comunicación como el Facebook, Youtube y Twitter. ¿Pero ha provocado esto un consumo pasivo? ¿Y cuánto control tienen los usuarios sobre estos nuevos formatos, hablando estructuralmente?
Había una vez en que, las películas representaban el sumario de una sociedad basada en el espectáculo; hoy, los video-juegos nos hacen ser la estrella en nuestras épicas disparar-a-todo-el-mundo, y la industria del video-juego hace casi tanto negocio como Hollywood. En una audiencia, al mirar una película todo el mundo está solo; lo más que puedes hacer es abuchear si el argumento te resulta insultante. En los nuevos video-juegos, por otra parte, puedes interactuar con versiones virtuales de otros jugadores en tiempo real. ¿Es esto mayor libertad? ¿Es esto mayor comunidad?
Había una vez en que, se podía hablar de medios sociales y culturales de masas, y donde las propias subculturas parecían subversivas. Ahora la “diversidad” es un premio para nuestros dominadores, y la subcultura es un motor esencia de la sociedad de consumo: cuantas más identidades haya, más mercados.
Había una vez en que, la gente crecía en una misma comunidad igual que sus padres y abuelos, y los viajes podrían ser considerados una fuerza desestabilizadora que interrumpía las configuraciones estáticas sociales y culturales. La vida de hoy se caracteriza por un constante movimiento ya que la gente lucha por mantener las demandas del mercado; en lugar de configuraciones represivas, tenemos un movimiento permanente, una atomización universal.
Había una vez en que, los trabajadores estaban en un puesto de trabajo durante décadas, desarrollando lazos sociales y puntos de referencia comunes que hacían posible los desfasados sindicatos. Hoy, el empleo cada vez es más temporal y precario, ya que cada vez hay más trabajadores saliendo de las fábricas y los sindicatos hacia la industria de servicios y la flexibilidad obligatoria.
Había una vez en que, los medios de masas eran solamente unos cuantos canales de televisión y varias emisoras de radio. No sólo se han multiplicado en una infinidad, si no que están siendo suplantados por otras formas de comunicación como el Facebook, Youtube y Twitter. ¿Pero ha provocado esto un consumo pasivo? ¿Y cuánto control tienen los usuarios sobre estos nuevos formatos, hablando estructuralmente?
Había una vez en que, las películas representaban el sumario de una sociedad basada en el espectáculo; hoy, los video-juegos nos hacen ser la estrella en nuestras épicas disparar-a-todo-el-mundo, y la industria del video-juego hace casi tanto negocio como Hollywood. En una audiencia, al mirar una película todo el mundo está solo; lo más que puedes hacer es abuchear si el argumento te resulta insultante. En los nuevos video-juegos, por otra parte, puedes interactuar con versiones virtuales de otros jugadores en tiempo real. ¿Es esto mayor libertad? ¿Es esto mayor comunidad?
Había una vez en que, se podía hablar de medios sociales y culturales de masas, y donde las propias subculturas parecían subversivas. Ahora la “diversidad” es un premio para nuestros dominadores, y la subcultura es un motor esencia de la sociedad de consumo: cuantas más identidades haya, más mercados.
Había una vez en que, la gente crecía en una misma comunidad igual que sus padres y abuelos, y los viajes podrían ser considerados una fuerza desestabilizadora que interrumpía las configuraciones estáticas sociales y culturales. La vida de hoy se caracteriza por un constante movimiento ya que la gente lucha por mantener las demandas del mercado; en lugar de configuraciones represivas, tenemos un movimiento permanente, una atomización universal.
Había una vez en que, los trabajadores estaban en un puesto de trabajo durante décadas, desarrollando lazos sociales y puntos de referencia comunes que hacían posible los desfasados sindicatos. Hoy, el empleo cada vez es más temporal y precario, ya que cada vez hay más trabajadores saliendo de las fábricas y los sindicatos hacia la industria de servicios y la flexibilidad obligatoria.
Había una vez en que, el trabajo asalariado era una esfera diferenciada de la vida, y era fácil reconocer y rebelarse contra las formas en las que se explotaba nuestro potencial productivo. Ahora todos los aspectos de nuestra existencia se están convirtiendo en “trabajo”, en el sentido de actividad que produce valor en la economía capitalista: sólo mirando tu cuenta de email incrementas el capital de los anunciantes. En lugar de distintos roles especializados en la economía capitalista, vemos cada vez más una producción flexible y colectiva de Capital, y una gran parte de ella no se paga.
Había una vez en que, el mundo estaba lleno de dictaduras en las que el poder estaba claramente impuesto desde arriba y podía ser contestado como tal. Ahora éstas han dado paso a democracias que parecen incluir a más gente en el proceso político, legitimando así los poderes represivos del Estado.
Había una vez en que, la unidad esencial del poder estatal era la nación, y las naciones competían entre ellas para imponer sus intereses individuales. En la era de la globalización capitalista, los intereses del poder estatal trascienden las fronteras nacionales, y el modo dominante de conflicto ya no es la guerra, sino el Estado policial universal. Se usa ocasionalmente contra las naciones pícaras, pero continuamente se aplica contra la gente.
Había una vez en que, se podía dibujar líneas, sin embargo arbitrarias, entre el llamado Primer Mundo y el Tercer Mundo. Hoy el Primer y el Tercer Mundo coexisten en cada metrópolis, y la supremacía blanca ha estado administrada en los Estados Unidos por un presidente afro-americano.